Apuntes necesarios para una crisis en proceso

Bolivia se encuentra en un momento convulso y crucial de su historia. Una nación en permanente reivindicación y con mucha necesidad de amor propio, acaba de ver salir hacia México al Presidente que más en serio se tomó esto de la soberanía nacional, pero que acabó siendo víctima de su...

Bolivia se encuentra en un momento convulso y crucial de su historia. Una nación en permanente reivindicación y con mucha necesidad de amor propio, acaba de ver salir hacia México al Presidente que más en serio se tomó esto de la soberanía nacional, pero que acabó siendo víctima de su propio endiosamiento.

El problema central – hay que escribirlo mil veces y todas las que sea necesario – es que la cúpula del Movimiento Al Socialismo (MAS) consideró que era más importante salvaguardar la figura de Evo Morales que Proceso de Cambio. Una decisión que no fue reciente, sino que desde 2010 se abrió una etapa de acumulación “a lo Gramsci” que buscaba ampliar los sectores comprometidos, pero que permitió que ingresaran nuevas oligarquías y actores mientras que viejos protagonistas e ideas matrices salían por la ventana.

La caída fue de tres puntos en octubre de 2014, inapreciable en una mayoría soberbia de 61 por ciento, pero la reacción inmediata fue convocar un referéndum en febrero de 2016 para garantizar la repostulación en el entonces lejano 2019. Salió No, pero igual fue candidato, y finalmente, según las leyes de la estadística y de la OEA, se realizó una manipulación de esos resultados para eludir, incluso, la segunda vuelta.

Ese fue el desencadenante de la salida a México, pero nadie derrotó a Evo Morales, ni sus ideas, ni su proyecto de forma incuestionable en las ánforas. Es más, esa misma mañana del 20 de octubre, muy pocos analistas, políticos, candidatos y periodistas consideraban viable que el candidato de Comunidad Ciudadana, Carlos Mesa, pudiera llegar a cerrar la brecha de diez puntos con Evo Morales, que de acuerdo a todas las encuestas, mantenía su 45 – 48%. Fue la “debacle” de Bolivia Dice No (Demócratas) en Santa Cruz lo que determinó esa posibilidad que la OEA considera “burlada”.

La salida, por lo tanto, siempre se debe buscar en las ánforas, pues es donde los ciudadanos marcarán el camino a seguir por el Gobierno y por el país, y no al revés.

En el breve periodo que debe llevar a esas elecciones, se trata de cuidar sobremanera la estabilidad económica alcanzada, pero también los logros simbólicos y de integración nacional, tan maltratados a lo largo de estos días.

Es bueno evitar comparaciones. No son necesarias. Bolivia nunca ha sido un “paraíso socialista”. Ni el que sugieren los detractores del MAS ni el que reivindican sus seguidores. Los servicios públicos tiran a mediocres, la salud pública recién se ocurrió (y se maneja como servicio, no como derecho) y los bonos - hace tiempo inventados por gobiernos populistas de cualquier tendencia - nunca han sido precisamente la panacea de la equidad.

Bolivia está como está hoy por las decisiones acumuladas de años, y también por las de los últimos días. El respeto debe primar por encima de todas las cosas. Y hacia todas las cosas. O Bolivia sale unida de esta, o costará demasiado.
En el referéndum de 2016 salió No, pero igual fue candidato, y finalmente, según las leyes de la estadística y de la OEA, se realizó una manipulación de esos resultados para eludir, incluso, la segunda vuelta.

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