La fuerza de la Navidad

Estamos a horas de Navidad, una fecha que publicitariamente está relacionada con reencuentros familiares, regalos, compras y exquisitos manjares. Sin embargo, Navidad no es sinónimo de felicidad para todos, pues para gran parte de la población la fecha llega en medio de crisis, para otra...

Estamos a horas de Navidad, una fecha que publicitariamente está relacionada con reencuentros familiares, regalos, compras y exquisitos manjares.

Sin embargo, Navidad no es sinónimo de felicidad para todos, pues para gran parte de la población la fecha llega en medio de crisis, para otra parte en medio de luto y para todos con gran incertidumbre.

Las recién transcurridas elecciones y sus problemas, la crisis migratoria, el elevado índice de feminicidios, las violaciones y la pobreza extrema han dejado este año pesados residuos de ansiedad y de estrés, que se traducen en una profunda preocupación respecto a lo que nos traerá el año 2020 en lo político, económico, social, como también en lo personal.
Hay quienes pasarán estas fechas con lo justo, golpeados por las necesidades primarias insatisfechas. Hay quienes han emigrado y no tienen con quién celebrar la navidad. Otros han perdido a algún familiar y la fecha no trae más que dolor.

Todo ello nos demuestra que no hay una sola Navidad, sino muchísimas, variadas y dispares, según la condición económica, social o cultural de cada persona.
Más aún, en una época tan difícil como la que vivimos, la Navidad vuelve con su mensaje de siempre, la unidad y compañía sobre todas las cosas. Pero también nos habla de la bondad humana y nos recuerda lo importante que es la voluntad de sobreponerse a las dificultades.

Por lo tanto, dejando el panorama gris de lado no está de más decir que de las situaciones difíciles salen las mejores decisiones. En este sentido la fecha debe servir para cerrar varios capítulos y volver a empezar con más fuerza y entereza.

Evaluar nuestros logros es beneficioso, pues permite plantearnos metas para el siguiente año, sin embargo, enfocarse en los aspectos negativos o los “fracasos” que se padecieron puede agudizar el problema.

A medida que trascurran las horas a partir de hoy la fiebre navideña irá en subida. De a poco el panorama político se irá opacando.

Ojalá este tiempo nos sirva para renovarnos, para sacar a flote la esperanza y unirnos como bolivianos, cuyo ímpetu nos empuja a celebrar, más allá de las creencias religiosas y del agnosticismo.

Por último, cada quien vive la navidad a su manera y ninguna forma es perfecta o es mejor que otra. Cada caso es particular, pero recuerda que ningún momento es repetible, por lo que es importante darnos la oportunidad de vivirlo con sencillez y amor.

Para muchos, un sencillo árbol de navidad o un nacimiento armado cada año con el empeño de quien sabe que la felicidad anida en los detalles que son fértiles, aunque parezcan insignificantes, se eleva por encima de las dificultades de los días nefastos.
Que este tiempo nos traiga la paz que necesitamos y el secreto de la fuerza para seguir unidos en la diferencia.

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