La estrategia de Belgrano – 1817 El camino de Araoz De Lamadrid (Primera parte)
Los hombres nacen en una palingenesia extraña de la sombra de la tierra para formar la raíz de los pueblos y estos son los que construyen la historia cuando toman conciencia masiva y reflexiva de su ser ontológico y es en este proceso cuando erigen a sus propios líderes con los que en forma...



Los hombres nacen en una palingenesia extraña de la sombra de la tierra para formar la raíz de los pueblos y estos son los que construyen la historia cuando toman conciencia masiva y reflexiva de su ser ontológico y es en este proceso cuando erigen a sus propios líderes con los que en forma dialéctica crean las instituciones para su crecimiento y desarrollo. 2 3
La declaración de la Independencia de las “Provincias Unidas de Suramérica”, dada por el Congreso Constituyente de las provincias que conformaban el antiguo virreinato, el 9 de julio de 1816 y que proclamó la libertad para su territorio dispuestos a formar “una nación libre e independiente de los reyes de España, sus sucesores, Metrópoli y de toda otra dominación extranjera” 4 dejando constancia en el acta que fuera redactada por los diputados: José Mariano Serrano (chuquisaqueño) y Teodoro Sánchez de Bustamante (jujeño), la que fue publicada en castellano, quechua y aymara.
Los conceptos del acta firmada por todos los presentes, significó la definición de una nueva nación como una unidad pluriétnica y pluricultural, de quienes componían la vasta región americana, repitiendo la intención independentista marcada en mayo de 1809 en Chuquisaca y en mayo de 1810 en Buenos Aires, cuando fue elegido presidente de la Primera Junta del Primer Gobierno patrio, Cornelio Judas Tadeo Saavedra, de origen potosino.
El principal reclamo por la independencia partía de los pueblos que conformaban las provincias de Salta del Tucumán y los del Alto Perú (hoy Bolivia) con un legítimo anhelo, fundamentado en un sentimiento de unidad, al margen del expresado por los diputados porteños, volcado a los principios mercantilistas y del libre comercio que se definía en la supremacía del poder que significaban los intereses de la aduana del puerto de Buenos Aires.
En este Congreso reunido en Tucumán “el nuevo poder del Estado nombro a Juan Martin de Pueyrredón [como] Director Supremo de las Provincias Unidas de Suramérica con el propósito que el ejecutivo pudiera alcanzar una proyección que superara los límites del antiguo virreinato”. 5
Sin ser miembros de este Congreso, los principales impulsores fueron San Martin, Belgrano y Güemes, denominado por los delegados porteños como “la camarilla de militares que digitaban las resoluciones”.6
Esta “camarilla” había nacido en el Plan Continental que inició el gran proceso de liberación americana en su única forma posible: la unidad de los pueblos americanos.
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Belgrano, genial estadista había planteado con una visión geopolítica las necesidades de los pueblos y la historia de sus luchas sociales, principalmente las que había vivido y conocido en el Alto Perú y que seguían sosteniéndose en una guerra de guerrillas en la mal llamada por Mitre de “Republiquetas” 7 y a los de resistencia de los pueblos en hechos como los producidos en Salta del Tucumán, con el Éxodo, la Batalla de Tucumán y la de Salta; las que luego se transformaron en acciones sistemáticas en la llamada “guerra gaucha”.8 Ambas formas, la guerra de “Republiquetas” y la “Guerra Guacha” partían de un mismo sentimiento: la tierra como heredad, como patria americana en una unidad fáctica de pasado, presente y futuro como objeto sagrado del bien común, para lo cual su ejercicio residía en la libertad y soberanía como hecho pragmático que debía partir de una realidad cultural, formada desde una complejidad geopolítica apoyada sobre los ejes Atlántico – Pacifico – Andino, tal lo definido por el Congreso Constituyente.
San Martin fue el estratega que tomará el “Plan de la Montaña”, esbozado por Belgrano y lo llevará a la práctica al incluir la acción sobre el Pacifico y los puertos intermedios conformándolo en el “Plan Continental”, tomando la vía marítima sobre Chile como una unidad en la acción agregando la táctica y la estrategia de la ciencia militar. Conocía San Martin la lucha de los pueblos en las guerrillas europeas para su liberación, según lo que había vivido en el viejo mundo y coincidencia con Belgrano en su heroicidad, pero también en su ineficiencia y la inutilidad de éstas sin la presencia de oficiales formados en el oficio del arte de la guerra para la conducción con la que se debía enfrentar a los ejércitos reglados que se oponían.
Miguel Martin de Güemes, líder natural, compenetrado en el sentimiento de las masas, con formación específica en el oficio militar, sumará su presencia definitiva en un proceso que requería necesariamente de la acción directa de los pueblos. “a un pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete”. 9
Belgrano se afirmó a este concepto luego de experimentar la acción con los pueblos en el proceso anterior, con el Ejército Auxiliar en su campaña militar, pero fundamentalmente en las luchas sobre el Alto Perú donde a su visión geopolítica sumó un profundo conocimiento de su gente proponiendo cuerpos de milicias dirigidos por oficiales de carrera capacitados militarmente; Álvarez de Arenales se instaló en la Paz, Padilla en Cochabamba, Warnes en Santa Cruz de la Sierra; Ortiz de Rosas en Charcas; Zarate en Chuquisaca; Betanzos y Camargo en Cinti colaborando con Cumbay, para actuar en una organización conjunta conformando 8 intendencias sobre las cuatro originales que operaban en el Alto Perú desde el inicio de la revolución. No falto en esta apreciación la visión de Paillardelle sobre los puertos intermedios en el Pacifico, con el alzamiento de Tacna, opinión que hará conocer a San Martin aportando conocimientos importantes para su campaña.
La Gran Invasión
Retomado el trono por Fernando VII, derrotado Napoleón y formada la Santa Alianza se preparó la gran ofensiva de los ejércitos imperiales para reconquistar el territorio de América para la corona. Ello dispuso la formación de un gran ejército invasor con los más destacados jefes militares y el mayor complejo bélico, que, terminada la guerra con Napoleón.
Una de las naves llamada S.C.M “Venganza” conduciendo un convoy con destino al puerto de Arica venía en esa fragata el nuevo jefe del ejército realista, José de la Serna.
El desembarco español produjo la caída de Bolívar, que se refugió en Panamá; el Alto Perú, estaba amenazado de caer en poder de los ejércitos realistas; luego de la derrota en Sipe-Sipe del General patriota José Rondeau, Pezuela asumía como nuevo Virrey. El propósito de La Serna era llegar a Buenos Aires con la ocupación de los puertos principales del territorio, quien se instaló en Cotagaita, en reemplazo de Ramirez de Orosco.
El Director del Estado, Martin de Pueyrredón designado por el Congreso Constituyente, inmediatamente nombró a Manuel Belgrano como Jefe del Ejército del Norte y a Güemes Jefe de Avanzadas a cargo del cuerpo de milicias populares, a su vez dispuso que Belgrano debía acantonarse en la Ciudadela de Tucumán - recinto fortificado montado San Martin años atrás-, con el ejército regular creando un tapón a la invasión realista anunciada desde el Perú. Se sumaban, las disputas de las provincias del norte y las del litoral; las que, a su vez, eran amenazadas por una posible invasión desde Brasil a la Banda Oriental y al litoral.
La Serna, el nuevo jefe español, poseía una arrogancia suprema, mostró su desprecio por los soldados realistas americanos, y muchos más por los milicianos gauchos a los que consideraba que debían ser tratados como “bandidos” y no como soldados, calificándolos, además, como “grupos desorganizados de gente armada que actuaban en banda”.10 Marchó hacia Tupiza tomando como lógica y segura la victoria contra los revolucionarios, asegurando primero la plaza de Tarija, como punto estratégico.
Desoyó La Serna a Pezuela, siguió su plan establecido haciendo base en Potosí mientras eran eliminados los guerrilleros independentistas en el Alto Perú, entre ellos caerán asesinados Asencio Padilla, Ildefonso de las Muñecas, Camargo y Warnes, quedando descabezados los principales focos revolucionarios, por lo que de La Serna podía ahora proseguir con su plan trazado de eliminar a Belgrano en Tucumán ya que este, por su fama militar, representaba el oponente principal para llegar a Buenos Aires; pensando que Güemes y sus gauchos serian arrollados sin más, solo con su importante presencia (por lo tanto era un objetivo menor), terminando así con toda la intención independentista proclamada el 9 de julio por el Congreso.
Para la acción designó al brigadier Olañeta como jefe de vanguardia por su experiencia, aptitudes de combate y conocimiento del terreno. La invasión sumaba 3 cuerpos: un ejército de expedicionarios, otro de ocupación y otro de reserva. Seguro de su superioridad informará La Serna al Virrey del Perú: “creo podría lisonjearme al asegurar a V. E. formaría un Cuerpo de Ejército capaz de entrar con él en Buenos Aires para el mes de mayo del próximo año siempre que circunstancias políticas y topográficas lo permitieren”. 11 Su campaña contaba con un ejército de 7284 hombres, 3400 efectivos, la que comenzó a actuar en los últimos meses de 1816.
Belgrano a cargo del Ejército del Norte, le comunica al Congreso de Tucumán –en la sesión del 23 de septiembre de 1816– la aproximación del enemigo; al mismo tiempo informó que por oficio del Coronel Campero dos divisiones más salieron de Yavi, la una hacia el Moreno y la otra a la Rinconada. 12
Solicitó Belgrano recursos al Gobierno Central, los que sistemáticamente fueron negados.
Güemes cargó sobre sus espaldas la mayor responsabilidad, entre ambos (Güemes y Belgrano) organizaron la inteligencia de la guerra ante esta inminente invasión.
Belgrano envió 3 columnas del ejército regular; 1) por el camino del despoblado (actual ruta 40), de allí a Oruro para cortar las comunicaciones con el Alto Perú; 2) la que refuerza las tropas de la guerrilla en la zona de Valles a San Salvador con Domingo Arenas y de San Salvador a la Quebrada de Humahuaca con Urdininea quienes estarían al mando de Güemes; y 3) la línea Baritú – Oran a cargo de Bustos, reforzando la acción de Uriondo en la línea Oran – Tarija y Tarija – Oran, la que reforzaría a los guerrilleros Arias, Benavidez, Medina y Campero, que respondían bajo las ordenes de Güemes. Quedando el ejército regular en Tucumán.
En la estrategia de Güemes y Belgrano ubican a Tarija, quedando Campero en la comandancia de la Puna con asiento en Yavi; Uriondo debía pivotar entre Tarija – Yavi y Tarija – Oran.
La Serna salió en búsqueda de Uriondo, que, al no poder sorprenderlo, lo invita a pasarse a sus filas, tentándole con ofertas ventajosas.13 Misiva que fue rechazada por el ilustre patriota tarijeño con una contundente respuesta. Del mismo modo Güemes hará lo propio en respuesta a la invitación de Olañeta. 14
Ante la inminencia de la invasión, Güemes mandó apoyo a Campero, a los “infernales” –en número de 500–, comandados por Rojas y Bonifacio Ruiz de los Llanos, que se sumarán a los 600 hombres armados que tenía Campero. Además, había ordenado Güemes el apoyo de Arias con sus hombres en avance desde San Andrés.
A lo largo de esta guerra el marques había agotado su fortuna implementando las fábricas de pólvora y armas con que alimentaba a las milicias gauchas, paga, vestimenta de sus soldados y oficiales sin ningún auxilio del gobierno. En el área de acción del Marques hubo más de 30 combates, violentos enfrentamientos que mermando sus medios y provisiones al punto de ser auxiliado con las reservas de Arias y Álvarez Prado, con quienes compartía la responsabilidad de la guerra sobre esta difícil geografía.
Mientras tanto Uriondo combatía con éxito en Tarija; –según Bidondo– “de 180 hombres del ejercito peninsular solo regresaron 45”. 15
Las sucesivas derrotas realistas del año 1816, producidas por Campero, habían demostrado a de La Serna que la toma de la Puna para llegar a Humahuaca iba a ser dura. Campero con título nobiliario, era tratado como traidor a España, por lo tanto Yavi era un punto estratégico.
La planificada acción de La Serna con su ejército en Tarija, era fortificarla y establecer obras de atrincheramiento. Por su lugar estratégico, dejó a Mateo Ramírez como Gobernador. Él desde Cotagaita fue a su cuartel general desde allí –en noviembre– ingresar por la Puna con la intención de vencer fácilmente a los irregulares de Uriondo – Campero en la línea Tarija – Yavi. Belgrano en Tucumán escribe a Güemes16 para coordinar sus acciones al igual que con San Martin, operando en forma simultánea, actuando en defensiva para asegurar la suerte de Chile, evitando caer en la trampa del contrario y cuando esta estuviera asegurada, ejercer la ofensiva.
La derrota de Rondeau en Sipe-Sipe había puesto al ejército fuera de toda posibilidad de acción, obligando al ejército regular a su reorganización y recuperación en la región de Tucumán.
Salta, Jujuy, Oran y Tarija queda a cargo de la vanguardia del ejercito manejando la lucha con la denominada guerra gaucha con el fin de detener la invasión realista y auxiliar a las fuerzas altoperuanas.
En el Alto Perú el movimiento insurrección focalizó en las diferentes áreas del territorio desafiando al terrible poder de las armas realistas, los jefes de republiquetas, eran quienes defendían este territorio.17 Guemes, como estrategia coordinaba sus acciones estos jefes de las republiquetas altoperuanas, respondiendo a Belgrano con cierta autonomía.
La Sorpresa de Yavi
Estando Campero con sus tropas, acantonado en Yavi, destina al capitán Rojas sobre la Quebrada de Sococha. En una orden mal transmitida por uno de los jefes de Campero hicieron que Rojas se desplace de su puesto de vigilancia, oportunidad aprovechada por Olañeta y Marquiegui quienes bajaron rápidamente por el camino, cayendo sorpresivamente sobre Yavi el 15 de noviembre de 1816 en un ataque fulminante. Tomaron prisionero a Campero y 36 oficiales. En su ingreso Marquiegui ordenó a sus tambores tocar a “Cala-Cuerda” –significaba que ningún enemigo debía quedar vivo– un desenlace terrible para las fuerzas patriotas.18 Ataque descripto por Bernardo Frías, por Luis Colmenares y Jorge Sáenz.
Tomado Yavi, Olañeta inició su marcha sobre Humahuaca. Capturado Humahuaca, Olañeta envió partidas de exploración a Casabindo y el valle de San Andrés, requería información y ganado, lugar donde también sufrió la resistencia de los pobladores. 19
Instalado de La Serna en Yavi y asegurada Humahuaca dispuso seguir su marcha hacia el próximo objetivo: San Salvador.
Es a partir de aquí que las acciones desgastan el ejército realista, los constantes enfrentamientos con los ‘gauchos’ coordinados con precisión –ataque y retiro inmediato–. Este plan organizado por Güemes, en una vasta red de inteligencia que junto a Uriondo operaba desde el norte de Yavi hasta Oran. Causó a los realistas serios problemas y bajas.
El 6 de enero Olañeta logró entrar en San Salvador, donde los gauchos lo sitiaron, dificultando y debilitando las fuerzas realistas. Mientras tanto, Marquiegui penosamente había logrado llegar el 8 de enero a San Andrés, disminuido sin poder enfrentar a ‘los gauchos’, sufrió emboscadas, ataques sorpresa, retrasando su marcha debido a la necesidad de enterrar sus muertos y atender sus heridos. Ante su impotencia, partió hacia Oran alejándose de San Andrés. 20
Con gran preocupación Olañeta ante la tardanza de la columna de Marquiegui (su cuñado), organizó una expedición de auxilio en su búsqueda para encontrarla en el paraje de la “Reducción” pudiendo llegar así a San Salvador para proseguir su marcha prevista hasta Salta según lo dispuesto por de La Serna.
Al arribo de Olañeta, el 6 de enero a San Salvador, población que había sido abandonada por sus pobladores –un nuevo éxodo espontaneo–. La furia e impotencia de Olañeta provocó la destrucción de las viviendas de todos aquellos que estaban identificados con los patriotas.
Combate de San Pedrito
El 6 de febrero, se enfrentaron las fuerzas de Olañeta en San Pedrito, con las del comandante Juan Antonio Rojas, dispuesto por Güemes para reforzar a Urdininea con los “infernales”.
Esta batalla, se luchó con lazos y puños.21 Esto no solo fue una acción militar contra el ejército invasor, sino participaron plenamente todos los habitantes de la ciudad y sus alrededores.
La llegada de La Serna a Jujuy –el 14 de febrero– con el grueso de las tropas no pudo romper el cerco en su marcha hacia Salta.
El 15 de marzo Urdininea había conformado un cerrado anillo con sus milicias; allí fue aniquilado el cuerpo de caballería realista de “Dragones de la Unión” y un grupo de infantes del “Extremadura”. El cerco se redujo, con la llegada de refuerzos de las milicias gauchas, quienes atacaron simultáneamente en la ciudad y en las mismas calles, debilitando sus trincheras.
Sobre estos furiosos combates Güemes informa a Belgrano:
“quisiera que usted estuviera cerca de Jujuy. Este pueblo parece un castillo que por todas partes despide fuego y más fuego. Si los enemigos salen una cuadra de sus trincheras, llevan tales coscorrones que vuelven escarmentados y llenos de pavor ¡dígalo el escuadrón de la Guardia de La Serna y dígalo también su capitán comandante! que está en este hospital bien asistido de sus heridas. Luego que se mejore y ponga en estado de caminar se lo despachare a Ud.”. 22
La Batalla de Humahuaca
El teniente coronel Manuel Eduardo Arias luego de la partida de Marquiegui a Oran recuperó todo el valle de San Andrés y la vía de Zenta hacia Humahuaca, recuperando el contacto con Uriondo hacia el Alto Perú.
Arias en su posición, tenía el domino visual del movimiento de las tropas invasoras, contabilizó todo del poblado, ubicación de cada unidad, guarnición defensiva y las obras realizadas para su defensa, con lo cual elaboró un osado plan.
El 27 de febrero Arias recibió de Güemes la autorización para la operación sobre Humahuaca. Arias distribuyó su gente en tres columnas, con objetivos como: capturar la batería de artillería; debían asaltar, capturar el cuartel y la iglesia donde estaría descansando la tropa.
En la madrugada del primero de marzo, sigilosamente fueron copando sus objetivos infiltrándose con precisión. Con enorme disciplina, coordinación, preparación y sangre fría los milicianos iniciaron el ataque con los mosquetes que muy pocos poseían, ya que en su mayoría solo tenían armas blancas y muchos, solamente palos.
Tres días después se enteró La Serna de su sensible baja, envió varias columnas en persecución de Arias con la firme convicción de rescatar los prisioneros y aniquilar las milicias patriotas, para ello dispuso al coronel Centeno 23 –se dirigiera por la Quebrada de Humahuaca luego ascenderá por las serranía de Zenta hasta San Andrés y Oran a fin de castigar a Arias–; otras dos columnas que estaban al mando de Marquiegui y Olañeta debían ir por Oran vía Ledesma para cerrarle el paso a Arias por el oeste.
Fue tan importante la acción de Humahuaca que Belgrano hizo acuñar una medalla, una estrella heráldica militar de 5 puntas por el glorioso triunfo para cada uno de los jefes dándoles el título a los “Héroes de Humahuaca” 24 y estos serían: Coronel Manuel Eduardo Arias – Capitán Hilarión Rodríguez – Alférez Manuel del Portal – Sargento José Ontiveros – Capitán Juan Pablo Mariscal.
El Combate de Volcán
El 9 de marzo llegó Centeno a Humahuaca, comprobó el estado macabro dejado, organizó la persecución, comenzó la presión a Arias y sus gauchos que no le dieron descanso. Benavidez con sus partidas, en todo lugar, sea de día o de noche, lo obligaba en todo el trayecto hasta Oran a detenerse con enfermos y heridos para descansar, organizar su agotada caballada, exigiéndole replegarse en fracasada acción nuevamente hacia Humahuaca, al llegar a ésta se encontró con una ciudad vacía, teniendo que seguir a Tilcara, encontrándola también desierta. Allí dividió sus efectivos adelantando una columna a cargo del coronel Seoane. Al llegar a Volcán esta columna realista fue emboscada – el 3 de abril por el coronel Burela siendo en su totalidad prisionera junto a su jefe–, sufriendo numerosos muertos. La otra columna, la de Centeno debió soportar sucesivos ataques en Huacalera, Reyes y Yala que le provocaron numerosas bajas y pérdidas de equipo.
El combate de Volcán por su acción y daño provocado al enemigo agravó la derrota sufrida en Humahuaca, constituyéndose el inicio del derrumbe del ejército realista.
Olañeta y Marquiegui con sus respectivas columnas enviadas sobre la vía Ledesma – Oran fueron atacadas permanentemente con la mayor furia, debiendo regresar a Jujuy diezmadas sin haber cumplido su misión.
El Golpe de Mano en Humahuaca – como así se lo denomina militarmente – fue uno de los hechos de armas más significativos de la independencia, marcó el principio del fin de la “gran invasión”, al no poder mantener el invasor su retaguardia y comunicación con el Alto Perú, comenzó a derrumbarse.
La Ocupación de Salta
Sin poder salir del cerco que ejercía la guerrilla en Jujuy mandó La Serna bajar los refuerzos que mantenía en el Alto Perú al mando del coronel Vicente Sardina, los que pudieron llegar el 2 de abril con 2000 efectivos adicionales, esto posibilitó sumar ahora más de 4500 soldados y poder romper el cerco y proseguir su marcha hasta Salta, dejando retaguardia en Jujuy, al mando de Olañeta con 600 hombres. Las tropas de La Serna pudieron iniciar la marcha el 13 de abril, llegando a Salta el 16 – este trayecto significó para el ejército invasor 2 oficiales y 400 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.
La Serna ante este fracaso organizó su ejército como una fuerte masa, bajo las órdenes de Sardina –el más calificado de sus jefes–, quien debía marchar y sorprender al jefe patriota Güemes que se encontraba – según la información obtenida – en los Valles Calchaquíes. Hacia allí partió Sardina el 20 de abril con su tropa, la que desde su salida fue atacada por los gauchos dirigidos por Güemes. El raid del ejército invasor solo duro 3 días y sufrió el más grave revés.
Igual que en el triunfo de Humahuaca, Belgrano dispuso otorgar una medalla, la que ahora sería de 6 puntas en oro y centro de plata, a los oficiales y comandantes. La estrella de metal llevaba la inscripción “al mérito en Salta” y en su centro: “año 1817”. Cada punta de la medalla representa a un héroe – Martin Miguel de Güemes – Pedro José Zabala – Juan Antonio Rojas – Mariano Morales – Apolinario Saravia – Luis Burela.
El desaliento de La Serna se agravó por el sitio, los goles a su tropa provocó baja de la moral, sumado a las mismas las noticias de la derrota en Tarija y de la batalla de Chacabuco en Chile – significaba el éxito de San Martin con el cruce de la cordillera y la perdida material después de 4 meses de una inútil campaña–, la que había previsto exitosa y llena de gloria. La Serna dispuso retirarse al Alto Perú, para reorganizarse, ordenar una resistencia y contra ofensiva.
Olañeta en Jujuy era acosado por el Pachi Gorriti y de La Corte con los mismos resultados demoledores.
Pero nada iba a ser fácil para La Serna, Güemes tenía previsto esta retirada y preparada su tropa para rematar al maltrecho ejército invasor.
Así dispuso a su comando general en cada área de combate con acciones permanentes de hostigamiento y destrucción a lo largo de todo su recorrido en retirada hasta Yavi. 25
La acción de inteligencia de Güemes y Belgrano planteada para dar respuesta a esta invasión fue brillante, destacados en la historia militar, debe estudiarse en sus fases operativas como una continuidad de acciones ofensivas y sucesivas siguiendo un orden sistemático de desgaste del enemigo, sobresaliendo el uso de recursos y conocimiento del terreno, la destreza y coraje de los actores y la correcta coordinación de sus jefes.
A pesar de los meticulosos cálculos, La Serna sólo puedo recorrer 300 kilómetros de los 1800 propuestos, debiendo regresar a su lugar de partida, “montando el único caballo que a su fuerza le quedaba”.
Lo previsto por el mando realista para recuperar el territorio y el escarmiento sobre quienes habían osado revelarse contra la corona declarándose independientes, se transformó en una derrota vergonzosa. 26
Cuando los efectivos españoles lograban organizarse para contraatacar los gauchos habían desaparecido del lugar y con ellos los armamentos, vestimentas, dinero de sus muertos y heridos. Se registran en sus memorias “que los gauchos no necesitaban apearse del caballo, para desnudar un muerto, o levantar del suelo un real de plata”. 27
Esta “Gran Invasión”, debe vincularse al “Plan Continental” establecido en el programa de acción de Belgrano, Güemes, San Martin. El Director Supremo designado por el Congreso Constituyente de Tucumán de 1816, Juan Martin de Pueyrredón, decidiera ponerlo en práctica. Incentivar la guerra de guerrillas en Salta y Jujuy, teniendo como jefe de avanzadas a Güemes, como así, la guerra de partidarios en el Alto Perú, dirigida por guerrilleros como líderes naturales en el uso de la geografía.
La Asistencia a San Martin
Para la campaña de San Martin desde Cuyo y el cruce de la cordillera, Belgrano envió desde Tucumán una columna al mando del Coronel Francisco Zelada con 50 efectivos altamente calificados que pertenecían al Ejercito Auxiliar del Alto Perú, al que sumó milicias riojanas.
Será Cabot quien portará la Bandera de los Andes, que será la Bandera de la Libertad Civil o del Estado de Derecho, referenciando la soberanía popular como triunfo sobre la monarquía y flameará luego de la batalla de Chacabuco.28
Caso Epigramático – la Batalla de la Tablada o de Tarija
La tercera columna que debía actuar sobre el oeste, en la vía Oran-Baritú bajo las ordenes de Bustos, recibió por disposición del Gobierno Central la orden de retirarse para regresar a Tucumán. 29
Esta columna tenía por objeto copar Tarija, que era el centro estratégico realista, de donde había partido la invasión de La Serna, además operaba un fuerte núcleo revolucionario del que La Madrid conocía – había actuado junto a Camargo–, sus flecheros, los hermanos Rojas y el valeroso caudillo “Moto” Méndez. El área estaba militarmente conducida por Francisco de Uriondo por disposición de Belgrano y Güemes. Ante los sucesos de la Laguna del Yeso. Güemes dispuso reemplazar a Bustos por Uriondo, para proseguir su marcha hacia Tarija a fin de cumplimentar el objetivo primario.
Belgrano como jefe del Ejército del Norte había dispuesto con una partida apoyar la acción de Güemes cortándole a los realistas sus comunicaciones, apoyar en acciones menores a los activistas altoperuanos, debiendo dirigirse a Oruro.30
La acción de La Madrid en ningún momento puede considerarse como falta de disciplina o desobediencia a lo dispuesto por Belgrano. La orden de retorno de la columna de Bustos dada por Buenos Aires, cuando este debía proteger la línea Baritú–Oran, para llegar a Tarija en apoyo de Uriondo. Era de fundamental importancia por su ubicación geográfica, en este punto se
esperaba el ingreso de las fuerzas portuguesas ya que una invasión y la perdida de Tarija, podría ocasionar un punto de inflexión en la guerra. 31
Partiendo de San Miguel de Tucumán el día 3 de marzo de 1817, la tropa estaba identificada por sus ponchos verdes y un sugestivo nombre de los “Húsares de la muerte”. 32 La fuerza debía cumplir el siguiente objetivo33: 1° amagar el flanco este de los realistas sin comprometer acciones bélicas, 2° insurreccionar la región entre Tupiza, San Pedro de Atacama y el área Norchichas, 3° hacer creer al comandante del ejército realista que esta operación formaba parte de otra más imponente, que lo tomaría sobre sus espaldas y, 4° impedir que los realistas tomaran la ofensiva hacia el sur.
El recorrido de La Madrid
A fin de cumplir su objetivo, La Madrid parte de San Miguel de Tucumán emprendiendo la marcha para llegar a San Carlos–Valles Calchaquies–Salta una semana después, donde engrosó sus fuerzas con las del capitán de dragones José Alejandro Carrasco con un centenar de milicianos y caballada. 34
El recorrido que hizo La Madrid desde su partida de la ciudad de Tucumán, siguió por el llano por Tafi Viejo, Tapia, Choromoro hasta el legendario fuerte de Trancas,35 donde cambio su rumbo al oeste para entrar en tierras salteñas – por la actual ruta nacional 40, donde continua al territorio de Tarija. Después de un amago a Yavi por camino a Pumahuasi, tomo un rumbo este por la altiplanicie hasta llegar a Huayllagara y nacientes del rio Camacho, continuó por Alisos, Pampa Redonda, Tolomosa hasta el portal del Gallinazo Villa de Tarija.36
La falta de cabalgaduras, obligó a no ajustarse a las instrucciones verbales recibidas de sus jefes, por lo que cambió el rumbo de su marcha hacia Casabindo–Jujuy. 37
En el área puneña el mantenimiento de cualquier caballada es difícil, se hizo necesario el cambio del rumbo hacia Tupiza para desviarse luego hacia Tarija. Se encontró con una partida realista en Cangrejos que llevaba correspondencia para la avanzada del general La Serna (hecho sucedido el 8 de abril de 1817) también se informaba de los planes realistas. Y ante la importancia del dominio de Tarija por su ubicación geopolítica, el jefe realista decidió el cambio de rumbo para asegurar esta plaza.
El 11 de abril La Madrid ingresó en territorio altperuano, cruzo la serranía que separaba Tupiza del camino a Tarija y por la Quebrada de Tolomosa traspuso el abra, llamada “puerta de gallinazo”, para alcanzar precisamente la Villa de San Bernardo de Tarija. 38
La villa estaba ocupada por el Regimiento de Cuzco al mando de teniente coronel Mateo Ramírez y en el Valle de la Concepción estaba Andrés de Santa Cruz, por la que La Madrid pasó por su derecha sin ser advertido para unirse en ese punto con los guerrilleros como así estaba previsto.
La columna de La Madrid coincidió con el accionar de los grupos guerrilleros y las directivas del comandante Uriondo con la necesidad de la toma de Tarija, venciendo ambos a los realistas en los campos de la Tablada el 15 de abril de 1817.39
Según el testimonio de Gregorio Aráoz de Lamadrid (batalla de Tarija – José Paz Garzón) 40
puntualiza que:
“…en la tarde del 14 de abril de 1817, cuando el ejército patrio bajaba de la Puerta del Gallinazo… las fuerzas realistas comandadas por el coronel Don Mateo Ramírez, marcharon de inmediato a combatir, momento en el que ordenó desplazar la caballería de Húsares de la Muerte y dos compañías de infantería para el enfrentamiento armado. Al estampido y fuego de los cañonazos del ejército patrio, el coronel Mateo Ramírez se vio obligado a replegar sus tropas y comprobó, además, que no se trataba de una columna de gauchos tarijeños sino de toda una división militar de ejército. En esa desesperada contramarcha los realistas fueron perseguidos por continuos tiroteos de las compañías de cazadores y cargas de caballerías de los húsares por las orillas del rio Guadalquivir y calles de la misma villa de Tarija, hasta ingresar aterrados en la plaza donde estaba ubicado el cuartel general realista con doble trinchera. En fugaz movimiento, Gregorio Araoz de Lamadrid logro emplazar sus dos cañones de 4 libras y sus 3 compañías de infantería en el Alto Cerrito de la capilla de San Roque… Desde allí mando una primera advertencia y ante una arrogante respuesta del coronel Mateo Ramírez, instruyó a seguir con los cañonazos contra los realistas y a su vez, desplegó la caballería de los húsares de la muerte a puntos claves de la villa, sitiando con los guerrilleros de Tarija a las fuerzas del ejército realista que intentaban salir, pero no pudieron romper el cerco dada la atenta vigilancia del ejército patriota.
Reportado que tropas realistas derivadas del valle de Concepción asomaron en la planicie de Tablada, en la mañana del 15 de abril de 1817, Gregorio Araoz de Lamadrid irrumpió con valentía única a enfrentarlas en una contienda arriesgada, pero derrotándolas completamente con solo 33 bravos Húsares de la Muerte que marchando al trote y en voz de mando de carabinas a la espalda, sable en mano y toque a degüello, mediante una fulminante carga de caballería en tres frentes, acompañado en su flanco por los distinguidos capitanes Manuel Cainzo y Lorenzo Lugones. Como resultado quedaron tendidos en el campo 63 enemigos muertos y 40 prisioneros, varios de ellos acuchillados; en cambio de los patriotas se tuvo 7 heridos y 2 muertos.
Pasada esta veloz operación militar, … Lamadrid regreso a la villa de Tarija proclamando el triunfo … [con] el grito de viva la patria reincorporándose militarmente a ocupar el alto de San Roque donde ya estaban emplazados los cañones. De allí envió a dos prisioneros heridos a reunirse con sus compañeros en la plaza diciéndoles vayan a contar como pelean los soldados de la patria, díganles que 33 Húsares de la Muerte han vencido a 140 de los suyos con 63 muertos”.
Los montoneros en estas acciones colaboraron vivamente en Tarija, entre ellos los hermanos Uriondo, José María Avilés y el Moto Méndez.
Con el sitio cerrado impuesto por Uriondo fueron capturados los mensajeros despachados a Concepción y Cinti, impidiendo la llegada del grueso del ejército realista en auxilio de Santa Cruz.
En otra versión sobre la misma batalla se informa que luego de los primeros cañonazos de La Madrid, las fuerzas acantonadas en el valle de concepción (130 soldados) se dirigieron a Tarija al mando de Malacabeza entrando por la Tablada donde fueron recibidos en las primeras horas del 15 de abril de 1817. La Madrid, con 32 Húsares apoyado por la primera compañía de Húsares al mando del Capitán Mariano García, cargaron obteniendo la victoria, provocando 65 bajas y 40 prisioneros; con esta victoria parcial, Lamadrid regreso a Tarija para intimar rendición a Mateo Ramírez, quien acepto ante la amenaza firme de ser pasado a degüello, teniendo en cuenta el sitio que le habían puesto las fuerzas milicianas de un millar de gauchos que venían de sufrir la opresión sangrienta y el saqueo permanente de los ejércitos realistas instalados en la villa.
La rendición se transformó en una Capitulación que firmaron ambos jefes, la que le significó al ejercito del norte la captura de 20 oficiales (entre ellos Ramírez y Santa Cruz) junto a 274 soldados, tomando 400 fusiles, 10 pares de pistolas, 20 sables, 47 lanzas, que reforzaron al ejercito patriota, el que sufrió la pérdida de 2 muertos y 7 heridas. Los prisioneros fueron enviados a Belgrano junto al texto de capitulación firmado en forma inmediata.
Las acciones de San Martin en Chile, las de Belgrano sobre sus tres frentes y la de Güemes como vanguardia sobre el norte hasta el Alto Perú, obligaron al español La Serna retirarse y fracasar en la campaña realista organizada para la reconquista del territorio de las Provincias Unidas de Suramérica que había declarado su independencia y libertad en Tucumán el 9 de julio de 1816.
Pese a lo afirmado por Mitre, la Batalla de la Tablada o de Tarija, tuvo vital importancia en el trámite de la guerra al sellar la suerte de la mayor acción bélica de la corona en la mayor invasión sobre suelo americano consolidando para los ejércitos patriotas el Plan Continental con lo que se resolvió la libertad e independencia de las Provincias Unidas de Suramérica.
En Tarija ondeó en la batalla por primera vez, al igual que en Chacabuco–Chile la bandera
de Belgrano señalando el triunfo de la soberanía del pueblo y del Estado de Derecho triunfante
sobre la monarquía cerrando ambos con una capitulación, siendo por ello un hecho paradigmático de esta batalla y capitulación que definió el destino de Suramérica.
Epílogo
“cuando la republica comenzó a rememorar las victorias obtenidas, solo se acordó de las que duraron horas como las de San Martin en Chacabuco y Maipú y las de Belgrano en Tucumán y Salta, olvidándose de las que duraron meses, como la victoria sobre el Mariscal de la Serna, el más importante de los triunfos en el territorio”.41
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1 Joaquín Carrillo, es Presidente del Instituto Belgraniano de Jujuy,; Miembro correspondiente del Instituto Nacional Belgraniano.
2 Este documento se ha reducido de su versión original por motivos de impresión. La versión completa está en la página: http://www.tarijabicentenario.com/
3 Grenni, Luis, Belgrano Proyecto Siglo XXI, Instituto Belgraniano de Jujuy. Es.Ty.Lo. Servicios gráficos. Pág. 7, 2016.
4 Villagran San Millán, Martin, “El Congreso de Tucumán – el Monarquismo Incaico de Belgrano y Güemes en la Prensa Periódica Porteña, p. 1.
5 Grenni, Luis, Jujuy en la Gesta por la Independencia 1810 – 1825, p. 140.
6 Sola, Guillermo, El Gran Bastión de la Patria. “Anchorena, Sáenz y Gascón fueron los que formaron la junta de observación que gobernó la nación escudada en la sombra de Álvarez Thomas, maquinando cuanta intriga y traición fuera posible… los mismos que acusaron a San Martin, Güemes y Belgrano de una “camarilla de militares”.
7 Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, usó el término de republiquetas para referirse a los espacios geográficos en los que actuaban los caudillos altoperuanos, los que actuaban en conjunto o en forma independiente frente a los ejércitos reglados de la monarquía española.
8 Grenni, Luis, Belgrano Proyecto Siglo XXI. Analiza el término usado para definir una táctica bélica utilizada por los gauchos derivado de la palabra gaucho del quechua= Hombre marginal sin ascendencia ni pertenencia.
9 Güemes Arruabarrena, Martin Miguel, General Martin Miguel de Güemes 1785 – 1821, la Soledad de la Misión y la fuerza de la gloria”. 3ra Edición.
10 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado., t, IV, p. 240. Carta del general don José de la Serna al Comandante Uriondo, el 6 de diciembre de 1816. En otra carta se transcribe la nota de Olañeta a Güemes sobre este mismo tema. “¿cree usted, por ventura, que un puñado de hombres desnaturalizados y mantenidos por el robo, sin más orden, disciplina e instrucción que la de unos bandidos pueden oponerse a unas tropas aguerridas y acostumbradas a vencer a las primeras de Europa y a las que haría un agravio comparándolas a esos que se llaman gauchos, incapaces de batirse con triplicadas fuerzas como es la de sus enemigos?” de Reyna
11 Wagner de Reyna , 8 Años de la Serna en el Perú – 1985, p. 41. “Creo puedo lisonjearme a V.E. formaría un cuerpo de ejército capaz de entrar con él en Buenos Aires para el mes de mayo del próximo año, siempre que circunstancias políticas y topográficas lo permitiesen”.
12 Grenni, Luis, Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada, Instituto Belgraniano de Jujuy, p. 179.
13 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado, p. 242. Carta de Uriondo a La Serna.
14 Guemes, Luis. Güemes Documentado: Respuesta de Güemes a Olañeta: “…Nada temo, porque he jurado sostener la independencia de América y, sellarla con mi sangre. Todos, todos estamos dispuestos a morir primero que sufrir segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable. ¿Qué más quiere usted que le diga? Que adopte la guerra que más le acomode para nuestra destrucción, pero tema y mucho más la mía. Si usted quiere entrar con ese pequeño grupo de tropas a los pueblos de Jujuy y Salta, avísemelo y en el momento (le empeño mi palabra de honor) me retiro dejándole franco el terreno; quiero ver esa guerra análoga a la mía, quiero que midamos nuestras fuerzas, y quiero recordarle los triunfos de Venta media y Wiluma… No son asesinos, sino de tiranos que quieren esclavizarnos… Convénzase usted por la experiencia que ya tienen que jamás lograra seducir no a oficiales, pero ni al más infeliz gaucho: en el magnánimo corazón de estos, no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad…”.
15 Bidondo, Emilio , Historia de Jujuy. Editorial Plusultra, p. 240.
16 En la obra de Luis Güemes Ramos Mejía, “Güemes Documentado” Tomo t. V, p. 165-168. Existe una numerosa documentación por la cual se conoce la lógica de la guerra, la relación directa entre ambos jefes principalmente del 26 de septiembre al 7 de noviembre, los cuales nos muestra una planificación conjunta de la guerra incluso con el ejército de los Andes; como también las actividades de Uriondo y La Madrid. También relata la ofensiva de San Martin y las acciones distractivas para permitir este desarrollo.
17 Minutolo de Orsi, Cristina, Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana.
18 Ver: Campero, Rodolfo Martin, El Marqués de Yavi. Coronel de Ejército de las provincias unidas del Rio de la Plata, Buenos Aires 2006; Frías, Bernardo, Historia del General Martin Güemes y la Provincia de salta, ósea de la Independencia Argentina, Tomo III; Colmenares, Martin Güemes – El Héroe Mártir; Sáenz, Jorge, Batalla del Valle de Lerma .
19 Bidondo, Emilio, Contribución al Estudio de la Guerra de la Independencia en la Frontera Norte, t I, p. 246.
20 Ídem., dice: “...Marquiegui con un destacamento (un batallón de infantería reforzado con un escuadrón de caballería reforzado por San Andrés hacia Oran con la misión de incursionar por el Valle de Bermejo y luego por el rio San Francisco alcanzar Jujuy desde el este. Con este movimiento Marquiegui busca arrojar a Arias hacia el sur y cortar las comunicaciones entre Oran y Tarija (Coronel Uriondo) por el Chaco. Este plan de Olañeta aspira a asegurarse por lo menos dos de las tres líneas de invasión utilizadas hasta entonces: la de la Quebrada de Humahuaca y la del Chaco (Tarija – Oran – Rio San Francisco).
21 Bidondo, Emilio, Historia de Jujuy. Editorial Plus Ultra, p. 240. “…los realistas siguieron su marcha hasta San Salvador de Jujuy, donde se encontraron con la vanguardia detenida por la acción de los gauchos. Diversas tentativas para continuar la mancha fueron frustradas; así, el 6 de febrero, salió de Jujuy un fuerte destacamento que fue atacado en San Pedrito por los infernales al mando del comandante Juan Antonio Rojas, la pelea que siguió fue encarnizada, pues, se luchó no solo con armas de fuego y blancas, sino con lazos y hasta con los puños… otra salida de los españoles hacia el norte y al este de la ciudad también fue derrotada”.
22 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado. Tomo IV. En su informe a Belgrano.
23 Frías, Bernardo, Historia del General Martin Güemes y de la Provincia de Salta, ósea de la Independencia Argentina, p.49. Describe la personalidad de Centeno como jefe realista apresado en Colpayo, liberado luego por un canje de prisioneros, fue un bárbaro militar que se ufanaba en “no he de dejar en la paz más tesoro que las lágrimas” él será quien dará muerte a Vicente Camargo a sablazos cortando su cuerpo en pedazos, apaleado y decapitado, distribuido sus partes en distintos pueblos para escarmiento de sus secuaces y su cabeza fue enviada como trofeo a Pezuela.
24 La victoria de Humahuaca fue tan importante que el propio Belgrano diseño como parte de la heráldica militar una medalla y solicito los ascensos para los oficiales y hombres destacados de la acción dándole a ella la importancia que le correspondía.
25 Villagrán San Millán, Ejercito y Milicias de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825, p. 767. Analiza que para la ejecución de esta guerra se sustentaba en la necesidad de aplicar exactamente los principios de unidad de mando e iniciativa al escribir Belgrano: “dije a Ud. De Uriondo por lo que me representaron: Usted haga y obre como le pareciere y como tiene objeto a la vista…”
Las modalidades de la guerra gaucha dirigidas por Güemes 1814 se había puesto como doctrina de guerra de manera que el General Belgrano en tanto comandante en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú se dirigía a su jefe de vanguardia, al propio Güemes para ordenarle en el sentido que debía obrar aplicando los principios de los que denominaba “guerra de montañas; escribía Belgrano: Estoy decidido por la guerra de montañas y es preciso llevarla hasta la perfección en lo posible.
26 Sáenz, Jorge, 1817 Batalla del Valle de Lerma. Mundo Grafico. Explica el desarrollo de esta guerra, enfrentamiento entre dos ejércitos regulares en campo abierto y programado. Este procedimiento, se denomina “ataque con objetivo limitado”.
27 Tantos los militares españoles Pezuela, García Camba y Torrente explican en sus libros sobre la guerra en América, sobre el genial desempeño de los gauchos en una guerra atípica donde aplicaban sus técnicas con bravura y coraje nunca vista superando a los mamelucos y a los cosacos de las guerras europeas.
28 Grenni, Luis, Paginas de Historia VII Informe de 1816 – 1817.
29 Villagrán San Millán, Martin, Ejército y Milicia de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825 Tomo II, p. 775.
30 Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y la Independencia Argentina. Editorial El Ateneo 2015.
31 Memorias del General Gregorio Araoz de Lamadrid. Tomo I. Eudeba.
32 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Batalla de Tarija.
33 Minutolo de Orsi, Cristina, Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana, p. 306.
34 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Batalla de Tarija.
35 Ídem.
36 Ídem.
37 Villagran San Millán, Martín, Ejércitos y Milicias de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825. Tomo II.
38 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, “Batalla de Tarija”.
39 Minutolo de Orsi, Crristina, “Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana”.
40 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Ob. Cit., p. 32.
41 Colmenares, Luis Oscar, Martin Güemes el Héroe Mártir. 1998.
La declaración de la Independencia de las “Provincias Unidas de Suramérica”, dada por el Congreso Constituyente de las provincias que conformaban el antiguo virreinato, el 9 de julio de 1816 y que proclamó la libertad para su territorio dispuestos a formar “una nación libre e independiente de los reyes de España, sus sucesores, Metrópoli y de toda otra dominación extranjera” 4 dejando constancia en el acta que fuera redactada por los diputados: José Mariano Serrano (chuquisaqueño) y Teodoro Sánchez de Bustamante (jujeño), la que fue publicada en castellano, quechua y aymara.
Los conceptos del acta firmada por todos los presentes, significó la definición de una nueva nación como una unidad pluriétnica y pluricultural, de quienes componían la vasta región americana, repitiendo la intención independentista marcada en mayo de 1809 en Chuquisaca y en mayo de 1810 en Buenos Aires, cuando fue elegido presidente de la Primera Junta del Primer Gobierno patrio, Cornelio Judas Tadeo Saavedra, de origen potosino.
El principal reclamo por la independencia partía de los pueblos que conformaban las provincias de Salta del Tucumán y los del Alto Perú (hoy Bolivia) con un legítimo anhelo, fundamentado en un sentimiento de unidad, al margen del expresado por los diputados porteños, volcado a los principios mercantilistas y del libre comercio que se definía en la supremacía del poder que significaban los intereses de la aduana del puerto de Buenos Aires.
En este Congreso reunido en Tucumán “el nuevo poder del Estado nombro a Juan Martin de Pueyrredón [como] Director Supremo de las Provincias Unidas de Suramérica con el propósito que el ejecutivo pudiera alcanzar una proyección que superara los límites del antiguo virreinato”. 5
Sin ser miembros de este Congreso, los principales impulsores fueron San Martin, Belgrano y Güemes, denominado por los delegados porteños como “la camarilla de militares que digitaban las resoluciones”.6
Esta “camarilla” había nacido en el Plan Continental que inició el gran proceso de liberación americana en su única forma posible: la unidad de los pueblos americanos.
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Belgrano, genial estadista había planteado con una visión geopolítica las necesidades de los pueblos y la historia de sus luchas sociales, principalmente las que había vivido y conocido en el Alto Perú y que seguían sosteniéndose en una guerra de guerrillas en la mal llamada por Mitre de “Republiquetas” 7 y a los de resistencia de los pueblos en hechos como los producidos en Salta del Tucumán, con el Éxodo, la Batalla de Tucumán y la de Salta; las que luego se transformaron en acciones sistemáticas en la llamada “guerra gaucha”.8 Ambas formas, la guerra de “Republiquetas” y la “Guerra Guacha” partían de un mismo sentimiento: la tierra como heredad, como patria americana en una unidad fáctica de pasado, presente y futuro como objeto sagrado del bien común, para lo cual su ejercicio residía en la libertad y soberanía como hecho pragmático que debía partir de una realidad cultural, formada desde una complejidad geopolítica apoyada sobre los ejes Atlántico – Pacifico – Andino, tal lo definido por el Congreso Constituyente.
San Martin fue el estratega que tomará el “Plan de la Montaña”, esbozado por Belgrano y lo llevará a la práctica al incluir la acción sobre el Pacifico y los puertos intermedios conformándolo en el “Plan Continental”, tomando la vía marítima sobre Chile como una unidad en la acción agregando la táctica y la estrategia de la ciencia militar. Conocía San Martin la lucha de los pueblos en las guerrillas europeas para su liberación, según lo que había vivido en el viejo mundo y coincidencia con Belgrano en su heroicidad, pero también en su ineficiencia y la inutilidad de éstas sin la presencia de oficiales formados en el oficio del arte de la guerra para la conducción con la que se debía enfrentar a los ejércitos reglados que se oponían.
Miguel Martin de Güemes, líder natural, compenetrado en el sentimiento de las masas, con formación específica en el oficio militar, sumará su presencia definitiva en un proceso que requería necesariamente de la acción directa de los pueblos. “a un pueblo que quiere ser libre, no hay poder humano que lo sujete”. 9
Belgrano se afirmó a este concepto luego de experimentar la acción con los pueblos en el proceso anterior, con el Ejército Auxiliar en su campaña militar, pero fundamentalmente en las luchas sobre el Alto Perú donde a su visión geopolítica sumó un profundo conocimiento de su gente proponiendo cuerpos de milicias dirigidos por oficiales de carrera capacitados militarmente; Álvarez de Arenales se instaló en la Paz, Padilla en Cochabamba, Warnes en Santa Cruz de la Sierra; Ortiz de Rosas en Charcas; Zarate en Chuquisaca; Betanzos y Camargo en Cinti colaborando con Cumbay, para actuar en una organización conjunta conformando 8 intendencias sobre las cuatro originales que operaban en el Alto Perú desde el inicio de la revolución. No falto en esta apreciación la visión de Paillardelle sobre los puertos intermedios en el Pacifico, con el alzamiento de Tacna, opinión que hará conocer a San Martin aportando conocimientos importantes para su campaña.
La Gran Invasión
Retomado el trono por Fernando VII, derrotado Napoleón y formada la Santa Alianza se preparó la gran ofensiva de los ejércitos imperiales para reconquistar el territorio de América para la corona. Ello dispuso la formación de un gran ejército invasor con los más destacados jefes militares y el mayor complejo bélico, que, terminada la guerra con Napoleón.
Una de las naves llamada S.C.M “Venganza” conduciendo un convoy con destino al puerto de Arica venía en esa fragata el nuevo jefe del ejército realista, José de la Serna.
El desembarco español produjo la caída de Bolívar, que se refugió en Panamá; el Alto Perú, estaba amenazado de caer en poder de los ejércitos realistas; luego de la derrota en Sipe-Sipe del General patriota José Rondeau, Pezuela asumía como nuevo Virrey. El propósito de La Serna era llegar a Buenos Aires con la ocupación de los puertos principales del territorio, quien se instaló en Cotagaita, en reemplazo de Ramirez de Orosco.
El Director del Estado, Martin de Pueyrredón designado por el Congreso Constituyente, inmediatamente nombró a Manuel Belgrano como Jefe del Ejército del Norte y a Güemes Jefe de Avanzadas a cargo del cuerpo de milicias populares, a su vez dispuso que Belgrano debía acantonarse en la Ciudadela de Tucumán - recinto fortificado montado San Martin años atrás-, con el ejército regular creando un tapón a la invasión realista anunciada desde el Perú. Se sumaban, las disputas de las provincias del norte y las del litoral; las que, a su vez, eran amenazadas por una posible invasión desde Brasil a la Banda Oriental y al litoral.
La Serna, el nuevo jefe español, poseía una arrogancia suprema, mostró su desprecio por los soldados realistas americanos, y muchos más por los milicianos gauchos a los que consideraba que debían ser tratados como “bandidos” y no como soldados, calificándolos, además, como “grupos desorganizados de gente armada que actuaban en banda”.10 Marchó hacia Tupiza tomando como lógica y segura la victoria contra los revolucionarios, asegurando primero la plaza de Tarija, como punto estratégico.
Desoyó La Serna a Pezuela, siguió su plan establecido haciendo base en Potosí mientras eran eliminados los guerrilleros independentistas en el Alto Perú, entre ellos caerán asesinados Asencio Padilla, Ildefonso de las Muñecas, Camargo y Warnes, quedando descabezados los principales focos revolucionarios, por lo que de La Serna podía ahora proseguir con su plan trazado de eliminar a Belgrano en Tucumán ya que este, por su fama militar, representaba el oponente principal para llegar a Buenos Aires; pensando que Güemes y sus gauchos serian arrollados sin más, solo con su importante presencia (por lo tanto era un objetivo menor), terminando así con toda la intención independentista proclamada el 9 de julio por el Congreso.
Para la acción designó al brigadier Olañeta como jefe de vanguardia por su experiencia, aptitudes de combate y conocimiento del terreno. La invasión sumaba 3 cuerpos: un ejército de expedicionarios, otro de ocupación y otro de reserva. Seguro de su superioridad informará La Serna al Virrey del Perú: “creo podría lisonjearme al asegurar a V. E. formaría un Cuerpo de Ejército capaz de entrar con él en Buenos Aires para el mes de mayo del próximo año siempre que circunstancias políticas y topográficas lo permitieren”. 11 Su campaña contaba con un ejército de 7284 hombres, 3400 efectivos, la que comenzó a actuar en los últimos meses de 1816.
Belgrano a cargo del Ejército del Norte, le comunica al Congreso de Tucumán –en la sesión del 23 de septiembre de 1816– la aproximación del enemigo; al mismo tiempo informó que por oficio del Coronel Campero dos divisiones más salieron de Yavi, la una hacia el Moreno y la otra a la Rinconada. 12
Solicitó Belgrano recursos al Gobierno Central, los que sistemáticamente fueron negados.
Güemes cargó sobre sus espaldas la mayor responsabilidad, entre ambos (Güemes y Belgrano) organizaron la inteligencia de la guerra ante esta inminente invasión.
Belgrano envió 3 columnas del ejército regular; 1) por el camino del despoblado (actual ruta 40), de allí a Oruro para cortar las comunicaciones con el Alto Perú; 2) la que refuerza las tropas de la guerrilla en la zona de Valles a San Salvador con Domingo Arenas y de San Salvador a la Quebrada de Humahuaca con Urdininea quienes estarían al mando de Güemes; y 3) la línea Baritú – Oran a cargo de Bustos, reforzando la acción de Uriondo en la línea Oran – Tarija y Tarija – Oran, la que reforzaría a los guerrilleros Arias, Benavidez, Medina y Campero, que respondían bajo las ordenes de Güemes. Quedando el ejército regular en Tucumán.
En la estrategia de Güemes y Belgrano ubican a Tarija, quedando Campero en la comandancia de la Puna con asiento en Yavi; Uriondo debía pivotar entre Tarija – Yavi y Tarija – Oran.
La Serna salió en búsqueda de Uriondo, que, al no poder sorprenderlo, lo invita a pasarse a sus filas, tentándole con ofertas ventajosas.13 Misiva que fue rechazada por el ilustre patriota tarijeño con una contundente respuesta. Del mismo modo Güemes hará lo propio en respuesta a la invitación de Olañeta. 14
Ante la inminencia de la invasión, Güemes mandó apoyo a Campero, a los “infernales” –en número de 500–, comandados por Rojas y Bonifacio Ruiz de los Llanos, que se sumarán a los 600 hombres armados que tenía Campero. Además, había ordenado Güemes el apoyo de Arias con sus hombres en avance desde San Andrés.
A lo largo de esta guerra el marques había agotado su fortuna implementando las fábricas de pólvora y armas con que alimentaba a las milicias gauchas, paga, vestimenta de sus soldados y oficiales sin ningún auxilio del gobierno. En el área de acción del Marques hubo más de 30 combates, violentos enfrentamientos que mermando sus medios y provisiones al punto de ser auxiliado con las reservas de Arias y Álvarez Prado, con quienes compartía la responsabilidad de la guerra sobre esta difícil geografía.
Mientras tanto Uriondo combatía con éxito en Tarija; –según Bidondo– “de 180 hombres del ejercito peninsular solo regresaron 45”. 15
Las sucesivas derrotas realistas del año 1816, producidas por Campero, habían demostrado a de La Serna que la toma de la Puna para llegar a Humahuaca iba a ser dura. Campero con título nobiliario, era tratado como traidor a España, por lo tanto Yavi era un punto estratégico.
La planificada acción de La Serna con su ejército en Tarija, era fortificarla y establecer obras de atrincheramiento. Por su lugar estratégico, dejó a Mateo Ramírez como Gobernador. Él desde Cotagaita fue a su cuartel general desde allí –en noviembre– ingresar por la Puna con la intención de vencer fácilmente a los irregulares de Uriondo – Campero en la línea Tarija – Yavi. Belgrano en Tucumán escribe a Güemes16 para coordinar sus acciones al igual que con San Martin, operando en forma simultánea, actuando en defensiva para asegurar la suerte de Chile, evitando caer en la trampa del contrario y cuando esta estuviera asegurada, ejercer la ofensiva.
La derrota de Rondeau en Sipe-Sipe había puesto al ejército fuera de toda posibilidad de acción, obligando al ejército regular a su reorganización y recuperación en la región de Tucumán.
Salta, Jujuy, Oran y Tarija queda a cargo de la vanguardia del ejercito manejando la lucha con la denominada guerra gaucha con el fin de detener la invasión realista y auxiliar a las fuerzas altoperuanas.
En el Alto Perú el movimiento insurrección focalizó en las diferentes áreas del territorio desafiando al terrible poder de las armas realistas, los jefes de republiquetas, eran quienes defendían este territorio.17 Guemes, como estrategia coordinaba sus acciones estos jefes de las republiquetas altoperuanas, respondiendo a Belgrano con cierta autonomía.
La Sorpresa de Yavi
Estando Campero con sus tropas, acantonado en Yavi, destina al capitán Rojas sobre la Quebrada de Sococha. En una orden mal transmitida por uno de los jefes de Campero hicieron que Rojas se desplace de su puesto de vigilancia, oportunidad aprovechada por Olañeta y Marquiegui quienes bajaron rápidamente por el camino, cayendo sorpresivamente sobre Yavi el 15 de noviembre de 1816 en un ataque fulminante. Tomaron prisionero a Campero y 36 oficiales. En su ingreso Marquiegui ordenó a sus tambores tocar a “Cala-Cuerda” –significaba que ningún enemigo debía quedar vivo– un desenlace terrible para las fuerzas patriotas.18 Ataque descripto por Bernardo Frías, por Luis Colmenares y Jorge Sáenz.
Tomado Yavi, Olañeta inició su marcha sobre Humahuaca. Capturado Humahuaca, Olañeta envió partidas de exploración a Casabindo y el valle de San Andrés, requería información y ganado, lugar donde también sufrió la resistencia de los pobladores. 19
Instalado de La Serna en Yavi y asegurada Humahuaca dispuso seguir su marcha hacia el próximo objetivo: San Salvador.
Es a partir de aquí que las acciones desgastan el ejército realista, los constantes enfrentamientos con los ‘gauchos’ coordinados con precisión –ataque y retiro inmediato–. Este plan organizado por Güemes, en una vasta red de inteligencia que junto a Uriondo operaba desde el norte de Yavi hasta Oran. Causó a los realistas serios problemas y bajas.
El 6 de enero Olañeta logró entrar en San Salvador, donde los gauchos lo sitiaron, dificultando y debilitando las fuerzas realistas. Mientras tanto, Marquiegui penosamente había logrado llegar el 8 de enero a San Andrés, disminuido sin poder enfrentar a ‘los gauchos’, sufrió emboscadas, ataques sorpresa, retrasando su marcha debido a la necesidad de enterrar sus muertos y atender sus heridos. Ante su impotencia, partió hacia Oran alejándose de San Andrés. 20
Con gran preocupación Olañeta ante la tardanza de la columna de Marquiegui (su cuñado), organizó una expedición de auxilio en su búsqueda para encontrarla en el paraje de la “Reducción” pudiendo llegar así a San Salvador para proseguir su marcha prevista hasta Salta según lo dispuesto por de La Serna.
Al arribo de Olañeta, el 6 de enero a San Salvador, población que había sido abandonada por sus pobladores –un nuevo éxodo espontaneo–. La furia e impotencia de Olañeta provocó la destrucción de las viviendas de todos aquellos que estaban identificados con los patriotas.
Combate de San Pedrito
El 6 de febrero, se enfrentaron las fuerzas de Olañeta en San Pedrito, con las del comandante Juan Antonio Rojas, dispuesto por Güemes para reforzar a Urdininea con los “infernales”.
Esta batalla, se luchó con lazos y puños.21 Esto no solo fue una acción militar contra el ejército invasor, sino participaron plenamente todos los habitantes de la ciudad y sus alrededores.
La llegada de La Serna a Jujuy –el 14 de febrero– con el grueso de las tropas no pudo romper el cerco en su marcha hacia Salta.
El 15 de marzo Urdininea había conformado un cerrado anillo con sus milicias; allí fue aniquilado el cuerpo de caballería realista de “Dragones de la Unión” y un grupo de infantes del “Extremadura”. El cerco se redujo, con la llegada de refuerzos de las milicias gauchas, quienes atacaron simultáneamente en la ciudad y en las mismas calles, debilitando sus trincheras.
Sobre estos furiosos combates Güemes informa a Belgrano:
“quisiera que usted estuviera cerca de Jujuy. Este pueblo parece un castillo que por todas partes despide fuego y más fuego. Si los enemigos salen una cuadra de sus trincheras, llevan tales coscorrones que vuelven escarmentados y llenos de pavor ¡dígalo el escuadrón de la Guardia de La Serna y dígalo también su capitán comandante! que está en este hospital bien asistido de sus heridas. Luego que se mejore y ponga en estado de caminar se lo despachare a Ud.”. 22
La Batalla de Humahuaca
El teniente coronel Manuel Eduardo Arias luego de la partida de Marquiegui a Oran recuperó todo el valle de San Andrés y la vía de Zenta hacia Humahuaca, recuperando el contacto con Uriondo hacia el Alto Perú.
Arias en su posición, tenía el domino visual del movimiento de las tropas invasoras, contabilizó todo del poblado, ubicación de cada unidad, guarnición defensiva y las obras realizadas para su defensa, con lo cual elaboró un osado plan.
El 27 de febrero Arias recibió de Güemes la autorización para la operación sobre Humahuaca. Arias distribuyó su gente en tres columnas, con objetivos como: capturar la batería de artillería; debían asaltar, capturar el cuartel y la iglesia donde estaría descansando la tropa.
En la madrugada del primero de marzo, sigilosamente fueron copando sus objetivos infiltrándose con precisión. Con enorme disciplina, coordinación, preparación y sangre fría los milicianos iniciaron el ataque con los mosquetes que muy pocos poseían, ya que en su mayoría solo tenían armas blancas y muchos, solamente palos.
Tres días después se enteró La Serna de su sensible baja, envió varias columnas en persecución de Arias con la firme convicción de rescatar los prisioneros y aniquilar las milicias patriotas, para ello dispuso al coronel Centeno 23 –se dirigiera por la Quebrada de Humahuaca luego ascenderá por las serranía de Zenta hasta San Andrés y Oran a fin de castigar a Arias–; otras dos columnas que estaban al mando de Marquiegui y Olañeta debían ir por Oran vía Ledesma para cerrarle el paso a Arias por el oeste.
Fue tan importante la acción de Humahuaca que Belgrano hizo acuñar una medalla, una estrella heráldica militar de 5 puntas por el glorioso triunfo para cada uno de los jefes dándoles el título a los “Héroes de Humahuaca” 24 y estos serían: Coronel Manuel Eduardo Arias – Capitán Hilarión Rodríguez – Alférez Manuel del Portal – Sargento José Ontiveros – Capitán Juan Pablo Mariscal.
El Combate de Volcán
El 9 de marzo llegó Centeno a Humahuaca, comprobó el estado macabro dejado, organizó la persecución, comenzó la presión a Arias y sus gauchos que no le dieron descanso. Benavidez con sus partidas, en todo lugar, sea de día o de noche, lo obligaba en todo el trayecto hasta Oran a detenerse con enfermos y heridos para descansar, organizar su agotada caballada, exigiéndole replegarse en fracasada acción nuevamente hacia Humahuaca, al llegar a ésta se encontró con una ciudad vacía, teniendo que seguir a Tilcara, encontrándola también desierta. Allí dividió sus efectivos adelantando una columna a cargo del coronel Seoane. Al llegar a Volcán esta columna realista fue emboscada – el 3 de abril por el coronel Burela siendo en su totalidad prisionera junto a su jefe–, sufriendo numerosos muertos. La otra columna, la de Centeno debió soportar sucesivos ataques en Huacalera, Reyes y Yala que le provocaron numerosas bajas y pérdidas de equipo.
El combate de Volcán por su acción y daño provocado al enemigo agravó la derrota sufrida en Humahuaca, constituyéndose el inicio del derrumbe del ejército realista.
Olañeta y Marquiegui con sus respectivas columnas enviadas sobre la vía Ledesma – Oran fueron atacadas permanentemente con la mayor furia, debiendo regresar a Jujuy diezmadas sin haber cumplido su misión.
El Golpe de Mano en Humahuaca – como así se lo denomina militarmente – fue uno de los hechos de armas más significativos de la independencia, marcó el principio del fin de la “gran invasión”, al no poder mantener el invasor su retaguardia y comunicación con el Alto Perú, comenzó a derrumbarse.
La Ocupación de Salta
Sin poder salir del cerco que ejercía la guerrilla en Jujuy mandó La Serna bajar los refuerzos que mantenía en el Alto Perú al mando del coronel Vicente Sardina, los que pudieron llegar el 2 de abril con 2000 efectivos adicionales, esto posibilitó sumar ahora más de 4500 soldados y poder romper el cerco y proseguir su marcha hasta Salta, dejando retaguardia en Jujuy, al mando de Olañeta con 600 hombres. Las tropas de La Serna pudieron iniciar la marcha el 13 de abril, llegando a Salta el 16 – este trayecto significó para el ejército invasor 2 oficiales y 400 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.
La Serna ante este fracaso organizó su ejército como una fuerte masa, bajo las órdenes de Sardina –el más calificado de sus jefes–, quien debía marchar y sorprender al jefe patriota Güemes que se encontraba – según la información obtenida – en los Valles Calchaquíes. Hacia allí partió Sardina el 20 de abril con su tropa, la que desde su salida fue atacada por los gauchos dirigidos por Güemes. El raid del ejército invasor solo duro 3 días y sufrió el más grave revés.
Igual que en el triunfo de Humahuaca, Belgrano dispuso otorgar una medalla, la que ahora sería de 6 puntas en oro y centro de plata, a los oficiales y comandantes. La estrella de metal llevaba la inscripción “al mérito en Salta” y en su centro: “año 1817”. Cada punta de la medalla representa a un héroe – Martin Miguel de Güemes – Pedro José Zabala – Juan Antonio Rojas – Mariano Morales – Apolinario Saravia – Luis Burela.
El desaliento de La Serna se agravó por el sitio, los goles a su tropa provocó baja de la moral, sumado a las mismas las noticias de la derrota en Tarija y de la batalla de Chacabuco en Chile – significaba el éxito de San Martin con el cruce de la cordillera y la perdida material después de 4 meses de una inútil campaña–, la que había previsto exitosa y llena de gloria. La Serna dispuso retirarse al Alto Perú, para reorganizarse, ordenar una resistencia y contra ofensiva.
Olañeta en Jujuy era acosado por el Pachi Gorriti y de La Corte con los mismos resultados demoledores.
Pero nada iba a ser fácil para La Serna, Güemes tenía previsto esta retirada y preparada su tropa para rematar al maltrecho ejército invasor.
Así dispuso a su comando general en cada área de combate con acciones permanentes de hostigamiento y destrucción a lo largo de todo su recorrido en retirada hasta Yavi. 25
La acción de inteligencia de Güemes y Belgrano planteada para dar respuesta a esta invasión fue brillante, destacados en la historia militar, debe estudiarse en sus fases operativas como una continuidad de acciones ofensivas y sucesivas siguiendo un orden sistemático de desgaste del enemigo, sobresaliendo el uso de recursos y conocimiento del terreno, la destreza y coraje de los actores y la correcta coordinación de sus jefes.
A pesar de los meticulosos cálculos, La Serna sólo puedo recorrer 300 kilómetros de los 1800 propuestos, debiendo regresar a su lugar de partida, “montando el único caballo que a su fuerza le quedaba”.
Lo previsto por el mando realista para recuperar el territorio y el escarmiento sobre quienes habían osado revelarse contra la corona declarándose independientes, se transformó en una derrota vergonzosa. 26
Cuando los efectivos españoles lograban organizarse para contraatacar los gauchos habían desaparecido del lugar y con ellos los armamentos, vestimentas, dinero de sus muertos y heridos. Se registran en sus memorias “que los gauchos no necesitaban apearse del caballo, para desnudar un muerto, o levantar del suelo un real de plata”. 27
Esta “Gran Invasión”, debe vincularse al “Plan Continental” establecido en el programa de acción de Belgrano, Güemes, San Martin. El Director Supremo designado por el Congreso Constituyente de Tucumán de 1816, Juan Martin de Pueyrredón, decidiera ponerlo en práctica. Incentivar la guerra de guerrillas en Salta y Jujuy, teniendo como jefe de avanzadas a Güemes, como así, la guerra de partidarios en el Alto Perú, dirigida por guerrilleros como líderes naturales en el uso de la geografía.
La Asistencia a San Martin
Para la campaña de San Martin desde Cuyo y el cruce de la cordillera, Belgrano envió desde Tucumán una columna al mando del Coronel Francisco Zelada con 50 efectivos altamente calificados que pertenecían al Ejercito Auxiliar del Alto Perú, al que sumó milicias riojanas.
Será Cabot quien portará la Bandera de los Andes, que será la Bandera de la Libertad Civil o del Estado de Derecho, referenciando la soberanía popular como triunfo sobre la monarquía y flameará luego de la batalla de Chacabuco.28
Caso Epigramático – la Batalla de la Tablada o de Tarija
La tercera columna que debía actuar sobre el oeste, en la vía Oran-Baritú bajo las ordenes de Bustos, recibió por disposición del Gobierno Central la orden de retirarse para regresar a Tucumán. 29
Esta columna tenía por objeto copar Tarija, que era el centro estratégico realista, de donde había partido la invasión de La Serna, además operaba un fuerte núcleo revolucionario del que La Madrid conocía – había actuado junto a Camargo–, sus flecheros, los hermanos Rojas y el valeroso caudillo “Moto” Méndez. El área estaba militarmente conducida por Francisco de Uriondo por disposición de Belgrano y Güemes. Ante los sucesos de la Laguna del Yeso. Güemes dispuso reemplazar a Bustos por Uriondo, para proseguir su marcha hacia Tarija a fin de cumplimentar el objetivo primario.
Belgrano como jefe del Ejército del Norte había dispuesto con una partida apoyar la acción de Güemes cortándole a los realistas sus comunicaciones, apoyar en acciones menores a los activistas altoperuanos, debiendo dirigirse a Oruro.30
La acción de La Madrid en ningún momento puede considerarse como falta de disciplina o desobediencia a lo dispuesto por Belgrano. La orden de retorno de la columna de Bustos dada por Buenos Aires, cuando este debía proteger la línea Baritú–Oran, para llegar a Tarija en apoyo de Uriondo. Era de fundamental importancia por su ubicación geográfica, en este punto se
esperaba el ingreso de las fuerzas portuguesas ya que una invasión y la perdida de Tarija, podría ocasionar un punto de inflexión en la guerra. 31
Partiendo de San Miguel de Tucumán el día 3 de marzo de 1817, la tropa estaba identificada por sus ponchos verdes y un sugestivo nombre de los “Húsares de la muerte”. 32 La fuerza debía cumplir el siguiente objetivo33: 1° amagar el flanco este de los realistas sin comprometer acciones bélicas, 2° insurreccionar la región entre Tupiza, San Pedro de Atacama y el área Norchichas, 3° hacer creer al comandante del ejército realista que esta operación formaba parte de otra más imponente, que lo tomaría sobre sus espaldas y, 4° impedir que los realistas tomaran la ofensiva hacia el sur.
El recorrido de La Madrid
A fin de cumplir su objetivo, La Madrid parte de San Miguel de Tucumán emprendiendo la marcha para llegar a San Carlos–Valles Calchaquies–Salta una semana después, donde engrosó sus fuerzas con las del capitán de dragones José Alejandro Carrasco con un centenar de milicianos y caballada. 34
El recorrido que hizo La Madrid desde su partida de la ciudad de Tucumán, siguió por el llano por Tafi Viejo, Tapia, Choromoro hasta el legendario fuerte de Trancas,35 donde cambio su rumbo al oeste para entrar en tierras salteñas – por la actual ruta nacional 40, donde continua al territorio de Tarija. Después de un amago a Yavi por camino a Pumahuasi, tomo un rumbo este por la altiplanicie hasta llegar a Huayllagara y nacientes del rio Camacho, continuó por Alisos, Pampa Redonda, Tolomosa hasta el portal del Gallinazo Villa de Tarija.36
La falta de cabalgaduras, obligó a no ajustarse a las instrucciones verbales recibidas de sus jefes, por lo que cambió el rumbo de su marcha hacia Casabindo–Jujuy. 37
En el área puneña el mantenimiento de cualquier caballada es difícil, se hizo necesario el cambio del rumbo hacia Tupiza para desviarse luego hacia Tarija. Se encontró con una partida realista en Cangrejos que llevaba correspondencia para la avanzada del general La Serna (hecho sucedido el 8 de abril de 1817) también se informaba de los planes realistas. Y ante la importancia del dominio de Tarija por su ubicación geopolítica, el jefe realista decidió el cambio de rumbo para asegurar esta plaza.
El 11 de abril La Madrid ingresó en territorio altperuano, cruzo la serranía que separaba Tupiza del camino a Tarija y por la Quebrada de Tolomosa traspuso el abra, llamada “puerta de gallinazo”, para alcanzar precisamente la Villa de San Bernardo de Tarija. 38
La villa estaba ocupada por el Regimiento de Cuzco al mando de teniente coronel Mateo Ramírez y en el Valle de la Concepción estaba Andrés de Santa Cruz, por la que La Madrid pasó por su derecha sin ser advertido para unirse en ese punto con los guerrilleros como así estaba previsto.
La columna de La Madrid coincidió con el accionar de los grupos guerrilleros y las directivas del comandante Uriondo con la necesidad de la toma de Tarija, venciendo ambos a los realistas en los campos de la Tablada el 15 de abril de 1817.39
Según el testimonio de Gregorio Aráoz de Lamadrid (batalla de Tarija – José Paz Garzón) 40
puntualiza que:
“…en la tarde del 14 de abril de 1817, cuando el ejército patrio bajaba de la Puerta del Gallinazo… las fuerzas realistas comandadas por el coronel Don Mateo Ramírez, marcharon de inmediato a combatir, momento en el que ordenó desplazar la caballería de Húsares de la Muerte y dos compañías de infantería para el enfrentamiento armado. Al estampido y fuego de los cañonazos del ejército patrio, el coronel Mateo Ramírez se vio obligado a replegar sus tropas y comprobó, además, que no se trataba de una columna de gauchos tarijeños sino de toda una división militar de ejército. En esa desesperada contramarcha los realistas fueron perseguidos por continuos tiroteos de las compañías de cazadores y cargas de caballerías de los húsares por las orillas del rio Guadalquivir y calles de la misma villa de Tarija, hasta ingresar aterrados en la plaza donde estaba ubicado el cuartel general realista con doble trinchera. En fugaz movimiento, Gregorio Araoz de Lamadrid logro emplazar sus dos cañones de 4 libras y sus 3 compañías de infantería en el Alto Cerrito de la capilla de San Roque… Desde allí mando una primera advertencia y ante una arrogante respuesta del coronel Mateo Ramírez, instruyó a seguir con los cañonazos contra los realistas y a su vez, desplegó la caballería de los húsares de la muerte a puntos claves de la villa, sitiando con los guerrilleros de Tarija a las fuerzas del ejército realista que intentaban salir, pero no pudieron romper el cerco dada la atenta vigilancia del ejército patriota.
Reportado que tropas realistas derivadas del valle de Concepción asomaron en la planicie de Tablada, en la mañana del 15 de abril de 1817, Gregorio Araoz de Lamadrid irrumpió con valentía única a enfrentarlas en una contienda arriesgada, pero derrotándolas completamente con solo 33 bravos Húsares de la Muerte que marchando al trote y en voz de mando de carabinas a la espalda, sable en mano y toque a degüello, mediante una fulminante carga de caballería en tres frentes, acompañado en su flanco por los distinguidos capitanes Manuel Cainzo y Lorenzo Lugones. Como resultado quedaron tendidos en el campo 63 enemigos muertos y 40 prisioneros, varios de ellos acuchillados; en cambio de los patriotas se tuvo 7 heridos y 2 muertos.
Pasada esta veloz operación militar, … Lamadrid regreso a la villa de Tarija proclamando el triunfo … [con] el grito de viva la patria reincorporándose militarmente a ocupar el alto de San Roque donde ya estaban emplazados los cañones. De allí envió a dos prisioneros heridos a reunirse con sus compañeros en la plaza diciéndoles vayan a contar como pelean los soldados de la patria, díganles que 33 Húsares de la Muerte han vencido a 140 de los suyos con 63 muertos”.
Los montoneros en estas acciones colaboraron vivamente en Tarija, entre ellos los hermanos Uriondo, José María Avilés y el Moto Méndez.
Con el sitio cerrado impuesto por Uriondo fueron capturados los mensajeros despachados a Concepción y Cinti, impidiendo la llegada del grueso del ejército realista en auxilio de Santa Cruz.
En otra versión sobre la misma batalla se informa que luego de los primeros cañonazos de La Madrid, las fuerzas acantonadas en el valle de concepción (130 soldados) se dirigieron a Tarija al mando de Malacabeza entrando por la Tablada donde fueron recibidos en las primeras horas del 15 de abril de 1817. La Madrid, con 32 Húsares apoyado por la primera compañía de Húsares al mando del Capitán Mariano García, cargaron obteniendo la victoria, provocando 65 bajas y 40 prisioneros; con esta victoria parcial, Lamadrid regreso a Tarija para intimar rendición a Mateo Ramírez, quien acepto ante la amenaza firme de ser pasado a degüello, teniendo en cuenta el sitio que le habían puesto las fuerzas milicianas de un millar de gauchos que venían de sufrir la opresión sangrienta y el saqueo permanente de los ejércitos realistas instalados en la villa.
La rendición se transformó en una Capitulación que firmaron ambos jefes, la que le significó al ejercito del norte la captura de 20 oficiales (entre ellos Ramírez y Santa Cruz) junto a 274 soldados, tomando 400 fusiles, 10 pares de pistolas, 20 sables, 47 lanzas, que reforzaron al ejercito patriota, el que sufrió la pérdida de 2 muertos y 7 heridas. Los prisioneros fueron enviados a Belgrano junto al texto de capitulación firmado en forma inmediata.
Las acciones de San Martin en Chile, las de Belgrano sobre sus tres frentes y la de Güemes como vanguardia sobre el norte hasta el Alto Perú, obligaron al español La Serna retirarse y fracasar en la campaña realista organizada para la reconquista del territorio de las Provincias Unidas de Suramérica que había declarado su independencia y libertad en Tucumán el 9 de julio de 1816.
Pese a lo afirmado por Mitre, la Batalla de la Tablada o de Tarija, tuvo vital importancia en el trámite de la guerra al sellar la suerte de la mayor acción bélica de la corona en la mayor invasión sobre suelo americano consolidando para los ejércitos patriotas el Plan Continental con lo que se resolvió la libertad e independencia de las Provincias Unidas de Suramérica.
En Tarija ondeó en la batalla por primera vez, al igual que en Chacabuco–Chile la bandera
de Belgrano señalando el triunfo de la soberanía del pueblo y del Estado de Derecho triunfante
sobre la monarquía cerrando ambos con una capitulación, siendo por ello un hecho paradigmático de esta batalla y capitulación que definió el destino de Suramérica.
Epílogo
“cuando la republica comenzó a rememorar las victorias obtenidas, solo se acordó de las que duraron horas como las de San Martin en Chacabuco y Maipú y las de Belgrano en Tucumán y Salta, olvidándose de las que duraron meses, como la victoria sobre el Mariscal de la Serna, el más importante de los triunfos en el territorio”.41
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1 Joaquín Carrillo, es Presidente del Instituto Belgraniano de Jujuy,; Miembro correspondiente del Instituto Nacional Belgraniano.
2 Este documento se ha reducido de su versión original por motivos de impresión. La versión completa está en la página: http://www.tarijabicentenario.com/
3 Grenni, Luis, Belgrano Proyecto Siglo XXI, Instituto Belgraniano de Jujuy. Es.Ty.Lo. Servicios gráficos. Pág. 7, 2016.
4 Villagran San Millán, Martin, “El Congreso de Tucumán – el Monarquismo Incaico de Belgrano y Güemes en la Prensa Periódica Porteña, p. 1.
5 Grenni, Luis, Jujuy en la Gesta por la Independencia 1810 – 1825, p. 140.
6 Sola, Guillermo, El Gran Bastión de la Patria. “Anchorena, Sáenz y Gascón fueron los que formaron la junta de observación que gobernó la nación escudada en la sombra de Álvarez Thomas, maquinando cuanta intriga y traición fuera posible… los mismos que acusaron a San Martin, Güemes y Belgrano de una “camarilla de militares”.
7 Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, usó el término de republiquetas para referirse a los espacios geográficos en los que actuaban los caudillos altoperuanos, los que actuaban en conjunto o en forma independiente frente a los ejércitos reglados de la monarquía española.
8 Grenni, Luis, Belgrano Proyecto Siglo XXI. Analiza el término usado para definir una táctica bélica utilizada por los gauchos derivado de la palabra gaucho del quechua= Hombre marginal sin ascendencia ni pertenencia.
9 Güemes Arruabarrena, Martin Miguel, General Martin Miguel de Güemes 1785 – 1821, la Soledad de la Misión y la fuerza de la gloria”. 3ra Edición.
10 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado., t, IV, p. 240. Carta del general don José de la Serna al Comandante Uriondo, el 6 de diciembre de 1816. En otra carta se transcribe la nota de Olañeta a Güemes sobre este mismo tema. “¿cree usted, por ventura, que un puñado de hombres desnaturalizados y mantenidos por el robo, sin más orden, disciplina e instrucción que la de unos bandidos pueden oponerse a unas tropas aguerridas y acostumbradas a vencer a las primeras de Europa y a las que haría un agravio comparándolas a esos que se llaman gauchos, incapaces de batirse con triplicadas fuerzas como es la de sus enemigos?” de Reyna
11 Wagner de Reyna , 8 Años de la Serna en el Perú – 1985, p. 41. “Creo puedo lisonjearme a V.E. formaría un cuerpo de ejército capaz de entrar con él en Buenos Aires para el mes de mayo del próximo año, siempre que circunstancias políticas y topográficas lo permitiesen”.
12 Grenni, Luis, Belgrano y los Sueños de una Revolución Silenciada, Instituto Belgraniano de Jujuy, p. 179.
13 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado, p. 242. Carta de Uriondo a La Serna.
14 Guemes, Luis. Güemes Documentado: Respuesta de Güemes a Olañeta: “…Nada temo, porque he jurado sostener la independencia de América y, sellarla con mi sangre. Todos, todos estamos dispuestos a morir primero que sufrir segunda vez una dominación odiosa, tiránica y execrable. ¿Qué más quiere usted que le diga? Que adopte la guerra que más le acomode para nuestra destrucción, pero tema y mucho más la mía. Si usted quiere entrar con ese pequeño grupo de tropas a los pueblos de Jujuy y Salta, avísemelo y en el momento (le empeño mi palabra de honor) me retiro dejándole franco el terreno; quiero ver esa guerra análoga a la mía, quiero que midamos nuestras fuerzas, y quiero recordarle los triunfos de Venta media y Wiluma… No son asesinos, sino de tiranos que quieren esclavizarnos… Convénzase usted por la experiencia que ya tienen que jamás lograra seducir no a oficiales, pero ni al más infeliz gaucho: en el magnánimo corazón de estos, no tiene acogida el interés, ni otro premio que su libertad…”.
15 Bidondo, Emilio , Historia de Jujuy. Editorial Plusultra, p. 240.
16 En la obra de Luis Güemes Ramos Mejía, “Güemes Documentado” Tomo t. V, p. 165-168. Existe una numerosa documentación por la cual se conoce la lógica de la guerra, la relación directa entre ambos jefes principalmente del 26 de septiembre al 7 de noviembre, los cuales nos muestra una planificación conjunta de la guerra incluso con el ejército de los Andes; como también las actividades de Uriondo y La Madrid. También relata la ofensiva de San Martin y las acciones distractivas para permitir este desarrollo.
17 Minutolo de Orsi, Cristina, Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana.
18 Ver: Campero, Rodolfo Martin, El Marqués de Yavi. Coronel de Ejército de las provincias unidas del Rio de la Plata, Buenos Aires 2006; Frías, Bernardo, Historia del General Martin Güemes y la Provincia de salta, ósea de la Independencia Argentina, Tomo III; Colmenares, Martin Güemes – El Héroe Mártir; Sáenz, Jorge, Batalla del Valle de Lerma .
19 Bidondo, Emilio, Contribución al Estudio de la Guerra de la Independencia en la Frontera Norte, t I, p. 246.
20 Ídem., dice: “...Marquiegui con un destacamento (un batallón de infantería reforzado con un escuadrón de caballería reforzado por San Andrés hacia Oran con la misión de incursionar por el Valle de Bermejo y luego por el rio San Francisco alcanzar Jujuy desde el este. Con este movimiento Marquiegui busca arrojar a Arias hacia el sur y cortar las comunicaciones entre Oran y Tarija (Coronel Uriondo) por el Chaco. Este plan de Olañeta aspira a asegurarse por lo menos dos de las tres líneas de invasión utilizadas hasta entonces: la de la Quebrada de Humahuaca y la del Chaco (Tarija – Oran – Rio San Francisco).
21 Bidondo, Emilio, Historia de Jujuy. Editorial Plus Ultra, p. 240. “…los realistas siguieron su marcha hasta San Salvador de Jujuy, donde se encontraron con la vanguardia detenida por la acción de los gauchos. Diversas tentativas para continuar la mancha fueron frustradas; así, el 6 de febrero, salió de Jujuy un fuerte destacamento que fue atacado en San Pedrito por los infernales al mando del comandante Juan Antonio Rojas, la pelea que siguió fue encarnizada, pues, se luchó no solo con armas de fuego y blancas, sino con lazos y hasta con los puños… otra salida de los españoles hacia el norte y al este de la ciudad también fue derrotada”.
22 Güemes Ramos Mejía, Luis, Güemes Documentado. Tomo IV. En su informe a Belgrano.
23 Frías, Bernardo, Historia del General Martin Güemes y de la Provincia de Salta, ósea de la Independencia Argentina, p.49. Describe la personalidad de Centeno como jefe realista apresado en Colpayo, liberado luego por un canje de prisioneros, fue un bárbaro militar que se ufanaba en “no he de dejar en la paz más tesoro que las lágrimas” él será quien dará muerte a Vicente Camargo a sablazos cortando su cuerpo en pedazos, apaleado y decapitado, distribuido sus partes en distintos pueblos para escarmiento de sus secuaces y su cabeza fue enviada como trofeo a Pezuela.
24 La victoria de Humahuaca fue tan importante que el propio Belgrano diseño como parte de la heráldica militar una medalla y solicito los ascensos para los oficiales y hombres destacados de la acción dándole a ella la importancia que le correspondía.
25 Villagrán San Millán, Ejercito y Milicias de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825, p. 767. Analiza que para la ejecución de esta guerra se sustentaba en la necesidad de aplicar exactamente los principios de unidad de mando e iniciativa al escribir Belgrano: “dije a Ud. De Uriondo por lo que me representaron: Usted haga y obre como le pareciere y como tiene objeto a la vista…”
Las modalidades de la guerra gaucha dirigidas por Güemes 1814 se había puesto como doctrina de guerra de manera que el General Belgrano en tanto comandante en Jefe del Ejército Auxiliar del Perú se dirigía a su jefe de vanguardia, al propio Güemes para ordenarle en el sentido que debía obrar aplicando los principios de los que denominaba “guerra de montañas; escribía Belgrano: Estoy decidido por la guerra de montañas y es preciso llevarla hasta la perfección en lo posible.
26 Sáenz, Jorge, 1817 Batalla del Valle de Lerma. Mundo Grafico. Explica el desarrollo de esta guerra, enfrentamiento entre dos ejércitos regulares en campo abierto y programado. Este procedimiento, se denomina “ataque con objetivo limitado”.
27 Tantos los militares españoles Pezuela, García Camba y Torrente explican en sus libros sobre la guerra en América, sobre el genial desempeño de los gauchos en una guerra atípica donde aplicaban sus técnicas con bravura y coraje nunca vista superando a los mamelucos y a los cosacos de las guerras europeas.
28 Grenni, Luis, Paginas de Historia VII Informe de 1816 – 1817.
29 Villagrán San Millán, Martin, Ejército y Milicia de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825 Tomo II, p. 775.
30 Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y la Independencia Argentina. Editorial El Ateneo 2015.
31 Memorias del General Gregorio Araoz de Lamadrid. Tomo I. Eudeba.
32 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Batalla de Tarija.
33 Minutolo de Orsi, Cristina, Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana, p. 306.
34 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Batalla de Tarija.
35 Ídem.
36 Ídem.
37 Villagran San Millán, Martín, Ejércitos y Milicias de Buenos Aires a Tumusla 1776 – 1825. Tomo II.
38 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, “Batalla de Tarija”.
39 Minutolo de Orsi, Crristina, “Manuel Belgrano 1816, Unidad e Independencia Americana”.
40 Paz Garzón, José; Valencia Paz, Eduardo, Ob. Cit., p. 32.
41 Colmenares, Luis Oscar, Martin Güemes el Héroe Mártir. 1998.