Dos historias de perros*
LA HISTORIA DE LA PERRA LAIKA Laika fue una perra callejera en Moscú, hasta que fue acogida por el programa espacial de los rusos junto a otros dos perros. ¿El objetivo? Preparar a uno de ellos para probar el primer vuelo orbital de la historia de la humanidad. Tras superar el entrenamiento,...



LA HISTORIA DE LA PERRA LAIKA
Laika fue una perra callejera en Moscú, hasta que fue acogida por el programa espacial de los rusos junto a otros dos perros. ¿El objetivo? Preparar a uno de ellos para probar el primer vuelo orbital de la historia de la humanidad.
Tras superar el entrenamiento, Laika fue la elegida para estar en la nave espacial Sputnik 2, siendo el primer ser vivo en abandonar la Tierra.
Y aquí termina todo lo bueno.
Hoy, todavía me cuesta entender que se admire a Laika como se hace.
Fue un animal completamente torturado con la soledad, el abandono y la falta de libertad durante su adiestramiento, en que ella y sus compañeros eran confinados en espacios cada vez más reducidos.
Falta de ejercicio, sometidos a los tremendos ruidos que simulaban los motores de la nave, y a simuladores de aceleración espacial que los aterrorizó por completo.
Después de esto, Laika fue la elegida para ser confinada en el Sputnik 2, sola y completamente aislada, y lanzada al espacio para morir.
El Sputnik 2 estaba hecho para ser no recuperable: los rusos no estaban interesados en recuperar la nave sino en ver si alguien podía sobrevivir a la salida de la órbita.
Laika, esa perrita abandonada que sólo quería un hogar y el amor de una familia, murió sola tras cinco HORAS en órbita, a causa del estrés y el sobrecalentamiento de la nave.
Y no creo que ninguno de los culpables de esta atrocidad sintiera el más mínimo remordimiento. Al fin y al cabo, un gran paso para el hombre, ¿no es verdad?
PD: Tu perro, a diferencia de Laika, tiene la suerte de tenerte... de tener a un amo tan bueno y preocupado por él.
¿QUIÉN NO CONOCE LA HISTORIA DE HACHIKO?
Seguro que conoces a este perro de alguna de las películas que se ha hecho sobre él. Es una historia de lealtad y una muestra de hasta qué punto los perros son fieles a sus humanos. Hoy, quiero repasar contigo esta historia.
El humano de Hachiko, el profesor Ueno, lo encontró de cachorrito. No quería quedarse con él, puesto que hacía muy poco que había muerto su perrita, pero su hija insistió. Al final, aceptaron llevárselo.
El perro tenía las patas delanteras un poco desviadas. Esa es la motivación de su nombre, ya que “Hachi” significa “ocho”, un número bien curvilíneo, como sus patitas.
Muy pronto se instaló una rutina diaria en la casa: el profesor Ueno se iba con Hachiko cada mañana y se despedían en la estación.
Cuando el humano se iba en el tren, el perro volvía a casa, y regresaba a la estación, puntual como un reloj, para recibir al profesor cada tarde.
Esta rutina continuó durante años, hasta que lamentablemente Ueno murió mientras daba clases por una hemorragia cerebral.
Sin saber nada de eso, Hachiko fue a la estación como siempre. No pareció importar que su humano no saliera del tren aquella tarde. No regresó a casa por la noche, ni al día siguiente, ni al siguiente después de ese.
Durante diez años, diez largos años, aquel perro fiel siguió en la estación, esperando que su humano bajara del tren como cada día.
Es más que evidente que esta muestra de lealtad no pasó desapercibida. La gente cuidó de él: transeúntes o regulares de la estación de Shibuya le dieron comida, lo taparon en invierno, y aunque algunos intentaron darle un hogar nuevo, no quiso quedarse con nadie.
Finalmente, tras esos diez años esperando, Hachiko murió una noche. En 2011 se descubrió que había estado sufriendo cáncer y eso fue lo que se lo llevó.
Algunos quieren creer que de algún modo su humano bajó del tren para llevárselo a una nueva casa… ¿Tú qué opinas?
Fotografía de Hachiko y el Dr. Ueno
*Artículos transcritos de Perro-Obediente.com
Laika fue una perra callejera en Moscú, hasta que fue acogida por el programa espacial de los rusos junto a otros dos perros. ¿El objetivo? Preparar a uno de ellos para probar el primer vuelo orbital de la historia de la humanidad.
Tras superar el entrenamiento, Laika fue la elegida para estar en la nave espacial Sputnik 2, siendo el primer ser vivo en abandonar la Tierra.
Y aquí termina todo lo bueno.
Hoy, todavía me cuesta entender que se admire a Laika como se hace.
Fue un animal completamente torturado con la soledad, el abandono y la falta de libertad durante su adiestramiento, en que ella y sus compañeros eran confinados en espacios cada vez más reducidos.
Falta de ejercicio, sometidos a los tremendos ruidos que simulaban los motores de la nave, y a simuladores de aceleración espacial que los aterrorizó por completo.
Después de esto, Laika fue la elegida para ser confinada en el Sputnik 2, sola y completamente aislada, y lanzada al espacio para morir.
El Sputnik 2 estaba hecho para ser no recuperable: los rusos no estaban interesados en recuperar la nave sino en ver si alguien podía sobrevivir a la salida de la órbita.
Laika, esa perrita abandonada que sólo quería un hogar y el amor de una familia, murió sola tras cinco HORAS en órbita, a causa del estrés y el sobrecalentamiento de la nave.
Y no creo que ninguno de los culpables de esta atrocidad sintiera el más mínimo remordimiento. Al fin y al cabo, un gran paso para el hombre, ¿no es verdad?
PD: Tu perro, a diferencia de Laika, tiene la suerte de tenerte... de tener a un amo tan bueno y preocupado por él.
¿QUIÉN NO CONOCE LA HISTORIA DE HACHIKO?
Seguro que conoces a este perro de alguna de las películas que se ha hecho sobre él. Es una historia de lealtad y una muestra de hasta qué punto los perros son fieles a sus humanos. Hoy, quiero repasar contigo esta historia.
El humano de Hachiko, el profesor Ueno, lo encontró de cachorrito. No quería quedarse con él, puesto que hacía muy poco que había muerto su perrita, pero su hija insistió. Al final, aceptaron llevárselo.
El perro tenía las patas delanteras un poco desviadas. Esa es la motivación de su nombre, ya que “Hachi” significa “ocho”, un número bien curvilíneo, como sus patitas.
Muy pronto se instaló una rutina diaria en la casa: el profesor Ueno se iba con Hachiko cada mañana y se despedían en la estación.
Cuando el humano se iba en el tren, el perro volvía a casa, y regresaba a la estación, puntual como un reloj, para recibir al profesor cada tarde.
Esta rutina continuó durante años, hasta que lamentablemente Ueno murió mientras daba clases por una hemorragia cerebral.
Sin saber nada de eso, Hachiko fue a la estación como siempre. No pareció importar que su humano no saliera del tren aquella tarde. No regresó a casa por la noche, ni al día siguiente, ni al siguiente después de ese.
Durante diez años, diez largos años, aquel perro fiel siguió en la estación, esperando que su humano bajara del tren como cada día.
Es más que evidente que esta muestra de lealtad no pasó desapercibida. La gente cuidó de él: transeúntes o regulares de la estación de Shibuya le dieron comida, lo taparon en invierno, y aunque algunos intentaron darle un hogar nuevo, no quiso quedarse con nadie.
Finalmente, tras esos diez años esperando, Hachiko murió una noche. En 2011 se descubrió que había estado sufriendo cáncer y eso fue lo que se lo llevó.
Algunos quieren creer que de algún modo su humano bajó del tren para llevárselo a una nueva casa… ¿Tú qué opinas?
Fotografía de Hachiko y el Dr. Ueno
*Artículos transcritos de Perro-Obediente.com