Luchas de la mujer boliviana

Nada cambiará si no se aborda de una buena vez la deconstrucción de un modelo machista y patriarcal en la relación cotidiana

Hoy se conmemora el día de la Mujer Boliviana, un día como tantos creado al margen del calendario internacional – que en este caso sería el 8 de marzo – y, sobre todo, utilizado durante demasiado tiempo para perpetuar una determinada imagen de la mujer, y donde abundaban las rosas, los poemas y otras zalamerías.

Sin embargo, todo cambia, y en Bolivia, como en el resto del mundo y con Sudamérica como un motor clave de los feminismos, la fecha se ha convertido en un motivo más para repasar la situación de la igualdad y reivindicar los derechos que aún hoy, son ignorados por la otra mitad del país.

Bolivia es uno de los peores países del mundo para nacer mujer, las tasas de violación y feminicidio son altísimas, como también el de embarazo adolescente, y todas tienen el mismo patrón, pues no se trata solo de cifras y de exigir medidas a quién sabe qué ni quién; lo que urge es cambiar un modelo de convivencia social en el que la mujer sigue siendo el eslabón más débil, el que no se respeta y el que tantas veces se quiebra.

Nada cambiará si no se aborda de una buena vez la deconstrucción de un modelo machista y patriarcal en la relación cotidiana. Unas pautas que se absorben con demasiada facilidad en el seno de la familia, se normalizan en la escuela y se empiezan a reproducir ya en la adolescencia, donde cada vez aparecen más casos graves de abusos y se extiende una forma de relación entre parejas jóvenes viciada.

Evidentemente es la educación, y no solo la del colegio, la que hay que corregir para ponerla al servicio de la construcción de un mundo más igual y más mejor. Mientras tanto, porque lo de la educación es a muy largo plazo, todo suma. Predicar con el ejemplo es clave y en esto los políticos tienen aún demasiadas tareas que hacer.

Fue bonita aquella Ley que garantizaba que el 50 por ciento de las candidatas a los órganos legislativos fueran mujeres, pero no pasa nada con los ejecutivos, que son electos, ni con los gabinetes de todos los niveles. No hace tanto se rozaba la paridad en casi todos y hoy apenas se cuenta con cuatro ministras de 17 carteras, por ejemplo. O cómo menos del 20 por ciento de los órganos legislativos, que son paritarios, son gobernados por mujeres, por otro ejemplo. O cómo alguien hizo campaña proclamando mujeres cabezas de lista al senado y a la hora de la verdad, se coló un varón. El ejemplo es demasiado importante a todos los niveles.

Por otro lado, es urgente que los pocos medios que existen para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, que significa mucho más que una agresión física, se activen. No es preciso andar todos los meses prometiendo planes integrales y reformas de calado, lo que es preciso es que los protocolos acordados se apliquen, sea para proteger a una potencial víctima, sea para no revictimizar a una niña.

Hoy es un día de orgullo de ser mujer, de reivindicar el papel clave que desempeñan en la sociedad. Puede ser un día para celebrar, pero, sobre todo, es día para recordar que muchas ya no están, que algunas bajaron los brazos, pero que la lucha sigue, porque vale la pena.

Feliz día a todas las mujeres bolivianas, y feliz lucha.


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