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San Roque y los buenos cuidadores

El perro tiene cada vez más la función de compañía y menos funciones específicas como de protección o guardia

En Tarija la celebración de San Roque tiene una dimensión particular. Hoy es el día grande de un festejo que continuará hasta septiembre, donde la parte folclórica ha eclipsado a lo puramente espiritual, pero que está presente en los miles de chunchos promesantes que estarán en la calle acompañando al santo en las procesiones y sobre todo, el día grande del Encierro. Al margen de cualquier connotación excluyente, siempre será una buena noticia que miles de ciudadanos se comprometan con ser de alguna forma mejores aun por interés o necesidad.

En sociedad occidentales “muy modernas” ha empezado a tomar un cariz surrealista: cada vez hay más perros y menos niños

En el resto del mundo de ascendencia católica, y también en Tarija, San Roque ha tomado la connotación de ser el patrón de los animales domésticos y en particular, del perro, sin duda el animal de compañía por excelencia cuyo cuidado está hoy más supervisado que nunca, afortunadamente.

El perro ha sido desde siempre el “mejor amigo del hombre”, pero eso no quiere decir que siempre haya estado bien considerado. El roce precisamente ha provocado que sea en innumerables ocasiones el foco de la crueldad humana, y aún hoy se siguen registrando casos de brutalidad extrema y hasta envenenamientos masivos.

El perro tiene cada vez más la función de compañía y menos funciones específicas como de protección o guardia. Puede convertirse en un “regalo original”, en un capricho elocuente o en una suerte de experimento social para que los hijos “aprendan” responsabilidad y constancia al hacerse cargo de una mascota. Muchas veces esto sale mal, o el capricho pasa de moda, o el regalo no agrada, y se convierte entonces en una carga que suele acabar botada en la carretera, atropellada, sacrificada precozmente o, en el mejor de los casos, en un hogar.

En sociedad occidentales “muy modernas” ha empezado a tomar un cariz perverso más que surrealista: cada vez hay más perros y menos niños, y muchas parejas prefieren hacerse cargo de un can que de un hijo.

Son innumerables las campañas que se han lanzado para evitar que los perros sigan siendo un objeto comercial sometido a las lógicas de mercado, del capricho y la apetencia, del aburrimiento y el consumo rápido, aún así, los refugios siguen saturados y las calles repletas de perros abandonados o que simplemente tuvieron que aprender a sobrevivir con lo que encontraban.

En esta tierra predilecta de San Roque, que ha logrado convertir su culto en Patrimonio Intangible de la Humanidad, tal vez sea buena idea tratar de ser la primera ciudad de Bolivia con tasa de abandono 0, donde no solo los poderes públicos se involucren, sino que todas las familias y vecinos seamos capaces de atender las necesidades y contribuir a erradicar este asunto que más que un problema, se trata de una tara social con consecuencias.

Valga la reflexión a modo de felicitación también de todas las mascotas y reconocimiento de sus buenos cuidadores, que al fin y al cabo son mayoría, aunque lamentablemente siempre acabemos poniendo el ojo en los malos.


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