Reabrir el caso Mariscal

La facultad de reabrir el caso Mariscal es del Fiscal Departamental Wilson Tito, quien además era vecino de Las Panosas en el momento de la desaparición, los nuevos elementos empujan

Han pasado más de siete años desde que desapareció el periodista Cristian Mariscal y más de cuatro desde que su expediente se lanzó a lo más alto de la estantería del Ministerio Público, por entonces gobernado con puño de hierro y sin fisuras por Gilbert Muñoz.

La investigación del caso fue un fiasco tras otro. Todos los elementos sólidos de prueba fueron arruinados. Todos: Se encontraron 13 manchas de sangre en el pasillo donde se le ubica por última vez con vida, pero sus muestras fueron arruinadas en el tránsito entre los laboratorios de la Policía y la Fiscalía; también se encontró su auto, vendido por un ciudadano tarijeño y oculto por meses, pero que al final resultó descalificado porque los papeles no coincidían; y también se arruinaron los teléfonos de los principales imputados en una pericia que no dio ninguna luz tras tardar meses y meses en realizarse.

El papá de Cristian Mariscal murió de pena unos meses después, cansado de buscar por todo lado sin que nadie lo tomara en serio dentro de las instituciones, su familia ha sostenido la lucha en diferentes planos y nadie descansará hasta que haya una explicación lógica de lo sucedido, pero eso requiere retomar el caso en profundidad y con nuevas voluntades, más que con nuevos elementos.

Muñoz cerró el caso, aunque dijo que no lo estaba cerrando, simplemente lo dejó sin imputados y sin investigadores asignados, por lo tanto, en punto muerto “hasta que aparezca un nuevo indicio o prueba que permita reabrir el caso”. Lo cierto es que solo el hecho de poder retomar las investigaciones con las pericias arruinadas, como la de la sangre o la informática ya ameritaría una reapertura.

Se han sumado algunos elementos, como la propia sindicación de la familia hacia el abogado que hizo de defensor a la vez que era cuñado, Rafael Gómez, y nuevas revelaciones de los vecinos panoseños, a punto de perder el miedo por un caso que no soporta más silencios. La llave, en cualquier caso, la tiene el Fiscal Departamental Wilson Tito, quien además era vecino de Las Panosas en el momento de los hechos.

Cristian Mariscal era un amigo de esta casa, en realidad de todas las casas periodísticas de Tarija porque se hizo querer en su trabajo, pero hoy por hoy es también un símbolo, ese que desvela la ineficiencia judicial, la incompetencia pura y dura, cuando no la corrupción campante. Si se han podido hacer todas las tropelías relatadas con un personaje tan mediático como Mariscal con todos los ojos de los periodistas encima ¿Qué no se hará con cualquier otra familia víctima de una cruel desaparición?

El Ministerio Público tiene la obligación de intentar restablecer la confianza sobre ellos, de retomar un caso que nunca será olvidado. Es hora de hacer Justicia.

 


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