La Asamblea y el mal periodismo

La crisis del sector que ha atomizado los medios y ha multiplicado el periodismo unipersonal no solo tiene que ver con lo periodístico, sino que ha arrasado otras asideras éticas

El Carnaval no puede servir de tapadera para depurar el último escándalo proveniente de la Asamblea Legislativa Departamental de Tarija, que es vergonzante para su actual Directiva, pero también para el gremio de la información, cada vez más urgido de separar el grano de la paja.

El asunto es de corrupción de quinta: La Directiva encabezada por Alan Barca contrata al menos cinco “medios de comunicación” por una cantidad de recursos al mes que a algunos les puede parecer minucias – unos 3.000 bolivianos de media – pero que sumados les sale un jugoso sobresueldo a los involucrados solo en este negocio, pues no hay que hurgar mucho para evidenciar que se trata de medios fantasmas, sin alcance, sin función social, creados específicamente para cobrar esos dineros públicos sin ninguna retribución.

El presidente de la Asamblea, Alan Barca, responsable último de su Director de Comunicación y su Oficial Mayor, a quienes ha acusado del negociete, trata de lavarse las manos como hace con casi todo, sea el déficit de casi dos millones de bolivianos en una institución que no ha aprobado una ley relevante en doce meses, sea con asuntos como la Ley del 45%. Nada nuevo bajo el sol en una institución que se ha convertido en refugio de políticos mediocres, advenedizos, ensimismados u aspirantes a alcaldes.

Curiosamente los diferentes sindicatos y asociaciones de Tarija, que son multitud y de lo más variado, han guardado sospechoso silencio ante la denuncia – como también lo hicieron en los casos nacionales donde se denunció el pago de millones de dólares a otros medios de escaso alcance -, evidenciando una vez más que la crisis del sector que ha atomizado los medios y ha multiplicado el periodismo unipersonal no solo tiene que ver con lo periodístico, sino que ha arrasado otras asideras éticas que no hace tanto tiempo eran el pilar fundamental del oficio.

Sí, este es precisamente un buen momento para recordar y recordarnos: El País es el periódico más antiguo del sur del país que lleva desde 1991 llevándole la información hasta sus manos, en papel y en digital, trascendiendo gobiernos, prefecturas y alcaldías de todos los colores y eso solo se logra por una razón: la independencia que nos da saber que los únicos intereses que honramos son los de Tarija y Bolivia.

Corren tiempos difíciles para el oficio, pero desde luego, la solución no es la hiperatomización ni eso de creer que cualquiera con un celular puede dar una exclusiva mundial o contar lo que pasa día a día en algún lugar. El periodismo es otra cosa.

En El País nos sentimos fuertes para seguir mirando al futuro con optimismo, fortaleza que proviene de las decisiones de gestión, pero sobre todo, de la independencia que te da una marca que solo puede deberse a los tarijeños que nos leen en todas las partes del mundo.

Obviamente que El País necesita apoyo, pero de sus lectores. No nos vamos a cansar de pedirles su ayuda a través de la suscripción digital o ingresando al paquete accionario, pero sobre todo le pedimos que nos lea y nos comparta.

Solo usted puede acabar con el mal periodismo.


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