Una asignatura pendiente
Llegamos a fin de año en medio de una gran tensión en el plano político, en medio de grandes errores heredados por varios gobiernos durante muchos años. En medio de un país rentista y dependiente en más del 60% de los hidrocarburos. Es en este marco en el que cientos de bachilleres se...
Llegamos a fin de año en medio de una gran tensión en el plano político, en medio de grandes errores heredados por varios gobiernos durante muchos años. En medio de un país rentista y dependiente en más del 60% de los hidrocarburos.
Es en este marco en el que cientos de bachilleres se reciben de diferentes colegios en el país. Y ahora se preguntan ¿qué quiero estudiar? En la actualidad la elección de una carrera no se basa en sueños de lo que “se quiere ser” como hace muchos años, sino en la rentabilidad de lo que se elige.
En este sentido la pregunta debería ser ¿lo que estudie me dará trabajo, me dará dinero? Y ahí están los jóvenes un tanto desorientados y con el temor de convertirse en uno más de los desempleados que engordan las cifras de la desocupación laboral en Bolivia.
Durante los últimos años se ha visto que las aspiraciones de los jóvenes no son acordes con las necesidades del mercado laboral boliviano. Por ejemplo en 2015 se conoció que las industrias en la ciudad de La Paz requerían de técnicos calificados, pero solo el 5.8 por ciento de los jóvenes paceños expresó su deseo por estudiar esas carreras.
Esto nos demuestra que algo está fallando. Pero al margen de la orientación está también el hecho de la pobre generación de empleos en los últimos años. De acuerdo a los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de desempleo juvenil se encuentra en un 8,5% en 2018, cifra levemente menor a la que manejaba el Viceministerio del Empleo del 9,1% en 2017.
Hace cinco meses atrás desde el Viceministerio del Empleo se explicaba que la difícil situación económica interna, provocada por la merma en los ingresos por hidrocarburos, provocó que la tasa de desocupación juvenil se mantenga alta.
Es urgente pensar en nuevas formas de generación de empleos, pues Ni el Programa de Apoyo de Empleo (PAE) ni los demás planes ya aplicados han logrado cambiar la situación.
Una de las acciones urgentes deberá ser identificar los espacios laborales y trabajar desde las instituciones educativas para insertar a sus bachilleres en ellos. Para esto se debe coordinar con las empresas y entes generadores de empleo con el fin de conocer sus necesidades en cuanto a contrataciones.
En muchos casos la gran oferta que poseen las universidades está alejada de las necesidades que tienen la industria y las empresas. Por ello más allá de que los jóvenes trabajen en su orientación vocacional el éxito está en conocer la demanda.
De esta manera tendremos menos profesionales frustrados, menor desocupación laboral y estaremos comenzando a trabajar en una asignatura pendiente fundamental para nuestro desarrollo. Sin embargo, la otra pata crucial de la silla debe ser siempre la generación de empleos, pues es este factor el que incide de manera profunda en la tan mentada calidad de vida de las personas.