Rentismo en Bolivia disminuye el bienestar y la producción
A pesar del “impacto positivo” generado por la bonanza de las materias primas (gas, minerales, soya), “el número de conflictos motivados por diversas exigencias sociales a favor de la obtención de rentas que provengan de las arcas del Estado no se redujo como podría haberse esperado,...



A pesar del “impacto positivo” generado por la bonanza de las materias primas (gas, minerales, soya), “el número de conflictos motivados por diversas exigencias sociales a favor de la obtención de rentas que provengan de las arcas del Estado no se redujo como podría haberse esperado, sino que en los hechos se incrementó”.
La afirmación proviene de los investigadores Bernardo Fernández -Profesor de la Escuela de la Producción y la Competitividad de la Universidad Católica Boliviana (ePC-UCB)-, Marcelo Gantier -investigador junior del Instituto de Investigaciones Socio-Económicas (IISEC-UCB)-, y Martín Palmero -Profesor Asociado de la UCB-, en un trabajo conjunto publicado a través la Fundación INESAD.
El aumento de conflictos relacionados con la búsqueda de captura de rentas del Estado ya ha sido documentado en años recientes por expertos de larga trayectoria académica, como José Gordillo, Jorge Komadina, Roberto Laserna, Jose Luis Evia y Cesar Rojas, en diferentes investigaciones.
Este fenómeno, a decir de Fernández, Gantier y Palmero, “sugiere un proceso de intensificación del comportamiento de rent-seeking por parte de determinados grupos sociales y agentes económicos en Bolivia”, que a su vez ha estado generando “importantes pérdidas, tanto en términos de crecimiento del producto como del bienestar general de su población”.
El rentismo
El comportamiento de rent-seeking, o rentismo, como se lo llama comúnmente, es definido en la citada investigación como “una acción improductiva que busca la apropiación de ventajas que brindan resultados positivos para un individuo, pero no a la sociedad en su conjunto”.
Y según los autores del estudio, puede ser más grave en países que, como Bolivia, concentran gran parte de sus esfuerzos económicos en la exportación de una o más materias primas o commodities, como el gas, petróleo, minerales, soya.
“En efecto, se ha evidenciado que países con bajo nivel de institucionalidad, altos niveles de corrupción y abundantes en recursos naturales, experimentan menores tasas de crecimiento económico”, agregan los investigadores.
Así, aunque durante la última década Bolivia se benefició de un “súper-ciclo” de precios elevados de materias que le permitió alcanzar tasas de crecimiento de la economía de alrededor del 5% en promedio, y lograr mejoras importantes en términos de la reducción de la pobreza y la desigualdad, Fernández, Gantier y Palmero consideran que el rentismo asociado a este periodo ha afectado negativamente el desenvolvimiento de la economía, reduciendo los beneficios que podría haberse alcanzado sin este problema.
Un “trabajo” improductivo
El rentismo, afirman los expertos, ocasiona que los individuos destinen tiempo productivo a la búsqueda de rentas, “lo cual genera una distorsión en los incentivos que podría llegar a modificar, de manera negativa, el patrón de crecimiento económico”. Este comportamiento suele manifestarse en distintas formas, como sobornos, corrupción, contrabando, mercados negros y presión social por recursos estatales.
Dos mecanismos suelen predominar en el rentismo: a) rentas obtenidas por sindicatos u otras agrupaciones sociales formales o informales con poder de negociación a nivel público y privado; o b) rentas obtenidas a partir de la función pública y la estructura burocrática, asociadas con actos de corrupción.
Conflictos
Los investigadores encontraron también que, a partir de 2004, el número de conflictos tiende a crecer significativamente a pesar del buen desempeño económico registrado, alcanzando un nuevo record de 890 en 2011 (superando los casi 800 conflictos que atravesó el Gobierno de Siles Suazo en 1984), año en que el PIB creció en 5,2%. Y en 2017 se registró un nuevo récord en el número de conflictos, igual a 984 casos.
Impactos en la economía y el bienestar
A través de modelos matemáticos, Fernández, Gantier y Palmero calculan que el comportamiento rentista, exacerbado por la baja institucionalidad, altos niveles de corrupción y la bonanza de materias primas, provoca que, en el largo plazo, la economía crezca un 2,37% menos de lo que lo haría, pese a que en el corto plazo la economía ha crecido a niveles importantes.
Según los investigadores, ese resultado se debe al gran aumento del tiempo que los individuos dedican al trabajo improductivo rentista en detrimento del trabajo productivo.
En el escenario “ideal” sin rentismo, los individuos dedican todo su tiempo al trabajo efectivo, “y por ende el número de las horas trabajadas en actividades productivas se incrementa en 2,335%. A su vez, los recursos obtenidos por el incremento de horas trabajadas se destinan a consumo e inversión lo cual incrementa la tasa de crecimiento del producto”.
Asimismo, se encontró que el 29% de las recaudaciones del gobierno pasan a manos de las personas que se dedican a actividades de rent-seeking. Y que, en el largo plazo, “el país pierde 6% de la producción” a causa del rentismo.
El trabajo también afirma que si se aplican mejoras institucionales de “primera generación” (plataformas tecnológicas de gobierno abierto y datos abiertos, transparencia presupuestaria, tecnologías para la lucha contra la corrupción, transparencia en licitaciones y adquisiciones) o de “segunda generación” (independencia poderes, autonomía de entidades reguladoras, modelos participativos para definición de presupuestos y de rendición de cuentas), la economía mejora “en su conjunto” al reducir los mecanismos que poseen los agentes para obtener rentas.