Fitch, Bolivia y las cosas del sistema

Las Agencias de Calificación son, básicamente, la herramienta que garantiza la perpetuación del sistema, aunque tengan razón y falten dólares

Unos se han esforzado más que otros porque llegara este momento, pero ya está aquí. Las agencias de calificación, empezando por la europea Fitch, han empezado a bajar la calificación de riesgo de Bolivia, lo que de forma inminente supondrá un encarecimiento de la deuda a contratar y una reducción de la inversión extranjera. Gajes del oficio.

En concreto, Fitch ha rebajado la calificación de B a B-. En su propia escala de corto plazo, B significa que es: De carácter especulativo y el deudor tiene una capacidad mínima para cumplir el compromiso y vulnerabilidad a corto plazo de los cambios adversos en las condiciones financieras y económicas, así que el matiz del negativo (-) solo acentúa un poco más la mala consideración, que no es la peor, pues hay escala C (La posibilidad de impago es alto y el compromiso financiero del deudor dependen de condiciones empresariales y económicos favorables) y D (El deudor está en Suspensión de pagos, ya que ha fracasado en sus compromisos financieros); mientras que en el largo plazo es, básicamente, lo que se conoce como “bono basura”.

Lo que sí es inmediato es que cualquier emprendimiento industrial hoy en Bolivia que necesita financiación internacional, será más caro

Las Agencias de Calificación son, básicamente, la herramienta que garantiza la perpetuación del sistema: quien quiera tener una calificación de su país o su negocio debe, de entrada, pagar unos buenos recursos a una de las tres calificadoras mundiales que controlan el 95% del negocio: Moodys y Standard and Poor estadounidenses y Fitch, también con matriz norteamericana pero de origen británico; a partir de ahí, los países ricos y las empresas grandes obtienen grandes calificaciones mientras los pobres, malas, lo que se traduce en tasas de interés en los créditos y bonos. El mercado mismo.

El día que quebró Lehman Brothers en 2008 seguía con calificación AAA, parecido a lo que le acaba de pasar al Banco de Silicon Valley, arruinado por la sobreexposición a las empresas tecnológicas que llevaban años alimentando su burbuja con los bajos tipos de interés y que no han soportado un incremento. Aún así, siguen dándoselas de intocables.

Tomando en cuenta esto y su rol especulativo mundial, tampoco es que digan mentiras ni que el informe sea el resultado de esa campaña más o menos coordinada que pretende aterrorizar a los ahorristas para provocar una corrida bancaria de la que nadie saldría beneficiado, las Reservas Internacional Netas han caído demasiado y las medidas puestas en marcha para reflotarlas van a tardar en dar resultados más de lo previsto.

Lo que sí es inmediato es que cualquier emprendimiento industrial hoy en Bolivia - para el litio, para el gas, para la urea o para lo que sea -, que necesita financiación internacional, será más caro y por ende, menos viable; mientras que colocar ese proyecto en un país triple A que compre el litio a miles de kilómetros será más barato mientras los dólares se quedan en algún paraíso fiscal o debajo de algún colchón.

Sin duda, las cosas del sistema a las que la globalización y la pérdida de conciencia nacional nos ha acostumbrado.


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