La potencia del Gran Chaco

Su ubicación territorial, su clima despampanante y sus entrañas ricas de hidrocarburo hacen del territorio chaqueño un territorio de enorme potencial económico y humano

Celebrar el 12 de agosto en una Región Autónoma con aspiraciones es una falla conceptual de esas que se toleran en nombre de la tradición, como culminar el Carnaval de Oruro en la gruta de la Virgen o festejar por todo lo alto a Luis de Fuentes, en cualquier caso, las efemérides sirven para reflexionar sobre el futuro más que sobre el pasado que ya no podemos cambiar.

El Gran Chaco hoy ya no es aquel territorio que luchó para ser considerado al menos provincia en aquellos tiempos en los que las fronteras eran grandes espacios vacíos y desconocidos donde apenas incursionaban algunos aventureros. Esa sigue siendo la esencia de un territorio olvidado y golpeado más allá de sus últimas tendencias de nuevo rico.

El Gran Chaco es uno de los territorios con más potencialidad del país.

Lo es por su caprichosa ubicación en estos kilómetros que fueron desde siempre fuente de disputa entre pueblos y entre naciones, y que finalmente le han dejado descansando sobre dos fronteras, más formales que culturales o sociales.

Lo es por su magnánimo clima que no deja a nadie indiferente ni en invierno ni en verano, pero que es responsable de las condiciones de vergel que tiene la zona, capaz de sacar máximos rendimientos a la tierra, siempre que la tierra tenga unas pocas condiciones de agua.

Lo es también por sus bulliciosas entrañas, el rico subsuelo repleto de hidrocarburos que dejaron atrapados en bolsones los caprichosos plegamientos de la placa tectónica y el subandino sur y que convirtieron al Gran Chaco en el inicio de una enorme planicie que se extiende hasta el Atlántico.

Lo es por muchas cosas más. Por un pueblo valeroso que nunca le ha tenido miedo a lo desconocido, ni a la incertidumbre, ni al no saber, y que de a poco se ha hecho un nombre dentro de Bolivia sin añoranzas ni falsos anhelos victimistas. El Gran Chaco vivió la más cruenta guerra del siglo XX y nadie llora, más al contrario, recuerdan orgullosos las gestas y con humor las desinteligencias.

Falta canalizar el potencial, eso lo sabe un pueblo que luchó por la autonomía y acabó aceptando el experimento de la autonomía regional en favor de la concordia, sin temor a que cuando aquello se quedara pequeño pelearía de nuevo por lo siguiente, pero que no ve las promesas correspondidas.

Hay en el Gran Chaco un par de cosas que funcionan bien a pesar de las sospechas, como el Fondo Rotatorio; hay demasiadas que funcionan mal, como la planificación hidráulica, y otras que se convirtieron en verdaderos quebraderos de cabeza, como las docenas de obras inservibles que para una región poderosa planificaron quienes debían desarrollar la autonomía y se perdieron en obras ornamentales y de entretenimiento.

La efeméride sirve para recordar lo que se hizo bien y lo que se hizo mal, la sensación general en Tarija es que se peleó demasiado por cosas pequeñas y se perdieron oportunidades de hacer cosas grandes. Ahora que los recursos están en horas bajas es hora de no fallar. No queda mucho tiempo para evidenciarlo.


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