Prepararse para el nuevo gas

Cuidar las fronteras, blindar los mercados y garantizar la competencia interna a través de un flujo regular de recursos deben ser prioridad

Más allá de lo que la Gobernación de Tarija y la Asamblea Departamental definan sobre los proyectos de inversión en San Telmo y Astillero, cuyos retornos proyectados se antojan optimistas y el consenso no se ve todavía nada fácil, Tarija debe prepararse para enfrentar nuevas situaciones relacionadas a su gas y evitar colapsos como los recientes.

En Caipipendi no está todo dicho: Margarita, Boicobo o Boyuy pueden seguir dando “alegrías” extractivas en el corto plazo. Lo propio con Huacareta, Iñiguazú, Aguaragüe Centro y otras áreas de cierto valor cuyos proyectos están avanzados. Sin embargo, siguen faltando instrumentos jurídicos que reduzca incertidumbres y potencie los buenos resultados.

Uno de los instrumentos más necesarios pasa por la delimitación fronteriza y todo lo relacionado a la unitización de campos y demás. Huacareta está en el límite fronterizo y no se puede volver a vivir una situación amarga como la vivida con Margarita – Huacaya, en la que Tarija salió perdiendo frente a Chuquisaca y, en general, Bolivia perdiendo ante Repsol.

Otro instrumento más necesario si cabe es el de la creación del Fondo de Estabilización, Fondo Rotatorio o cómo sea que cada cual quiera denominar. Básicamente se trata de un fondo de ahorro que estabilice los presupuestos respecto a los vaivenes del mercado, es decir, que se fije un techo presupuestario de regalías de acuerdo al precio y volumen de gas exportado dentro del Plan Operativo Anual, y en caso de que el valor real lo supere, llevar esos excedentes a un fondo que incentive otras actividades y que, de necesitarse, pueda aportar la liquidez necesaria a las cuentas tarijeñas.

El mecanismo funciona muy adecuadamente en países como Noruega y permitiría no estar expuestos a la caprichosa cotización del barril WTI, sino controlar mejor el gasto social alineado a los recursos que ingresan, y que serían estables en el futuro – algo muy necesario para el Prosol, las canastas alimentarias, el Sedeges, etc., - sin provocar las crisis e impagos de los últimos años.

El tercero es el que se relaciona con la industrialización. El gas cada vez menos va a ser demandado en los mercados vecinos, por lo que se va a convertir en importante su transformación en productos acabados. Claro, el plástico, pero un plástico que se adapte a las nuevas exigencias del mercado que ya no tolera el de usar y tirar.

Tarija tiene que tener clara su estrategia y ver de que forma va a aprovechar ese tirón, como va a conseguir recibir recursos directos de negocios sobre los que no hay una legislación vigente y sobre los que interesa, fundamentalmente, la creación de puestos de trabajo, aunque eso no dé directamente fondos al Tesoro Departamental. Ser creativos y ambiciosos, ahora, es una obligación de ambos.


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