Tarija y la comprensión del marco autonómico

Con extraordinaria habilidad, los alcaldes del Movimiento Al Socialismo (MAS) han logrado posicionar en Tarija una suerte de sentimiento de “solidaridad” frente al Gobierno Autónomo Departamental luego de una campaña sostenida en una falacia: La autonomía municipal no depende de la...

Con extraordinaria habilidad, los alcaldes del Movimiento Al Socialismo (MAS) han logrado posicionar en Tarija una suerte de sentimiento de “solidaridad” frente al Gobierno Autónomo Departamental luego de una campaña sostenida en una falacia: La autonomía municipal no depende de la autonomía departamental; es más no deberían tener nada que ver, pero esto es política, y de aquellos polvos, estos lodos.

En todo el país, los proyectos de los municipios son esencialmente financiados por el Gobierno Nacional, quien es a su vez quien se encarga de entregar los recursos necesarios para que funcione su aparato administrativo. La teoría dice que los municipios deberían auto sostenerse con los ingresos de impuestos, licencias, etc., que recibe de los ciudadanos o de las empresas que se instalan en el lugar. Lo cierto es que apenas las ciudades grandes tienen alguna capacidad en ese sentido.
El presupuesto del Estado supera los 280.000 millones de bolivianos, y en Tarija el presupuesto apenas llega a mil millones ¿Quién debe entonces satisfacer las necesidades municipales?
También se sabe que uno de los principales ingresos tiene que ver con los recursos del Impuesto Directo de los Hidrocarburos (IDH), pero que en la práctica y tal como está construido el armado financiero estatal, apenas sirve para dar contrapartes a otros proyectos.

Los Gobiernos Municipales reciben muchos menos recursos de los que necesitan para cubrir las necesidades esenciales de los ciudadanos, que no son estadios, obviamente, sino alumbrado, agua, vertidos, caminos, seguridad ciudadana y sí, también internet a estas alturas del siglo XXI. El Estado se ha organizado de tal manera que el Gobierno en general y Evo Morales en particular se ha convertido en el súper alcalde que todo entrega: riego, colegios, mercados, bajo ningún criterio objetivo en su adjudicación, sino la simple ocasión política.

En los años de la reciente bonanza, tanto a Evo Morales como a los alcaldes se les fue la mano con la presentación de proyectos financiables; ahí entraron todo tipo de excentricidades donde los Coliseos en los que entra cualquier cantidad de gente con lo más sencillo. Mientras tanto, nadie se preocupaba demasiado por el agua, ni por el desagüe.

En los años de la bonanza, cuando se peleaba la autonomía en el país y en particular en Tarija, los promotores de entonces incluyeron en el texto autonómico los puntos sobre proyectos concurrentes. Era tiempo de sumar aliados políticos y votos y, básicamente, Mario Cossío y su entorno querían hacer lo mismo que Evo Morales: entregar y entregar obras.

Con el paso del tiempo, la bonanza, y la alevosa gestión de Lino Condori, la cartera de proyectos concurrentes creció hasta límites insospechados con algunos proyectos de lo más extravagantes que, después, cuando hubo que pagarlos, no había disponible.

La autonomía municipal no depende de la autonomía departamental; no hay más obligación que la que ha nacido de una Ley impulsada por intereses muy particulares que en ningún caso deberían sobreponerse al interés común de todos los tarijeños y que se acciona precisamente a pedido de la tercera instancia en cuestión: el Gobierno Nacional. Hablar de otros puntos: del centralismo, de las necesidades insatisfechas, de la incapacidad de gestión, es hacer demagogia, pues nadie debe olvidar que el presupuesto del Estado supera los 280.000 millones de boliviano, y en Tarija apenas se llega a mil millones.

 

 

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