Votar con la Autonomía Regional del Chaco

La autonomía se ha ido construyendo con pequeños y grandes esfuerzos; con muchos errores y con menos aciertos, aunque no todos aportaron lo mismo en que el camino fuera exitoso

La campaña electoral por las subnacionales cumplió con otro de sus días clave, el de la presentación de listas de candidatos ante el Tribunal Electoral. Este año había novedades: no se contemplaban subgobernadores salvo en el Chaco, y se elegía por primera vez a un Vicegobernador, cuya misión según el Estatuto es básicamente suplir al Gobernador en caso de ausencia temporal o definitiva.

En política, sin embargo, la figura sirve para multiplicar el impacto y llegar a nuevos sectores a los que tratar de atraer a la propuesta para ganar votos. En esto, todos los candidatos han optado por un clásico: sumar chapacos y chaqueños en la misma fórmula… aunque en el mismo orden.

Los vallunos siguen mandando en lo que a candidaturas se refiere, pues los “cuatro grandes”: Adrián Oliva, Álvaro Ruíz, Óscar Montes y Luis Alfaro, han sumado a un chaqueño o chaqueña como segundo de a bordo, aunque no haya la menor química entre ellos.

El desafío de todas las autonomías hoy es hacerlas funcionar, y para ello hay una serie de elementos clave de discusión que se reducen a uno solo: dotación de recursos

El descargo viene porque los chaqueños eligen además a su ejecutivo regional, el primero que será electo en el histórico marco constitucional que básicamente tiene mucha carga política, mediana competencial y mínima de recursos, pero que sirve para consolidar una idea y buscar sus límites. Aún con todo, lo que está caliente en la región autónoma será, de nuevo, la lucha por los Gobiernos Municipales.

Hasta el momento, las batallas electorales en los diferentes frentes se llevan delante de forma paralela, como si se tratara de pugnas distintas en las que, por casualidad, los candidatos tienen los mismos colores y siglas aunque les hablen a audiencias diferentes.

Todo eso está bien en la previa, pero difícilmente podrán mantenerse al margen de los debates aquellas fuerzas políticas que no han determinado una posición firme sobre algunos de los temas clave, y en Tarija, el tema de la autonomía regional resulta esencial.

La autonomía regional es el resultado de un anhelo de una gran parte de la población chaqueña, motivada por un abandono crónico durante dos siglos de República y cruzada con las posibilidades reales de autogestión que ofrece nuestro marco constitucional. La autonomía regional es seguramente un mecanismo imperfecto, pero es el nuestro, ese que nos hemos sabido dotar, con todas sus limitaciones.

El desafío de todas las autonomías hoy es hacerlas funcionar, y para ello hay una serie de elementos clave de discusión que se reducen a uno solo: dotación de recursos, pero que no debe utilizarse como excusa para quedarse en el molde. La autonomía debe ejercerse para empezar a buscar sus límites.

Evidentemente todos los candidatos hoy van a defender la autonomía regional, al menos cuando estén en el Chaco, pero otra cosa es atender a la letra pequeña. La autonomía se ha ido construyendo con pequeños y grandes esfuerzos; con muchos errores y con menos aciertos, pero esta legislatura tiene que servir para alcanzar una buena sintonía. Es la legislatura de la madurez, donde no conviene olvidar que muchos se rieron desde su sofá mientras las peleas nos llevaban al despeñadero. Y lo evitamos.


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