El desafío es reconstruir Tarija

El pueblo ha hablado y más temprano que tarde, los resultados configurarán un nuevo mapa político en Tarija, pero esta vez no debería servir para establecer bandos y trincheras, sino para todo lo contrario

Como estaba previsto por las desinteligencias del Tribunal Electoral, la jornada electoral no arrojó resultados oficiales concluyentes, y la batalla cabeza a cabeza entre los principales candidatos se prolongará hasta bien entrada la madrugada del lunes – o más – para definir las posiciones, aunque la posibilidad de que haya una segunda vuelta para elegir un Gobernador para Tarija es un hecho. Algo menos complejo está el tema de las Alcaldías, pero igualmente hay que esperar para emitir un criterio global departamental.

Lo que está claro es que entre hoy y mañana quedará definida la mayor parte de la nueva estructura institucional en el departamento de Tarija, que viene a ser el de mayor cohesión social y menor índice de pobreza multidimensional del país a pesar de sus dificultades políticas.

Las dos últimas legislaturas han estado marcadas por la confrontación entre la Asamblea Legislativa y el poder ejecutivo departamental, salvo un breve periodo de dos años en la gestión de Lino Condori que no ayudaron a resolver problemas, sino todo lo contrario, ayudaron a generar una enorme deuda que hasta hoy arrastra el departamento.

Igualmente, la coordinación con las instituciones municipales, tanto alcaldías como en su momento ejecutivos seccionales electos han sido complicadas y por momentos, dolosas. La figura de los subgobernadores acabó por falsear la autoridad departamental cuarteando el presupuesto en proyectos pequeños que no lograron resolver los problemas de la gente, y a la par, los municipios se convirtieron en una especie de ente competitivo que se limitó a pedir ingresos por sobre todas las cosas y sin rendir cuentas ante nadie.

Tarija sigue teniendo muchas potencialidades por explotar: su gas, su vid, sus dos fronteras, su diversidad territorial y la calidez de su gente

Como sea, una nueva crisis ha llegado al departamento, esta vez producto del coronavirus, que es de talla mundial y sobre la que hay pocas opciones de actuar localmente – salvo comprando al vecino -, pero que viene a sumarse a la que ya teníamos instalada producto de una mala gestión.

Con toda probabilidad, la resolución de la elección departamental se alarga 40 días más, pero lo urgente es que desde ya se empiecen a sentar los cimientos para una reconciliación departamental y arranque una nueva relación despojada de cálculos electorales que permitan ser más eficientes y efectivos con los pocos recursos que todavía llegan.

Tarija sigue teniendo muchas potencialidades por explotar: su gas, su vid, sus dos fronteras, su diversidad territorial y la calidez de su gente. El problema sigue siendo que cada político en cada institución las interpreta a su manera y no coordina con nadie para alcanzar una meta. También que cada uno convoca a sus propios “diálogos” para llegar a un “horizonte común”, y así se pasan los años.

El pueblo ha hablado y más temprano que tarde, los resultados configurarán un nuevo mapa político en Tarija, pero esta vez no debería servir para establecer bandos y trincheras, sino para todo lo contrario. El tiempo corre y Tarija debe volver a crecer.


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