El Real Madrid goleó al Barcelona en el Camp Nou
El Real Madrid regaló a sus aficionados un miércoles de pasión inolvidable. Como en aquellas finales de Mestalla, la del cabezazo de Cristiano o la cabalgada de Bale, el equipo blanco aplastó al Barcelona, esta vez en el mismísimo Camp Nou, aunte una afición culé que no esperaba semejante desenlace ni en sus peores pesadillas. Una goleada incontestable, que permite a Ancelotti devolver la afrenta a Xavi en su estadio. Un 0-4 en el coliseo azulgrana que no recuerdan los madridistas veteranos. El Madrid estará en la final de Sevilla tras un baño indiscutible.
El Clásico copero no permitía adivinar semejante exhibición, con Benzema como estandarte de un equipo de época. El partido empezó con más nervio que arte, más transpiración que inspiración. Ancelotti sorprendió con el once. Contentó a una parte con la inclusión de Rodrygo como extremo derecho, pero sacrificó a Camavinga en el lateral zurdo y a Valverde en el pivote, junto a Kroos, con Modric como enganche. El alemán y el francés fueron lo más potable en los blancos durante un primer acto contemplativo, más dedicado a evitar disgustos que a igualar la eliminatoria. Perdía, y no se notó, aunque se fuera al descanso con ventaja. Fue producto de una contra que empezó en un paradón de Courtois a remate de Lewandowski, también la opción más clara de los azulgranas en ese primer tiempo, que despejó Valverde y Rodrygo convirtió en un tres contra tres.
La temperatura subió por donde todos esperaban. O sea, por Vinicius y Gavi. Ambos hicieron oposiciones a la tarjeta mucho antes de verla, a la vez, en un pique absurdo. Si nadie detecta que el calentón y el exceso de gestos es un problema, pues así les irá. Se dobló sobre el costado Courtois para sacar abajo el 0-1, acudieron los defensores con viveza para sacar, despejó Valverde, Rodrygo midió mejor el balón sin dueño y detonó una contra perfecta. Condujo Vini, abrió a Benzema a la derecha, el francés devolvió a Vini que amagó de primeras, remató, Koundé desvió al palo y la pelota entró, ayudada por Benzema. Pareció que el balón ya estaba dentro cuando la punteó Karim. Descanso.
El gol dio la vuelta al partido. De regreso de vestuarios, el Madrid se agigantó con la pelota y el Barça se esfumó. Cayó el segundo muy prontito gracias a la escapada de Modric, que recibió de Militao en banda derecha y se fue en vertical, amagando pases hasta encontrar el servicio perfecto. Ningún futbolista azulgrana hizo una falta táctica. Recibió Benzema, levantó la ceja y colocó junto al palo el 0-2, sin opción para Ter Stegen. Aturdido, el Barça se encogió y pagó el precio. Kessie, peleón hasta entonces, cometió un penalti absurdo al pisar a Vinicius. Lo vio clarísimo Martínez Munuera. Benzema transformó por la derecha, engañando a Ter Stegen. Marcos Alonso falló en una entrega y Modric no aprovechó. Tampoco rentabilizó Benzema un resbalón de Koundé que le dejó solo, pero ya a esas alturas estaba perdonando el Madrid la goleada.
Tampoco acertó Xavi en la corrección. Quitó a Raphinha, que se fue cabreado y con razón. También Marcos Alonso, señalado. Sus reemplazos no les mejoraron, mas bien lo contrario. Cada salida a la contra del Madrid desataba el pánico. Ter Stegen regaló una parada monstruosa al zurdazo de Asensio, sustituto de Rodrygo. Ya no pudo contener más. Salió Vinicius, buscó el medio para obligar a Koundé, Eric mordió el anzuelo y permitió que Benzema recibiera y completara un triplete memorable. Desde Puskas, ningún jugador blanco había marcado tres tantos en el Camp Nou. Menos mal que Karim no era goleador.