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45%, un pedido legítimo en un momento incómodo

Ni siquiera los chaqueños de bien pueden negar que el pedido de las regiones productoras de hidrocarburos en Tarija sea justo. Otra cosa es que no se puedan permitir reconocerlo en público. La Ley nacional que otorga el 45 por ciento de la renta petrolera sobre la producción fiscalizada del...

Ni siquiera los chaqueños de bien pueden negar que el pedido de las regiones productoras de hidrocarburos en Tarija sea justo. Otra cosa es que no se puedan permitir reconocerlo en público. La Ley nacional que otorga el 45 por ciento de la renta petrolera sobre la producción fiscalizada del departamento de Tarija a la provincia del Gran Chaco es el producto de un larguísimo camino y de la conjunción de numerosas variables que se dieron en el momento. Muchas siguen vigentes, otras no y por ello es legítimo que el debate se vuelva a abrir.

Hoy los municipios productores de hidrocarburos en Tarija, los productores potenciales y algunos municipios de similares condiciones de otros departamentos se reúnen en Bermejo para exigir que se ponga fin a lo que consideran una injusticia: las regalías de los pozos petroleros y gasíferos de su territorio dejan regalías en el Chaco y no en sus propios municipios a pesar de que el concepto de la regalía es la compensación por el daño ambiental generado.

En esta situación se encuentra Entre Ríos, Bermejo y Padcaya, donde además se proyectan grandes proyectos de exploración y explotación como Boyuy, Tariquía o Iñiguazú. Al cabildo acudirán también otros Gobiernos Municipales y Comités Cívicos desde Chuquisaca y Santa Cruz, fascinados por la posibilidad de implementar un régimen de regalías similar al que goza el Gran Chaco en sus propios departamentos.

Las condiciones políticas, económicas y sociales han cambiado mucho desde que se aprobara la Ley 3038 el 29 de abril de 2005 con la que el entonces presidente de la República Carlos Mesa dispusiera la transferencia directa del 45 por ciento del 11 por ciento de las regalías departamentales a la provincia y estableciera los sectores en los que se debían invertir.
El Chaco recibe en sus cuentas el 45 por ciento de las regalías del departamento independientemente donde se generen. Esta situación vista así hoy y sin contexto histórico es evidentemente una simplificación a la que es fácil encontrarle la injusticia, pero es cierto que en su momento respondió a la extrema necesidad de un territorio olvidado antes y después de la Guerra del Chaco que salvó in extremis los pozos petroleros y gasíferos más importantes del país y que, ni aún así, se aprendió la lección de la necesidad de la vinculación.
El Chaco ha marcado durante años los indicadores de pobreza y desigualdad más elevados del departamento, y de los peores del país. Como es costumbre, desde La Paz, principales beneficiarios de los hidrocarburos extraídos de sus entrañas, se propusieron arreglar la situación, pero con recursos departamentales.

El tiempo ha pasado y más allá del contexto histórico, el Chaco debería haber desarrollado un argumentario diferente para defender su posición, pues no basta ni los anhelos del pasado, ni las amenazas del futuro en un marco autonómico que, por otro lado, no han sabido desarrollar. Durante los diez años que han transcurrido bajo el régimen fiscal del 45 por ciento el Chaco no ha logrado revertir su situación dependiente del extractivismo ni la iniciativa pública. En la práctica, los indicadores han mejorado poco y más bien han quedado disimulados bajo la torrencial lluvia de millones que nadie sabe muy bien donde han ido a parar y que sin embargo, no ha cambiado la fisonomía ni las alternativas de desarrollo. Las vacas siguen muriendo cada diciembre en los confines de Villa Montes, pero también en el entorno cercano de Caraparí.

El momento del debate es incómodo, no hay mucho espacio para el debate racional puesto que la economía anda deprimida, los pozos del Chaco andan en declinación y las urgencias en forma de deudas galopantes son muchas, tanto en el Chaco como en las otras provincias donde alegremente aprovecharon el sistema de administración de Lino Condori.
La solución al debate la tiene, evidentemente, el Movimiento Al Socialismo, que tiene los dos tercios de las Cámaras que engendraron la normativa cuestionada; que gobierna en el Chaco y gobierna en los municipios y provincias demandantes y que además tiene la mayoría en la Asamblea departamental, por si a alguien se le cruza el cálculo de querer mandar la papa a lo local. El MAS es quien ha estirado el cálculo político hasta límites insostenibles y quien deberá tomar una decisión en el corto plazo más allá de marear a sus bases con declaraciones populistas y abiertas.

El otro debate es el de si cuartear el presupuesto en muchos pedazos pequeñitos contribuye o no en el desarrollo departamental, si un poco entre muchos pocos puede subsanar algunas de las necesidades pendientes y si ser cada vez más pequeños nos hace más fuertes o más vulnerables ante cualquier interés ajeno. Pero ese debate ha quedado escondido detrás de la enorme bola que la no respuesta al pedido de modificación de la Ley del 45 por ciento ha generado.

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