Los cobardes guerreros digitales

Posiblemente les suene ventajista, pero recomendamos acudir medios conocidos donde los periodistas y los propietarios damos la cara, con su línea editorial publicada y donde, para bien y para mal, padecemos los mismos rigores que el pueblo al que queremos informar

La constatación de la existencia de guerreros digitales operando a través de las redes sociales para beneficiar a uno u otro político ha liberado una buena cantidad de escándalo. Esta vez las iras se vuelven contra el gobierno de Luis Arce, como en su momento se volvieron hacia el de Jeanine Áñez, que contrató a una conocida empresa del rubro de la desinformación para afianzarse en el poder (en las redes), y como puntualmente se han vuelto contra otras alcaldías y gobernaciones, pues es vox populi que cada uno de ellos mantiene un pequeño ejército de guerreros digitales, que si bien no siempre generan noticias falsas para perjudicar a los rivales, sí se movilizan en masa para apoyar o atacar a los críticos y efectivamente, son funcionarios públicos quienes operan.

El escándalo está servido porque es el expresidente Evo Morales el que se ha sentido más atacado por estas prácticas que ciertamente se instituyeron en su gobierno, pues él mismo pasó de demonizarlas a convertirse en usuario habitual mientras equipos coordinados celebraban y gritoneaban digitalmente.

El asunto no es menor y no es difícil de demostrar, aunque Facebook – Meta haya borrado parte de las evidencias. Una cosa es tener un pequeño ejército de comunicadores dedicados a jalear la gestión y gritar jallallas y otra distinta es tener funcionarios públicos dedicados a hacer memes e insultar a adversarios políticos. Es moralmente reprobable que los partidos anden en esas por mucho que “lo hacen todos”, pero es ilegal pagarlos con dinero del Estado.

El asunto de fondo, en realidad, pone en evidencia la vulnerabilidad de la opinión pública y la necesidad de sostener medios independientes en los que informarse, aún con sesgos. Meta – Facebook ha eliminado un buen puñado de cuentas y bots acusados de coordinar su influencia en favor de unos y en detrimento de otros, todo esto sin debido proceso ni presunción de inocencia, pues para eso es una empresa privada y hace lo que quiere. Un tic autoritario y un baño de realidad para aquellos que piensan que las redes sociales son un espacio “democrático” donde todos son iguales y todas las opiniones valen lo mismo y pueden llegar a cualquiera. Elon Musk ya lo había dejado claro en twitter.

Hay algo además más reprobable en la actitud de Meta – Facebook, pues ha eliminado un buen número de cuentas, pero no ha devuelto las ingentes cantidades de recursos que esas mismas cuentas fraudulentas han gastado para que Meta – Facebook pusiera en los ojos de sus usuarios una desinformación que ahora considera falsa. Sin duda, es demencial.

Si algo puede salir de esto es que todos podamos ser más conscientes de lo que se pelea en las redes, de lo que genera la polarización y de que todos somos vulnerables a ataques y a caer en engaños de los que después, Meta – Facebook no se hace cargo.

Posiblemente les suene ventajista, pero la recomendación siempre será que se informen en los medios conocidos, donde los periodistas y los propietarios damos la cara, donde se publica diariamente la línea editorial y donde, para bien y para mal, padecemos los mismos rigores que el pueblo al que queremos informar.

Cada uno es libre de informarse donde quiera, pero por favor, contraste la información y no de por cierto nada de lo que nadie se hace cargo.


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