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La revitalización del parlamentarismo

Vienen tiempos de crisis y en ellos, el debate es fundamental, puesto que las emergencias suelen justificar demasiado alegremente los rodillos. Esperemos que la Asamblea Plurinacional sea el espacio donde confrontar ideas

Siempre es una buena noticia que aquellos que han estado más de diez meses pidiendo el cierre de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) porque no estaba en línea con lo que decía el ejecutivo, se rasgue ahora las vestiduras por la última abusiva medida del Movimiento Al Socialismo (MAS), en la que se ha eliminado el requisito de dos tercios en varios artículos del Reglamento de Debates.

La medida es un golpe a la vida parlamentaria, pero no conviene caer en errores: las leyes se apruebas por mayoría absoluta, no por dos tercios; los órdenes del día se deciden en la Directiva en función del trabajo de las Comisiones, que es donde se hace el trabajo político de buscar los apoyos y los consensos, y, evidentemente, todos los órganos estarán controlados por el partido que sumó la mayoría absoluta en las elecciones del 18 de octubre. Probablemente ninguna de las iniciativas de la oposición se llegue a tratar en el pleno si no logra los apoyos necesarios antes, pero para eso el MAS no ha cambiado las reglas del juego, pues de ninguna manera iban a llegar tampoco con dos tercios.

La medida es un golpe a la vida parlamentaria, pero no conviene caer en errores: las leyes se apruebas por mayoría absoluta, no por dos tercios; los órdenes del día se deciden en la Directiva en función del trabajo de las Comisiones,

El MAS ha cambiado las reglas del juego para la comodidad propia, para colocar sus leyes cuando quiera, evitar que los debates se alarguen hasta el infinito y demás asuntos que obviamente hacen a la cualidad democrática, que nunca ha sido una característica importante para el partido azul.

La medida y la forma en la que se ha tomado perjudica a los buenos propósitos expresados por unos y por otros después del veredicto democrático del 18 de octubre y repone la polarización con los conceptos manidos y agotados, pero nuevamente útiles. No faltan los que intentan hacer tabla rasa y volver al pasado reciente como si nada hubiera pasado, por intereses propios, o ajenos.

La tradición parlamentaria en Bolivia no es particularmente florida, y salvo unos pocos oradores brillantes como Quiroga Santa Cruz, Guillermo Bedregal, Soliz Rada, Ayala Mercado o Araníbar, de las cámaras han trascendido más escándalos vergonzantes y corruptelas varias que acuerdos y grandes Pactos de Estado.

Uno de los estigmas del parlamentarismo liberal en Bolivia se resume en que “el tercero fue Presidente”, en referencia a la posesión de Jaime Paz Zamora en el 89 por acuerdo de las fuerzas políticas en el parlamento. Las mayorías abrumadoras del MAS han anulado prácticamente la función del órgano, a lo que se suman las nuevas formas de hacer política basada en mensajes cortos, clichés, polarización y redes sociales.

Vienen tiempos de crisis y en ellos, el debate es fundamental, puesto que las emergencias suelen justificar demasiado alegremente los rodillos. Esperemos que la Asamblea Plurinacional sea el espacio donde confrontar ideas, y si no, se encuentren otros espacios donde los planteamientos fluyan. En este país las calles siempre han sido decisivas y tal vez sea el momento de que dejen de serlo.


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