Ser político “outsider” en Bolivia
Quedan todavía tres intensas semanas electorales que seguramente acabarán definiendo, o no, la contienda electoral del 20 de octubre. Sin duda, la campaña más larga de la historia de Bolivia, que empezó con unas Elecciones Primarias aceleradas en enero luego de una convocatoria intempestiva...
Quedan todavía tres intensas semanas electorales que seguramente acabarán definiendo, o no, la contienda electoral del 20 de octubre. Sin duda, la campaña más larga de la historia de Bolivia, que empezó con unas Elecciones Primarias aceleradas en enero luego de una convocatoria intempestiva ni bien perdíamos el mar el 1 de octubre de 2018.
En todo este tiempo, Jair Bolsonaro triunfó en Brasil y la Argentina volvió a colgarse del alambre en el que viene décadas viviendo luego de la fallida restauración del régimen liberal de Macri. En Perú encarcelaron presidentes, España va camino de votar por tercera vez para formar gobierno, hubo amagues de golpe en Venezuela, hubo setecientos ultimátum sobre el Brexit, Trump peleó con China, con Korea, con Irán y se acabó abuenando con todos. Y hasta le abrieron un impeachment.
Mientras tanto, en Bolivia se sigue discutiendo la constitucionalidad del candidato Evo Morales y fórmulas de unidad en la oposición, que concurre más dividida que nunca. Como si el tiempo no pasara.
No en muchas cosas somos punteros, pero sí en la aplicación práctica de las consignas y estrategias políticas que muchos gurús llegan incluso a Bolivia a vender como novedades, sin darse cuenta que se llevan aplicando casi dos décadas.
Los gurús de la política han erigido al cielo de los candidatos al “outsider”, ese personaje carismático venido normalmente de fuera del sistema, que habla mal de los políticos y que propone cosas sencillas o habla de lo que se habla en la calle. Cada cual tiene sus particularidades, pero en general se aceptan como tales a Donald Trump, a Jair Bolsonaro, a López Obrador o al propio Macri.
En Bolivia lo hemos personalizado, y todos han intentado adoptar ese perfil de aire fresco y renovador frente a Morales, que esta vez sí ha optado abiertamente por los valores de la seguridad y la estabilidad frente a cualquier aventura. En el capítulo de outsider se han querido contar casi todos, desde Óscar Ortiz pasando por profesional y joven hasta Carlos Mesa, huyendo de estructuras partidarias, pasando por Virginio Lema con discurso antipolítico en el nonagenario MNR o Víctor Hugo Cárdenas con el recurrente discurso ultra. Al final, solo Chi Hyun, del PDC, parece estar representando bien el papel. En cualquier caso, lo que está claro es que ninguno ha logrado el efecto deseado triturando las encuestas.
Quedan todavía tres semanas intensas en las que seguro seguiremos viendo aparatosas puestas en escena y candidatos haciendo gestos para tratar de arañar unos votos. De sembrar papa a jugar ajedrez, de adoptar un perro a desayunar arremangado en el mercado del pueblo.
Los gurús llegan últimamente a Bolivia a conjurar el fin de la política, la hecatombe de los partidos y del régimen, a proclamar discursos rupturistas… cuando todo eso ya lo hemos vivido. Y varias veces. Y antes de Palenque. Al final, de lo que se trata es evidentemente de ser un buen tipo y hacer cosas de la gente, pero sobre todo, de ser creíble.
En todo este tiempo, Jair Bolsonaro triunfó en Brasil y la Argentina volvió a colgarse del alambre en el que viene décadas viviendo luego de la fallida restauración del régimen liberal de Macri. En Perú encarcelaron presidentes, España va camino de votar por tercera vez para formar gobierno, hubo amagues de golpe en Venezuela, hubo setecientos ultimátum sobre el Brexit, Trump peleó con China, con Korea, con Irán y se acabó abuenando con todos. Y hasta le abrieron un impeachment.
Mientras tanto, en Bolivia se sigue discutiendo la constitucionalidad del candidato Evo Morales y fórmulas de unidad en la oposición, que concurre más dividida que nunca. Como si el tiempo no pasara.
No en muchas cosas somos punteros, pero sí en la aplicación práctica de las consignas y estrategias políticas que muchos gurús llegan incluso a Bolivia a vender como novedades, sin darse cuenta que se llevan aplicando casi dos décadas.
Los gurús de la política han erigido al cielo de los candidatos al “outsider”, ese personaje carismático venido normalmente de fuera del sistema, que habla mal de los políticos y que propone cosas sencillas o habla de lo que se habla en la calle. Cada cual tiene sus particularidades, pero en general se aceptan como tales a Donald Trump, a Jair Bolsonaro, a López Obrador o al propio Macri.
En Bolivia lo hemos personalizado, y todos han intentado adoptar ese perfil de aire fresco y renovador frente a Morales, que esta vez sí ha optado abiertamente por los valores de la seguridad y la estabilidad frente a cualquier aventura. En el capítulo de outsider se han querido contar casi todos, desde Óscar Ortiz pasando por profesional y joven hasta Carlos Mesa, huyendo de estructuras partidarias, pasando por Virginio Lema con discurso antipolítico en el nonagenario MNR o Víctor Hugo Cárdenas con el recurrente discurso ultra. Al final, solo Chi Hyun, del PDC, parece estar representando bien el papel. En cualquier caso, lo que está claro es que ninguno ha logrado el efecto deseado triturando las encuestas.
Quedan todavía tres semanas intensas en las que seguro seguiremos viendo aparatosas puestas en escena y candidatos haciendo gestos para tratar de arañar unos votos. De sembrar papa a jugar ajedrez, de adoptar un perro a desayunar arremangado en el mercado del pueblo.
Los gurús llegan últimamente a Bolivia a conjurar el fin de la política, la hecatombe de los partidos y del régimen, a proclamar discursos rupturistas… cuando todo eso ya lo hemos vivido. Y varias veces. Y antes de Palenque. Al final, de lo que se trata es evidentemente de ser un buen tipo y hacer cosas de la gente, pero sobre todo, de ser creíble.