La Paz y la libertad

Al final no es el número lo que define ni la capitalía, ni la mística, ni el sentido de Estado y La Paz debe ser capaz de canalizar sus capacidades y ponerlas al servicio de un país más más rico en tanto mejor nos conocemos

No hay duda de que La Paz sigue siendo la gran referencia de nuestro país en el mundo; sus raíces aymaras, el concepto andino y altiplánico se identifican perfectamente en un departamento que igualmente sigue siendo muy desconocido en su plenitud por el resto del país y del mundo ante el impresionante magnetismo del lago Titicaca y de la propia ciudad, surrealista en cada calle, con la emergencia del que quiere crecer sintiéndose en cada esquina, y con una suerte de locura desordenada y poco creativa que completa un paisaje original y genuino. Pero La Paz es muchas más cosas.

No es solo su condición de sede de gobierno, que evidentemente le hace pasar por todos los traumas de la capitalía donde se concentran las demandas y los grandes tumultos, sino que el fragor de cada batalla se siente también en sus miles de calles y esquinas, donde cada esfuerzo cuenta.

La Paz ha vencido sus propios complejos y vive en permanente desafío con las leyes de la física y hasta de la biología, con su esfuerzo han sido capaces de construirse y proyectarse al mundo desde los pies del Illimani dejando postales únicas. El último ha sido el Teleférico, que sin duda ha cambiado para siempre las sinergias de la ciudad para bien y para mal. Aún así, como todos los departamentos, tiene mucha tarea que hacer.

La Paz sigue siendo crisol de la cultura boliviana y cada día abre sus brazos a familias y jóvenes emprendedores que llegan a la capital con toda la ilusión de seguir creando valor y futuro. Nada es fácil en La Paz, pero te da la posibilidad de pelear, que es lo honesto. Ahora, en estos tiempos polarizados, la agresividad propia ha dejado de ser una seña de identidad exótica y más bien se ha convertido en un elemento incómodo para los visitantes, y también para los propios.

La Paz está a punto de sufrir una gran transformación para la que no parece estar preparada, pues tan pronto se realice el censo de población y vivienda quedará en evidencia que ya no es el departamento que más crece ni el más poblado, sino que la energía vital se ha desplazado al oriente cruceño. Algo que es una verdad a gritos y sobre la que se debe construir el nuevo escenario. Que esto pase no quiere decir que vaya a perder privilegios de ser sede de gobierno ni nada por el estilo, pero sí deberá esforzarse por entender más las cosas que pasan fuera de su plaza Murillo. Ya los hechos de 2019 dejaron una seria advertencia.

Al final no es el número lo que define ni la capitalía ni la mística ni el sentido de Estado y La Paz debe ser capaz de canalizar sus capacidades intelectuales y productivas y ponerlas al servicio de un país más grande y más rico en tanto mejor nos conozcamos y nos entendamos. La Paz va a seguir siendo el centro neurálgico de la vida nacional, solo que ahora lo será más conscientemente.

Larga vida a un departamento libre y batallador que supo ganar su independencia con determinación. Desde estas páginas editadas en los confines de la Patria, donde también hay paceños, deseamos un feliz día a toda la paceñidad.

DESTACADO.- Larga vida a un departamento libre y batallador que supo ganar su independencia con determinación


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