El Liverpool y el Manchester United no se hicieron daño

El Liverpool y el United se neutralizaron en Anfield, bloqueados en una tarde que no dejó contento ni a uno ni a otro. En todo caso al City, que se relame tras un empate que le permitirá encabezar la Premier si gana las jornadas que tiene pendientes. En Anfield se vivió un choque de momentos, que reafirma al sólido equipo de Solskjaer y cuestiona a un Liverpool que atraviesa por un pequeño bache, incapaz de poner fin a las dudas ante su eterno rival (0-0).

Unos pensarán que fue el Liverpool quien impuso su plan de juego. Otros, con razón, podrán argumentar que fue el United. Y nadie se equivoca. Son formas de ver las cosas. Más preparado para atacar que para defender, el conjunto de Klopp zarandeó al de Solskjaer durante una primera media hora que se disputó en una dirección, siempre hacia la puerta de De Gea, quizá porque al United no le importa asumir ese papel pasivo ante rivales de entidad.

El primer tiempo transcurrió al son de Thiago, un jugador que mejora a sus compañeros cuando entra en juego. Fue el metrónomo de un equipo que le ha echado de menos durante mucho tiempo, consciente de que empeora sin la claridad que le proporciona el español. Junto a Shaqiri dominó a un rival que saltó con las ideas claras: arroparse hasta encontrar el momento adecuado para galopar a la espalda de Henderson.

El United lidera la Premier pero no tiene pinta de creerse su condición, mucho más conservador que el Liverpool. Tardó en darse cuenta de que estaba obligado a dar un paso al frente, y apenas amenazó con un remate desviado de Bruno Fernandes en un libre directo. No hubo rastro de Martial, poco operativo, relevado en el segundo acto por Cavani. Sin embargo, el punto de ambición que le faltó en el primer tiempo lo sacó a relucir en el segundo.

No está bien el Liverpool, sostenido por Alisson. El arquero brasileño rescató a su equipo en Anfield. Negó el 0-1 a Bruno Fernandes en un remate a quemarropa y otro parecido a Pogba, las dos mejores ocasiones de un choque que pasó de unas manos a otras: del primer tiempo del Liverpool al segundo del United, mucho más atrevido. El conjunto de Solskjaer olió el miedo, pero le faltó tino para imponerse en la cancha del campeón, que tuvo que conformarse con el punto, insuficiente a la postre para ambos.