La decencia del Fiscal Tito y su paso al costado

El Fiscal Departamental renuncia detallando presiones políticas y negligencias profesionales y se compromete con el esclarecimiento del caso Mariscal

Hace falta ser muy coherente o muy inconsciente para decir lo que ayer dijo el ya exfiscal departamental de Tarija, Wilson Tito, que durante el año que ha estado al frente del Ministerio Público ha dado muestras de su valía profesional, y en su renuncia, de valentía política.

Tito ha dado un paso al costado apenas un día antes de cumplir un año en el cargo para el que fue nombrado por el Fiscal General Juan Lanchipa, a quien le agradeció la confianza. Igualmente tuvo palabras de consideración para la presidenta del Tribunal Departamental de Justicia, Jenny Cortez, y para el excomandante de la Policía Departamental, Sadid Ávila, las dos instituciones que junto a la propia conforman las tres patas del banco de la Justicia, cada vez más cuestionada en el país precisamente por las mismas denuncias que ha hecho Tito en su despedida. Una despedida ante los medios que no era necesaria, lo que hace que tenga aún más valor lo señalado.

Tito ha hablado específicamente de presiones políticas para hacer o deshacer, y ha dejado ejemplos concretos: entregar obras o hacer proyectos con autoridades opositoras; no enjuiciar a los cívicos por los paros y no abrir procesos contra determinadas autoridades, el ABC de la injerencia política.

“No puede ser que personas que han estado en el otro lado, ni siquiera del MAS, arrimadas, tránsfugas, que no tienen sentido del valor, sentido de amar esta patria chica que es Tarija tengan que ir y destilar veneno hacia autoridades nacionales, pero con falsedades y mentiras, intereses mezquinos de ciertas autoridades y no estoy dispuesto a poner de nuevo, yo estoy en otra cosa”, dijo Tito en su despedida reivindicando su integridad, porque sí, Tito viene de hacer una larga carrera como abogado y también como político de las catacumbas del MAS Tarija, en la Gobernación de Lino Condori y en la Asamblea, pero que en su primer cargo con verdadera proyección pública ha sabido administrar con ética de trabajo y profesionalidad.

Y es que Tito ha hablado también de negligencias profesionales y manejos turbios en la propia fiscalía, de profesionales “en paños menores” y de pruebas arruinadas y casos en los que se operaba para no avanzar.

Pero de todo, el asunto con más claroscuros del que ha hablado dejando puertas abiertas es precisamente su compromiso con el caso Mariscal y cuya vinculación sin duda deberá explicar a mayor profundidad para que el caso se esclarezca, algo a lo que se comprometió señalando “corresponsabilidad” con instituciones nacionales. Tito aseguró que fue quien inició el caso Mariscal hace ocho años con una denuncia – se sabe que era vecino del barrio donde Mariscal fue visto por última vez – y que ha sido quien lo ha reabierto con otra figura penal. “En este caso yo veo intereses de toda naturaleza” ha dicho luego de constatar que el caso no avanzaba por lineamientos opacos que más temprano que tarde habrá que desvelar.

Wilson Tito da un paso al costado para salvaguardar su integridad moral, algo que se ve demasiado poco en este país, lo cual le honra, pero su presencia pública se hace hoy más relevante y necesaria que nunca, por la dignidad de la Justicia, y por Cristian.


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