Yacimientos y el indulto del gas

Bolivia tiene la última oportunidad para aprovechar su gas de forma estratégica, pero ni YPFB ni el Gobierno parecen querer tomar medidas audaces

Una vez descontados los componentes especulativos del precio del crudo a nivel mundial luego del impacto de la guerra de Ucrania y más precisamente, de las sanciones impuestas a Rusia por la Unión Europea, que básicamente han acabado pagando ellos mismos, el barril de petróleo West Texas Intermediate (WTI) de referencia para América viene cayendo paulatinamente desde mayo, cuando se alcanzaron los 110 dólares. En la actualidad ya ha perdido los 80 dólares y podría seguir bajando a medida que se vaya presionando a diferentes países para que aumenten su producción al margen de lo definido por la OPEP, que se ha negado a ello por motivos de más largo alcance y que tienen que ver con la estrategia contra el cambio climático.

Y es que el asunto es de fondo. Los países europeos no lograron incluir compromisos para acortar los plazos que conlleven al abandono definitivo de los combustibles fósiles en la resolución final de la COP 27 celebrada en Egipto, pero el compromiso de las grandes marcas de autos, por ejemplo, es avanzar rápidamente hacia la producción total de vehículos eléctricos autónomos y con las mismas prestaciones que los tradicionales, mientras que las grandes eléctricas siguen apostando a las energías renovables aun con el costo que implican.

En esas, falta por ver cuál será el último movimiento de las grandes petroleras y los países que viven de ello para tratar de mantenerse a flote, pues no todas están apostando a la transformación ni tienen pensado desaparecer.

En la discusión no está YPFB, pero podría. Bolivia debe importar carburantes porque produce poco hidrocarburo líquido como para soportar más refinerías, pero sigue teniendo potencialidad de gas natural, que es el único de los combustibles fósiles indultado por la comunidad internacional, al menos hasta 2050.

Este periodo aparentemente corto parece haber desanimado definitivamente a las petroleras tradicionales a invertir en proyectos de exploración convencional en el territorio nacional en las condiciones fijadas, lo que efectivamente está haciendo un roto a las cuentas del Tesoro General de la Nación a medida que se va conformando la tríada del perfecto fracaso circular: No hay mercados porque no hay reservas porque no hay inversión porque no hay mercados.

En este contexto sorprende la inacción de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), que todavía no ha planteado una incursión en la materia no convencional, como Vaca Muerta en Argentina, que tire del sector y justifique nuevas inversiones necesarias para abrir nuevos mercados, no solo las plantas de industrialización en el Chaco sino proyectos de regasificación en Perú o hasta la utilización de la hidrovía para llegar al mercado mundial del gas licuado en barcos metaneros.

El margen de maniobra es cada vez menor, por lo que está en manos del gobierno y de Yacimientos tomar las medidas audaces para impulsar el sector en lo que parece ser su último tren. Avancemos.

Destacado.- Se va conformando la tríada del perfecto fracaso circular: No hay mercados porque no hay reservas porque no hay inversión porque no hay mercados


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