Meditaciones
Abrázate muy fuerte y agradece a Dios que aún estás con vida. Alabado sea. = = = En el tiempo que resta por vivir “aprende a estar solo en un cuarto”, como aconsejaba Blas Pascal, ya que después lo estarás para siempre varios metros abajo. = = = ¡No! Más bien frecuenta el trato...



Abrázate muy fuerte y agradece a Dios que aún estás con vida. Alabado sea.
= = =
En el tiempo que resta por vivir “aprende a estar solo en un cuarto”, como aconsejaba Blas Pascal, ya que después lo estarás para siempre varios metros abajo.
= = =
¡No! Más bien frecuenta el trato humano antes que la malvada te lleve a rastras, porque de seguro no te gustará emprender el último viaje en el tren de la muerte, sin equipaje de recuerdos, pasaporte alguno ni dinero que haga mullida la cama.
= = =
Tarde o temprano se cerrará tu ciclo, en algún ámbito de actividad. No insistas en prolongarlo. No podrás.
= = =
El ciclo mayor, el de la existencia, también se cerrará sin tú darte cuenta. Tampoco pretendas extenderlo. Será intento vano.
= = =
Somos arcilla que toma forma desde el nacimiento. Al pasar de los días vas cambiando hasta que vuelves al polvo del origen, en el que te convertirás conforme manda la Biblia.
= = =
No forzar los acontecimientos sin mirar atrás. ¿Estás libre de paja y viento…?
= = =
Ignorancia es no ver y aquilatar el pasado, provisto de grandezas y miserias. No seas el destructor de lo poco bueno que hiciste, porque despertarás curiosidad por lo malo que hay en toda conducta humana.
= = =
Nobleza y elevación espiritual es cuanto precisamos en nuestro tránsito por la vida, para hacerlo de modo humilde y solidario. No nos hagamos la ilusión de que constituimos el ombligo del mundo.
= = =
Desecha los cantos de sirena, que deben ser atractivos a un fácil ego, sin vislumbrar el extenso mar. Retoma tus pasos y cambia de rumbo. Los rayos del sol se expanden hacia otras latitudes, basta de sombra o de opacos atardeceres.
= = =
Ley de sobrevivencia en la selva de la vida, incendiada y apagada muchas veces.
= = =
No hagas de tu mente un huracán, al menos si sabes que obraste bien, sin faltar a tus propósitos de vida y al amor que sientes.
= = =
Después de lo vivido quedan los instantes, para navegar en el piélago de los recuerdos.
= = =
Ama la vida como si fuera el último día de tu camino. Ámala intensamente.
= = =
Mi corazón se encuentra fuerte y esperanzado, ¡sólo para mi tierra doliente y vigorosa! ¡No desmayes patria mía…!
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En el tiempo que resta por vivir “aprende a estar solo en un cuarto”, como aconsejaba Blas Pascal, ya que después lo estarás para siempre varios metros abajo.
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¡No! Más bien frecuenta el trato humano antes que la malvada te lleve a rastras, porque de seguro no te gustará emprender el último viaje en el tren de la muerte, sin equipaje de recuerdos, pasaporte alguno ni dinero que haga mullida la cama.
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Tarde o temprano se cerrará tu ciclo, en algún ámbito de actividad. No insistas en prolongarlo. No podrás.
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El ciclo mayor, el de la existencia, también se cerrará sin tú darte cuenta. Tampoco pretendas extenderlo. Será intento vano.
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Somos arcilla que toma forma desde el nacimiento. Al pasar de los días vas cambiando hasta que vuelves al polvo del origen, en el que te convertirás conforme manda la Biblia.
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No forzar los acontecimientos sin mirar atrás. ¿Estás libre de paja y viento…?
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Ignorancia es no ver y aquilatar el pasado, provisto de grandezas y miserias. No seas el destructor de lo poco bueno que hiciste, porque despertarás curiosidad por lo malo que hay en toda conducta humana.
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Nobleza y elevación espiritual es cuanto precisamos en nuestro tránsito por la vida, para hacerlo de modo humilde y solidario. No nos hagamos la ilusión de que constituimos el ombligo del mundo.
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Desecha los cantos de sirena, que deben ser atractivos a un fácil ego, sin vislumbrar el extenso mar. Retoma tus pasos y cambia de rumbo. Los rayos del sol se expanden hacia otras latitudes, basta de sombra o de opacos atardeceres.
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Ley de sobrevivencia en la selva de la vida, incendiada y apagada muchas veces.
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No hagas de tu mente un huracán, al menos si sabes que obraste bien, sin faltar a tus propósitos de vida y al amor que sientes.
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Después de lo vivido quedan los instantes, para navegar en el piélago de los recuerdos.
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Ama la vida como si fuera el último día de tu camino. Ámala intensamente.
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Mi corazón se encuentra fuerte y esperanzado, ¡sólo para mi tierra doliente y vigorosa! ¡No desmayes patria mía…!