Solucione drásticas al transporte urbano

El transporte urbano en la ciudad de Tarija, en la de Yacuiba, y en cualquier ciudad de las que han crecido exponencialmente en la última década necesitan un pensamiento colectivo urgente y una acción coordinada entre los diferentes sectores involucrados que garanticen una mejora sustancial en...

El transporte urbano en la ciudad de Tarija, en la de Yacuiba, y en cualquier ciudad de las que han crecido exponencialmente en la última década necesitan un pensamiento colectivo urgente y una acción coordinada entre los diferentes sectores involucrados que garanticen una mejora sustancial en el servicio prestado, pero también una contribución existencial al problema del siglo XXI: el deterioro del medio ambiente.

El cambio es urgente porque el planeta así lo está pidiendo, pero también el propio territorio tarijeño, que ya registra aires de muy baja calidad pese a su casi nula industrialización, y los suelos se están convirtiendo en desierto puro y duro.
La solución pasa necesariamente por un mejor transporte público, por un sistema de buses normal, como el que se emplea en todo el mundo, con sus paradas, sus frecuencias, su servicio estable y hasta altas horas, donde los buses tienen preferencia para ingresar al centro y circular por las zonas más conflictivas
El desafío hoy es hacer ese cambio de una forma coordinada, pero también sin pensar demasiado en las incidencias políticas y electorales que todo cambio traumático implica. Probablemente en La Paz se podían haber hecho las cosas de manera diferente. El mercado es grande y todos los usuarios reconocen que ni el Teleférico ni el Puma Katari es suficiente por sí mismos, pero es cierto que ha recortado negocio a los minibuseros y trufis, lo cual puede constituir un drama en una ciudad demasiado acostumbrada a la provisionalidad y al día a día.

La implementación de servicios de transporte masivos en La Paz tampoco han respondido a un plan organizado y coordinado. El plan de teleféricos como solución a la ciudad de la hoyada llevaba años en el cajón municipal; lo del servicio público de buses de mayor capacidad era cuestión de tiempo, aunque evidentemente la ciudad no se ha planificado para ello. El resultado de la implementación acelerada de ambos servicios por un interés fundamentalmente electoral ha provocado un éxodo de vehículos, cuando no de choferes, hacia otras ciudades, y Tarija no es un lugar poco apetecible.

En Tarija no cabe un teleférico, y aunque un transporte de alta capacidad como el tranvía que han regalado a Cochabamba vendría bien para conectar la nueva Terminal con el Campesino, no parece que vaya a haber disponibilidad de fondos en el corto plazo.

La solución pasa necesariamente por un mejor transporte público, por un sistema de buses normal, como el que se emplea en todo el mundo, con sus paradas, sus frecuencias, su servicio estable y hasta altas horas, donde los buses tienen preferencia para ingresar al centro y circular por las zonas más conflictivas y donde las tarifas sean reguladas de acuerdo a las necesidades, más que a las distancias.

Esto implica invertir, algo que el transporte no parece acabar de contemplar, tal como se ha visto tras el último acuerdo por la suba de tarifas de hace dos años y medio y que supuso una claudicación municipal. Pero también implica educar. En Tarija seguimos utilizando el transporte público al antojo, sin respetar paradas ni pensar en los demás. Tratando de ahorrar cada paso. Y además, los acabamos culpando de todos los males. Incluso se plantea su no entrada al centro frente al transporte privado, lo cual en sí mismo es una contradicción.

Lo urgente hoy por hoy es arrancar un plan que ordene el transporte público y garantice la renovación de la flota para que cumpla los parámetros básicos de respeto al medio ambiente. Ojalá no demore mucho más.

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