La mala salud

Mientras los países del entorno tratan de dar un enfoque para optimizar los recursos y mejorar la salud, en Bolivia apenas se administra lo que hay sin tener mayor horizonte

En el vasto mosaico de realidades que conforman la región sudamericana, la disparidad en los sistemas de salud se erige como un elemento crucial que revela las fortalezas y debilidades de cada nación. Bolivia, inmersa en este complejo escenario, hace tiempo que no renunció a dar la batalla en la encrucijada de mejorar su sistema de salud para garantizar un acceso equitativo y de calidad y se limita, apenas, a administrar lo poco que se ha construido.

¿Pero qué hacen los demás? Al observar a nuestros vecinos sudamericanos, surge una perspectiva crítica que invita a reflexionar sobre las lecciones aprendidas y los desafíos comunes.

Chile se erige como un referente en la región con su sistema de salud descentralizado, pero fundamentalmente privado. La descentralización ha permitido una mayor autonomía a las regiones, agilizando la toma de decisiones y adaptándose a las necesidades locales. Sin embargo, la disparidad económica entre las regiones persiste, generando inequidades en el acceso a servicios de salud de calidad.

Los países sudamericanos comparten desafíos comunes en términos de financiamiento y escasez de personal médico

Uruguay destaca por su enfoque en la atención primaria y la prevención de enfermedades. Tal  vez el único de América que intenta prevenir antes que curar. El énfasis en la promoción de la salud ha resultado en una población más informada y comprometida con su bienestar. Sin embargo, la implementación de este modelo requiere una inversión a largo plazo y una educación continuada. Bolivia podría adoptar este enfoque, pero deberá superar desafíos educativos y económicos para promover una cultura de prevención efectiva.

Brasil ha avanzado en la dirección de la universalización de la atención médica a través del Sistema Único de Salud (SUS). Sin embargo, las limitaciones presupuestarias y la creciente demanda han generado tensiones en el sistema. Bolivia podría aprender de estos esfuerzos, pero la expansión del acceso debe ir acompañada de una planificación cuidadosa y una asignación adecuada de recursos para evitar tensiones similares.

A pesar de las diferencias, los países sudamericanos comparten desafíos comunes en términos de financiamiento y escasez de personal médico. La falta de inversión adecuada y la migración de profesionales de la salud han dejado a muchos sistemas al borde del colapso. Bolivia no está exenta de estos desafíos, y abordarlos requerirá una estrategia integral que incluya una asignación eficiente de recursos y medidas para retener y atraer talento médico así como formar más profesionales, aspecto muchas veces limitadas por el corporativismo médico.

En conclusión, la evaluación crítica de los sistemas de salud sudamericanos proporciona valiosas lecciones para Bolivia. La descentralización, la atención primaria, la universalización y la gestión eficiente de recursos y personal son pilares esenciales que pueden guiar la transformación del sistema de salud boliviano. Al mirar hacia el futuro, la colaboración regional y el intercambio de mejores prácticas se presentan como herramientas vitales para construir sistemas de salud más sólidos y equitativos en toda Sudamérica. La salud de nuestra gente depende de nuestra capacidad colectiva para aprender y mejorar.


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