Policías que no roben ni maten

Como el país está concentrado en sus dólares y con la resaca del Carnaval, nadie parece estar poniendo atención a lo que realmente sucede en el cuerpo policial

En solo una semana dos hechos graves han conmocionado la paz en el departamento de Tarija. Los dos involucran a efectivos de la Policía, precisamente la institución que debía darnos la paz y la tranquilidad a todos.

Uno se dio en Yacuiba y todavía está en investigación, pero se habla de hasta cuatro oficiales de diferente grado involucrados en volteos de droga y comercialización directa que conforman una organización criminal completa operando en las fronteras. De momento no se sabe, y probablemente nunca se sepa, si funcionaban como un comando autónomo o forman parte de una “unidad paralela” que maneja todos los rubros en el Chaco…

Mientras, el ministro Eduardo del Castillo “rompe moldes” con su gestión transmitida en vivo por redes sociales y sus videos de autopropaganda

El otro se dio en la capital tarijeña el lunes, cuando una camioneta patrullera de la Policía Boliviana protagonizó un accidente de tránsito, chocó y provocó el vuelco de una vagoneta particular que era conducida por un hombre de la tercera edad. No contentos con eso, los funcionarios a bordo del vehículo oficial se dieron a la fuga sin brindar auxilio al herido, por lo que se presupone que ambos estaban ebrios de calamidad, aunque en el reporte digan “bajo los efectos de bebidas alcohólicas”.

Es difícil decidir cuál de los dos hechos es más grave. Tampoco tiene sentido escalarlos. Tener delincuentes en ejercicio dentro del verdeolivo es altamente preocupante, tener borrachos irresponsables capaz de provocar accidentes y darse a la fuga también. Ambos hechos destapan demasiado las vergüenzas de un cuerpo que ya no puede escudarse ni en que le falta material ni en que sus salarios son bajos.

El problema es de fondo. En el caso de la cédula dedicada al narco el asunto devela la facilidad para cruzar la línea y, si no se prueban otras cosas, la facilidad con la que operan a la vista de su propia institución. La balacera sucedió en una plaza de Yacuiba concurrida a plena luz del día. En el caso de los oficiales borrachos el asunto también tiene que ver con la idoneidad de los sujetos reclutados para brindar seguridad y se lleva al extremo el hecho de la impunidad ¿Cómo es posible que la Policía se de a la fuga?

Como el país está concentrado en sus dólares y con la resaca del Carnaval, nadie parece estar poniendo atención a lo que realmente sucede en el cuerpo policial. Mientras, el ministro Eduardo del Castillo “rompe moldes” con su gestión transmitida en vivo por redes sociales y sus videos de autopropaganda circulando en las plataformas más juveniles.

La Policía necesita una reforma integral, de la mano de la de la Justicia, porque este país se merece tener la tranquilidad de que acudir a la Policía es sinónimo de seguridad y no de lo contrario. El asunto, sin embargo, no tiene que ver con mayor instrucción, sino con la moral y los valores que los oficiales deben observar.

Está muy bien que los policías estén en forma, sin duda es muy necesario, pero sobre todo es necesario que no te roben ni te maten. Es demasiado ligero decir que son hechos aislados.


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