Una época en la que las nociones de desarrollo deben cambiar
PNUD: entre el desarrollo humano y la catástrofe ambiental
Un nuevo informe sobre desarrollo humano pone en el centro la cuestión ambiental y las presiones planetarias que la humanidad imprime sobre la naturaleza



El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) recientemente ha publicado su Informe sobre Desarrollo Humano 2020. Si bien dicho documento fue elaborado con datos que dan cuenta del desarrollo humano hasta el año 2019, el análisis considera la crisis sanitaria de 2020, provocada por la propagación de la Covid-19 y las implicaciones que ello tendrá para la humanidad.
Si bien ya en anteriores informes este organismo de las Naciones Unidas había considerado la cuestión ambiental, en este informe esta dimensión adquiere centralidad: “Sencillamente, ya no podremos seguir haciendo las cosas como hasta ahora. El concepto de desarrollo humano también debe cambiar; de hecho, deberá actualizarse constantemente para responder a los desafíos de nuestro tiempo”, señala el documento.
“Para poder aliviar las presiones planetarias es necesario comprender que toda la vida del planeta –la biosfera– sustenta todo aquello que damos por supuesto, como el aire que respiramos”. Es por este motivo que el informe hace un llamado a una transformación que por un lado amplíe libertades humanas, al tiempo que reduzca las presiones planetarias.
Acostumbrarnos al concepto del “Antropoceno”
Uno de los puntos de partida de este informe del PNUD es asimilar un concepto que viene siendo trabajado por científicos de todo el mundo, y que tiene que ver con la centralidad que ha adquirido la vida humana en el planeta y con las implicaciones –muchas desastrosas– que ello representa.
“Entre los científicos existe la creencia generalizada de que estamos saliendo del Holoceno, que ha durado aproximadamente 12.000 años y durante el cual nació la civilización humana tal como la conocemos. […] nos estamos adentrando en una nueva época geológica, el Antropoceno, en la que los seres humanos somos una fuerza dominante que condiciona el futuro del planeta. La pregunta es: ¿qué vamos a hacer con esta nueva época?”.
El problema es que el paradigma dominante en la época del Antropoceno es el del desarrollo infinito, lo que, con el tiempo, se ha traducido en una creciente presión sobre el planeta y sus ecosistemas. Pero, además, esta presión se estaría traduciendo en grandes tensiones para las sociedades. Es así que este informe hace un llamado para dejar de pensar el medio ambiente como una externalidad a ser “controlada” por el desarrollo de la economía.
Al respecto, existen interpretaciones mucho más críticas, como es el caso del reconocido intelectual Jason W. Moore, que plantea que en realidad no estamos viviendo en la época del Antropoceno, sino en la del Capitaloceno; es decir, un mundo que se organiza en torno a los intereses de la producción capitalista. Sin embargo, este no es un tema que aborda explícitamente el informe del PNUD.
La pandemia y las presiones planetarias
El informe hace un llamado a no perder de vista que la pandemia que actualmente afecta al mundo, desmejorando al bienestar de millones de personas de distintas maneras, es algo que tiene que ver con la presión que la actividad humana imprime al planeta. Según el informe, “los científicos han advertido insistentemente que las interacciones entre los seres humanos, el ganado, la fauna y flora silvestres provocarían cada vez, con mayor frecuencia, la aparición de patógenos con los que no estamos familiarizados. Dichas interacciones han ido aumentado sin cesar tanto en escala como en intensidad, ejerciendo en última instancia una presión tan elevada sobre los ecosistemas locales, dando lugar a la propagación de virus mortales. […] Los nuevos patógenos no aparecen por casualidad; las pandemias, tampoco”.
Una métrica que incorpore las presiones planetarias
El Índice de Desarrollo Humano (IDH), que fue creado por el PNUD hace 30 años y que es la base de estos informes anuales, ha intentado medir el bienestar de las sociedades a partir de la salud, educación y nivel de ingreso. Posteriormente se fueron añadiendo diferentes dimensiones, como la desigualdad y el género.
En el informe de este año el PNUD ha incorporado el IDH ajustado por las Presiones Planetarias (IDHP), el cual tiene en cuenta las variables del nivel de emisiones de dióxido de carbono, así como el consumo de materiales de un país (por persona en ambos casos). Si bien es un indicador insuficiente, no deja de ser útil para poder comparar el impacto ambiental de las distintas economías. Como se podía esperar, las economías con un IDH más elevado son también las que ejercen mayores presiones sobre el planeta.