Apuntes para una historia sobre los Federales de Tarija
Desde hace un par de meses retornó al debate público



Desde hace un par de meses retornó al debate público el tema del federalismo en Bolivia. Tema viejo como los políticos que tenemos, recocinado y recalentado, cada que alguien quiere un poco más de palestra.
Permítanos traer dos pasajes históricos vinculados a este apunte, pasajes accionados por dos personalidades tarijeñas hace muchos años. Conviene conocerlos para que no vayan a creer aquellos que hoy tocan el tema que son iniciadores de la historia y descubridores de la pólvora…
Don José Felipe Echazú fue en un momento dado un modelo de ciudadano, su formación vinculada a las leyes, las normas aprendidas en su hogar, los modales con los que se manejaba en su grupo de amistades y otros elementos hicieron de él una de las personas más correctas de esta Villa y por ello había una mutua amistad sincera entre esta sociedad y él.
En los turbulentos años en que estaba a punto de finalizar la guerra de la independencia y el nacimiento de los nuevos Estados en la región, el Dr. Felipe Echazú notó que la situación de Tarija era demás de complicada pues, por un lado sus vecinos al norte estaban absolutamente ensimismados en su amor apasionado a sus tierras, “entienden como patria sólo lo que tienen como patrimonio, lo demás no tiene valor”, comentó en una carta enviada a Mariano Gordaliza en Salta. Por otro lado sus vecinos del sur estaban enfrentados en quién sería la cabeza de ese Estado y aunque estaba claro que Buenos Aires sería a la larga esa cabeza entendía que la distancia de Tarija con aquella capital haría que se la tenga a su tierra de menos, un apéndice…
Basado en estos argumentos es que definió su tesis política en la que sostenía que Tarija no necesitaba ni de sus hermanos del sur, ni los del norte para subsistir. “Los del norte ensimismados, volcánicos, faltos de disciplina, jamás podrán hacer gobierno; los del sur serán sometidos por Buenos Aires y ahí se decidirá todo, pero adoptan el sistema federal, que es una opción que al norte no existe”, apuntaba. En síntesis, se dijo así mismo: “Tarija, por territorio, por población, por historia, cultura y continuidad de gobiernos debe ser un Estado aparte, surgir como un Estado que garantice la paz entre el Alto Perú y el Río de La Plata, o en último caso ser parte de un Estado Federal…”.Esta su idea escrita en 1824 tuvo buena acogida en un momento, pero luego llegaron “los baúles” que hicieron cambiar de ideas y posiciones a quienes en ese momento actuaban como autoridades en esta Villa.
He ahí –para recuerdo de los presentes- uno de los primeros tarijeños que habló de federalismo, y aquello que más convenía a Tarija en el espacio de tiempo en que actuó.
Ahora veamos otro caso.
Ya había pasado un tiempo desde que falleciera Dn Felipe Echazú, pero sus ideas, como la buena simiente, fue recogida por las nuevas generaciones y entre esa generación estuvieron varios que fueron paladines en la defensa del sistema Federal, bastara por ahora anotar a los Raña, los Cainzo y uno en particular Dn Samuel Campero.
El Campero al que nos referimos vio desde niño el despotismo que llevaban en sus cartucheras los que tenían poder en Bolivia y esto le causaba cierta repugnancia, pues por su formación tanto en el país como fuera de él conocía sobre los derechos de las gentes, lo inviolable del hogar, lo devoción al sometimiento a la ley y todo aquello que Belzu, Linares, Achá y otros parecieran desconocer.
Vio como la dictadura de Melgarejo despojó de inmensos territorios a su tierra natal, Tarija, para entregárselos a un pariente de una de sus queridas entonces autoridad en Chuquisaca…, fue testigo de cómo Daza disponía la entrega de territorio también tarijeño a las autoridades potosinas y nadie decía nada, pues el poder estaba en la cartuchera que sostenía el revólver del Presidente de turno…
Fundamentado en esto y junto a un grupo de tarijeños recogió las lecciones de Echazú y enarboló la bandera Federal desde 1868. Melgarejo que no quería saber nada de cualquier otro poder que no sea el suyo mandó confiscar la vivienda de Campero en Tarija, rematarla y dispuso de sus propiedades sobre el río San Juan. Uno de los parientes de Dn Samuel, entonces todavía amistado con Melgarejo (Narciso Campero) intentó alguna intermediación pero ningún argumento pudo contra el Terror del Sexenio (Melgarejo), y Campero con los seguidores de la idea Federal tuvieron que salir del país. Caído Melgarejo se convocó a una Asamblea Constituyente, el año de 1871, en la misma participaron algunos de los seguidores de la idea federal como Raña, y encontraron en Lucas Mendoza de la Tapia un aliado para que aquella Asamblea fuese el escenario donde se discutiese abiertamente sobre la posibilidad de adoptar el sistema Federal. Sin embargo la mayor cantidad de representantes de Chuquisaca y La Paz, ciudades que se alternaban ser la sede de gobierno, decidió porque el país siguiese bajo el régimen unitario.
En Tarija empero Dn Samuel Campero no dejó que la idea muriese, fue el más entusiasta y fiel a la misma llegando a establecer la posibilidad de crear un Estado dentro de Bolivia para aquellos departamentos que buscaban el Federalismo, Santa Cruz, Tarija y Cochabamba. Acordó con Andrés Ibañez el principal motor de esta lucha en Santa Cruz, las bases de esta acción pero llegó la feroz tiranía de Daza que acabó a balazos a quienes propugnaban la idea del Federalismo. Como orgullo familiar deben conserva seguramente los descendientes, la orden que firmó el mismo Daza y su ministro de entonces para que en Tarija “se ejecute la detención y proceso” de S. Campero, foto que ilustra y acompaña este texto.