Arenavirus y otras: Consecuencia de la pérdida de hábitat
El brote del llamado Arenavirus, cuyo origen se ha rastreado hasta el norte paceño, parece encajar en lo que investigadores de la Universidad de Auburn (Alabama, EEUU) consideran una “asociación entre la pérdida de hábitat y la aparición mundial de enfermedades infecciosas”. Una...



El brote del llamado Arenavirus, cuyo origen se ha rastreado hasta el norte paceño, parece encajar en lo que investigadores de la Universidad de Auburn (Alabama, EEUU) consideran una “asociación entre la pérdida de hábitat y la aparición mundial de enfermedades infecciosas”.
Una investigación recientemente publicada en el artículo titulado “El efecto de la coevolución como un factor de desbordamiento”, en el último número de la revista científica Tendencias en parasitología, presenta “una nueva perspectiva sobre cómo la pérdida de hábitat puede facilitar la aparición de enfermedades infecciosas en los humanos”.
Los autores del estudio son Sarah Zohdy -profesora asistente de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Vida Silvestre y del Colegio de Medicina Veterinaria-, Tonia Schwartz y Jamie Oaks -profesores asistentes en el Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias y Matemáticas.
Según el sitio especializado IntraMed, los científicos a nivel mundial creen que la pérdida de hábitat está asociada con enfermedades infecciosas emergentes (EID), que se extienden de la vida silvestre a los humanos, como el ébola, el virus del Nilo Occidental, el SARS, el virus de Marburg y otros.
El equipo de Auburn desarrolló una nueva hipótesis, “el efecto de la coevolución”, que está arraigado en la ecología y la biología evolutiva, para explicar los mecanismos subyacentes que impulsan la asociación entre la pérdida de hábitat y las IED.
Una de las coautoras de la investigación, Tonia Schwartz, explica que el equipo integró ideas de múltiples aspectos de la biología, incluida la ecología de las enfermedades, la biología evolutiva y la genética del paisaje, para desarrollar la nueva hipótesis de por qué es más probable que las enfermedades se propaguen de la vida silvestre a los humanos en hábitats deforestados.
“Brindamos una hipótesis comprobable que esperamos que otros investigadores intenten probar con sus datos”, agrega.
Deforestación, biodiversidad y enfermedades emergentes
Según los expertos, el campo de la ecología de las enfermedades se basa en gran medida en una hipótesis conocida como el efecto de dilución, que esencialmente considera que la conservación de la biodiversidad puede proteger a los humanos de enfermedades infecciosas emergentes.
Sarah Zohdy explica que el efecto de dilución “resalta el papel crítico que puede desempeñar la conservación de la vida silvestre en la protección de la salud humana y ha transformado la comprensión de las enfermedades infecciosas zoonóticas”.
Sin embargo, hasta ahora no hubo ninguna explicación de dónde provienen los microbios que causan los EID y cómo llegan a los humanos. Es ahí donde entra una de las mayores contribuciones de la nueva hipótesis del efecto de la coevolución.
“A través de nuestra hipótesis, proponemos que a medida que los humanos modifican el paisaje a través de la pérdida de hábitat, los fragmentos de bosques actúan como islas, y los hospedadores de la vida silvestre y los microbios causantes de enfermedades que viven en ellos experimentan una rápida diversificación”, afirma Zohdy.
“Mediante un paisaje fragmentado, veríamos un aumento en la diversidad de microbios causantes de enfermedades, aumentando la probabilidad de que cualquiera de estos microbios se extienda a las poblaciones humanas, lo que lleva a brotes”, agrega.
En este sentido, el concepto central es que “la subdivisión de las poblaciones de huéspedes que se produce con la fragmentación del hábitat provoca la coevolución localizada de los huéspedes, los parásitos obligados y los patógenos que actúan como ‘motores coevolutivos’ dentro de cada fragmento, acelerando la diversificación de patógenos y aumentando la diversidad de patógenos en todo el paisaje”.
Cuando se combina con un mecanismo para salir de un fragmento (por ejemplo, los mosquitos), las variantes de patógenos se extienden a las comunidades humanas. “A través de este enfoque ecoevolutivo combinado, podemos comprender los mecanismos de escala fina que conducen a la aparición de enfermedades en el Antropoceno”.
Para Jamie Oaks es positivo que la investigación afecte la forma en que se perciben estos problemas: “Nuestro documento presenta un mecanismo evolutivo para explicar la asociación entre la fragmentación del hábitat y la propagación de enfermedades en las poblaciones humanas, que esperamos complementen las perspectivas ecológicas de este desafío de salud global”.
Bolivia: Arenavirus por invasión del hábitat
El jefe de epidemiología del Ministerio de Salud, Jhemis Molina, confirmó que el vector (roedor) que desató el virus que ocasionó la muerte de dos personas y afectó a dos médicos -uno de los cuales también falleció-, tiene un hábitat natural que está siendo invadido por las personas, lo que causa mayor riesgo de contagio. Esto va en línea con la investigación del equipo de Auburn.
“Este roedor tiene un hábitat netamente selvático, entonces, el riesgo de la presencia del roedor en lugares urbanos es muy bajo. Lo que sucede es que los pobladores, muchos de ellos, empiezan ir avanzando monte adentro”, afirmó Molina a los medios de comunicación a principios de julio.
En Bolivia se registraron brotes de Arenavirus en los departamentos de Beni (1959 y 2012), Cochabamba (2005) y La Paz. Otras infecciones similares también se han desatado a lo largo de la historia, y parecen guardar relación con la deforestación, expansión de la frontera humana y la invasión de hábitats.