Pandemia y escuela

En el país no somos conscientes del daño que se está haciendo a toda una generación. El nivel de vacunación en el país sigue siendo muy bajo y el tiempo pasa volando. ¿Estará todo listo para retornar en 2022?

Definitivamente, o mucho tendrían que cambiar las cosas, el curso va a terminar sin que haya un retorno formal a las aulas por parte de los estudiantes bolivianos. El Ministerio parece haber levantado ya las manos de esa opción y cada colegio en cada departamento o región hace lo que buenamente puede en función de su realidad sociológica. El proyecto de educación a distancia utilizando las redes públicas de televisión y radio ha tenido poco éxito y aquellos colegios que mantienen clases virtuales son muy conscientes de las carencias curriculares que están soportando los alumnos, pero no parece que eso vaya a cambiar en nada la situación actual.

Y es que ni siquiera se ha hecho el ejercicio de discriminar por edades, entendiendo que son los más mayores quienes sí necesitan que la escuela les enseñe reglas ortográficas y gramaticales, fórmulas matemáticas y teoremas filosóficos, conceptos sin lo que no deberían ingresar a la Universidad; aunque también los menores tengan la necesidad de ejercitar sus funciones motrices finas y sus habilidades sociales.

Por el momento son ya prácticamente dos años sin tener educación regular, al menos en Tarija, pues desde que estalló el conflicto político de octubre las clases dejaron de ser normales, pero además tampoco se recuperó el tiempo perdido como se aseguró que se haría. 2020 se canceló y 2021 ha quedado a merced de la suerte.

En poco tiempo, por tanto, nos encontraremos con la generación peor formada de la historia, con lagunas importantes en los conceptos y procedimientos que se debían aprender, con menos habilidades sociales y motrices, y, eso sí, muchas más horas de televisión, computadora, celular o lo que sea que las anteriores.

Es incalculable la cantidad de jóvenes que a estas alturas ya habrán abandonado sus estudios y habrán ingresado de forma precaria al mercado laboral, del que difícilmente remontarán con los años. La OCDE tiene una fórmula para estimar, en función de cada país, como afectará al crecimiento del PIB los años estudiados por el conjunto de sus ciudadanos, para Bolivia el retroceso será grande.

Aun así, el debate no ha iniciado. Se ha amagado varias veces, pero siempre se ha abortado rápidamente ante la negativa de los padres más ruidosos a devolver a sus hijos a las ánforas, sin atender especialmente a los criterios científicos. Se pide por ejemplo una vacuna para los niños que no está homologada a nivel mundial, ni recomendada, pues no deja de estar en fase de experimentación donde se ha logrado un prototipo en un periodo de tiempo extraordinariamente corto.

Ni siquiera se han enfocado medidas que garanticen una mejor bioseguridad en las escuelas, baños mejores, aulas más espaciosas y menos masificadas, etc. La única discusión ha sido, y sigue siendo, como distribuimos los miserables pesitos del desayuno escolar entre las familias…

En el país no somos conscientes del daño que se está haciendo a toda una generación, pero convendría que todos los actores se concentraran en aportar soluciones, crear seguridades y alternativas exitosas. El nivel de vacunación en el país sigue siendo muy bajo y el tiempo pasa volando. ¿Estará todo listo para retornar en 2022?


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