Contribución al estudio de la Gesta Güemesiana: Idea y Acción (Primera parte)
INTRODUCCIÓN Martín Miguel de Güemes gobernó Salta desde el 6 de mayo de 1815, es el momento más difícil de su historia independiente, cuando ella servía de escenario central en la lucha por la emancipación de la República. Durante estos seis años al mando de la gobernación salteña,...
INTRODUCCIÓN
Martín Miguel de Güemes gobernó Salta desde el 6 de mayo de 1815, es el momento más difícil de su historia independiente, cuando ella servía de escenario central en la lucha por la emancipación de la República. Durante estos seis años al mando de la gobernación salteña, su acción principal estuvo dirigida a cumplir con la parte que le correspondía dentro del plan forjado por San Martín en 1814, el que se centraba en la defensa de la frontera salto – jujeña, en tanto el Libertador utilizaba la vía del Pacífico para llegar al corazón de la resistencia realista en el Perú.
Güemes ha sido un eficaz administrador en carácter de gobernador intendente de la Provincia de Salta. Mayor aún y legendaria, en su labor como militar en la defensa del territorio. Martín Güemes tiene una personalidad avasalladora por la obra que realizó, un hombre que supo cumplir con su deber, acatar las órdenes siempre y cuando esos mandatos fueran con miras al gran ideal americano.
En su ascenso al cargo, Martín Güemes reunió el mando político y militar que le posibilitó unir esfuerzos para afrontar momentos difíciles que se avecinaban, con el concurso de paisanos bravos: salteños, jujeños, tarijeños, oranenses; con sus gauchos indómitos; él asumió el desafío de sostener una hazaña que adquiere ribetes épicos en la gesta por la emancipación americana.
La vida activa de Guemes, fue la de legar al continente ideas que informaron con ‘claridad meridiana’, el curso de los acontecimientos en el tiempo en el que le tocó poner su brazo diestro, en beneficio de la causa americana
GÜEMES Y LA ECONOMÍA DE GUERRA2
Un problema de gravedad en la administración güemesiana era de carácter económico, ya que la organización de la hacienda colonial fue reestructurada por la Real Ordenanza de Intendentes; sin tiempo de fortalecerse y afianzarse se inició el movimiento independentista, sufrió las consecuencias de la inseguridad que caracterizó a la época. Güemes debió atender al frente de guerra en su carácter de Jefe de Observación, pero en función de gobernador, se enfrentó a la situación de atender crecidos gastos con un presupuesto muy exigüo.
La documentación evidencia reiteradamente el estado de miseria en que se hallaba la provincia y que debía de hacer frente a una larga campaña emancipadora.
El oficio al Gobernador de Córdoba en fecha 4 de enero de 1816, cuenta el estado mísero en que se encontraban las finanzas provinciales, “… La falta de caballos es la que más me aflige… suplicándole se digne en obsequio a él y de la sana causa de… la pronta remisión de mil o mil quinientos caballos útiles para una campaña…”.3
Los quebrantos de la provincia supusieron la imposición de contribuciones forzosas y de empréstitos, paliativos estos del erario público. En el transcurrir del tiempo, estos serán motivo de recelos del comercio salteño y propiciatorio de un bando de oposición.
Una semana más tarde, el 11 de enero de 1816, en oficio al Director del Estado, se refiere a la marcha del coronel mayor don Domingo French y a la asistencia proporcionada, “… Todo el pueblo y la campaña han donado mil pesos escasos, y con ellos han sido socorridos 330 hombres que bien montados, y armados caminaron al punto de Tupiza a reunirse con igual número de tarijeños que hice salir al mando del teniente coronel don Domingo Arévalo…”.4
En un oficio de Güemes a Belgrano, fechado en el ‘Cuartel Volante’ en Jujuy el 2 de mayo de 1817 le hace presente los esfuerzos que ha empeñado para surtir a una corta tropa ante la extrema escasez de recursos:
“Haciendo los últimos esfuerzos, he podido montar 300 hombres, que armados y municionados, marcharon ayer mismo sobre ellos. Los seguirán hasta donde más no puedan los caballos, pues el mal estado de éstos hace que mis medidas no tengan toda la eficacia que debían…
El hambre y todo género de miserias les rodea…
En la persecución que han sufrido en la marcha han perdido gente, equipajes, cargas de pañol, de jabón y otras especies de igual naturaleza… para redoblar la hostilidad, y a pesar de todo mi gente va casi a pie, más porque los enemigos no conozcan nuestra debilidad, que por otra cosa. Vengan 300 caballos, y por su defecto igual número de mulas y se habrá remediado este mal”.5
En un parte de Güemes a Belgrano, fechado en Jujuy 29 de mayo de 1817, manifiesta el grado de impotencia ante la imposibilidad de movilizar una tropa con los suficientes bastimentos para hacer frente al enemigo. Toda labor emprendida por el gobernador era a costa de extraordinarios sacrificios. “Cada día estoy más convencido del estado de debilidad e impotencia en que se halla y cada día es mayor mi sentimiento al no poder esforzar la persecución, por la falta que tantas veces he representado, la misma que a fuerza de fatigas…”. 6
En oficio de Güemes enviado a Antonio Fernández Cornejo, fechado en Tucumán el 29
de junio de 1817, reflexiona acerca de otra idea central, y es la responsabilidad ciudadana de contribuir a la emancipación plena. Esa contribución incluye lo material, para surtir con los elementos que el ejército necesitaba y poder derrotar a las tropas realistas. Observa también que se debe dejar de lado los intereses particulares:
“Los esfuerzos del ciudadano hoy deben aumentarse al tamaño que crecen las urgencias del Estado, y retirar de la vista los negocios particulares para no preocupar la atención que sólo ha de fijarse en el sólo objeto de la común felicidad; para conseguirla hagamos sacrificios superiores a nuestras fuerzas. La patria necesita de nuestros brazos e intereses para salvarse, acabar con los tiranos, y recobrar la majestuosa dignidad…”. 7
En otro oficio de Güemes a Belgrano fechado el 27 de setiembre de 1817, manifiesta la impotencia para proporcionar los recursos suficientes que era necesario en la continuidad de la campaña sobre el ejército realista. Es claro que en el transcurrir de los años, sin un triunfo claro y definitivo, los recursos se agotaban aceleradamente y había necesidad de generar más ingresos que rápidamente se agotaban en el equipamiento de los soldados, “No puedo por más tiempo disimular las urgentísimas necesidades que afligen a esta provincia. He calculado sobre el estado actual de su fortuna, y por todos sus aspectos no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonía…”. 8
Una carta de Güemes a Belgrano fechada el 13 de febrero de 1818 en Salta, refleja la escasa disposición del vecindario a continuar cooperando en la provisión de recursos a las tropas al mando del gobernador Güemes. Una guerra que se extendía en el tiempo, la contribución que se solicitaba era de forma continua, ocasionando la reticencia vecinal; en la carta subyace el fastidio que le ha provocado la mezquindad y la falta de patriotismo de sus conciudadanos:
“Confieso como Ud. que el patriotismo se ha convertido en egoísmo y lo peor es que este mal va grazando todos los pueblos. Aquí abunda en tanto grado, que ya es negocio de desesperar… …Creí que asustando un poco a estos caballeros, se ablandarían y me socorrerían, pero me engañé. Hice correr la voz de que los llevaría conmigo a la vanguardia… Se juntó todo el vecindario en casa del alcalde de 1er. Voto y entre todo, apenas han dado cuatro porquerías con que se han auxiliado 30 gauchos y esto dando a uno, una camisa, a otro un poncho de picote y a otro un pedazo de jerga vieja. ¡Qué tal! Caballos, unos cuantos, acaso los peores que han podido hallar, de suerte que con dificultad llegarían a Jujuy. A vista de esto ¿cómo no he de alabar la conducta y virtud de los gauchos? Ellos trabajan personalmente y no exceptúan ni aun el solo caballo que tienen, cuando los que reportan ventajas de la revolución, no piensan en otra cosa que en engrosar sus caudales…
… Mi objeto es acudir con tiempo a la necesidad, cuyo caso seguramente ha de llegar, y, en el entretanto, se cuidan los caballos y se reponen en aquellos lugares que están muy buenos”. 9
En un oficio de Güemes al Juez de Comercio de Salta, fechado en 23 de agosto de 1819 lo compele a reunir por vía de empréstito al comercio local los dineros necesarios para las tropas, en consideración que la Nación no efectuaba los aportes imprescindibles en la provisión de elementos para la marcha de las tropas del ejército. Con el tiempo, estos pedidos de dinero se harán crecientes y con plazo de tiempo perentorio. “En su consecuencia debo decir a Ud. que es de absoluta y de la más imperiosa necesidad…e hija de este comercio y de toda clase de negociantes el empréstito de tres mil pesos con cargo de reintegro de los fondos de la Nación, debiendo ellos ser entregados en esta caja en el perentorio término de tres días contados desde esta fecha”. 10
Se considerará en base a esta recopilación documental, que Salta ofrendó a la naciente república todos los recursos posibles hasta agotar las fortunas de los ciudadanos más probos y patriotas. Güemes y su familia no fueron la excepción en esa donación de recursos materiales para el ejército de la patria. De esta suerte, las ideas de generosidad y solidaridad para las tropas patrias, están presente en la ideología güemesiana, así también en una pléyade de hombres probos que acompañaron al gobernador, ofreciendo dinero y hacienda como es el caso de Gurruchaga, Moldes, Gorriti, etc., o los brazos diestros y el corazón ardiente en el caso de los gauchos.
1 María Irene Romero, es profesora de Historia en la Universidad Católica de Salta, miembro del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, Socia activa del Instituto Güemesiano de Salta; miembro de la Mesa Panamericana de Mujeres- Salta.
2 Este documento se ha reducido de su versión original por motivos de impresión. La versión completa está en la página: http://www.tarijabicentenario.com/
3 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 3, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 67.
4 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 6, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 43.
5 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 5, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 26-27.
6 Ídem., p.14-15.
7 Güemes, Luis, Ob. Cit. t, 6, p. 257-258.
8 Güemes, Luis, Ob. Cit. t, 5, p. 71-73.
9 Güemes, Luis, Ob. Cit. t. 6, p. 333-335.
10 Güemes Luis, Ob. Cit. t. 8, p. 473-474.
Martín Miguel de Güemes gobernó Salta desde el 6 de mayo de 1815, es el momento más difícil de su historia independiente, cuando ella servía de escenario central en la lucha por la emancipación de la República. Durante estos seis años al mando de la gobernación salteña, su acción principal estuvo dirigida a cumplir con la parte que le correspondía dentro del plan forjado por San Martín en 1814, el que se centraba en la defensa de la frontera salto – jujeña, en tanto el Libertador utilizaba la vía del Pacífico para llegar al corazón de la resistencia realista en el Perú.
Güemes ha sido un eficaz administrador en carácter de gobernador intendente de la Provincia de Salta. Mayor aún y legendaria, en su labor como militar en la defensa del territorio. Martín Güemes tiene una personalidad avasalladora por la obra que realizó, un hombre que supo cumplir con su deber, acatar las órdenes siempre y cuando esos mandatos fueran con miras al gran ideal americano.
En su ascenso al cargo, Martín Güemes reunió el mando político y militar que le posibilitó unir esfuerzos para afrontar momentos difíciles que se avecinaban, con el concurso de paisanos bravos: salteños, jujeños, tarijeños, oranenses; con sus gauchos indómitos; él asumió el desafío de sostener una hazaña que adquiere ribetes épicos en la gesta por la emancipación americana.
La vida activa de Guemes, fue la de legar al continente ideas que informaron con ‘claridad meridiana’, el curso de los acontecimientos en el tiempo en el que le tocó poner su brazo diestro, en beneficio de la causa americana
GÜEMES Y LA ECONOMÍA DE GUERRA2
Un problema de gravedad en la administración güemesiana era de carácter económico, ya que la organización de la hacienda colonial fue reestructurada por la Real Ordenanza de Intendentes; sin tiempo de fortalecerse y afianzarse se inició el movimiento independentista, sufrió las consecuencias de la inseguridad que caracterizó a la época. Güemes debió atender al frente de guerra en su carácter de Jefe de Observación, pero en función de gobernador, se enfrentó a la situación de atender crecidos gastos con un presupuesto muy exigüo.
La documentación evidencia reiteradamente el estado de miseria en que se hallaba la provincia y que debía de hacer frente a una larga campaña emancipadora.
El oficio al Gobernador de Córdoba en fecha 4 de enero de 1816, cuenta el estado mísero en que se encontraban las finanzas provinciales, “… La falta de caballos es la que más me aflige… suplicándole se digne en obsequio a él y de la sana causa de… la pronta remisión de mil o mil quinientos caballos útiles para una campaña…”.3
Los quebrantos de la provincia supusieron la imposición de contribuciones forzosas y de empréstitos, paliativos estos del erario público. En el transcurrir del tiempo, estos serán motivo de recelos del comercio salteño y propiciatorio de un bando de oposición.
Una semana más tarde, el 11 de enero de 1816, en oficio al Director del Estado, se refiere a la marcha del coronel mayor don Domingo French y a la asistencia proporcionada, “… Todo el pueblo y la campaña han donado mil pesos escasos, y con ellos han sido socorridos 330 hombres que bien montados, y armados caminaron al punto de Tupiza a reunirse con igual número de tarijeños que hice salir al mando del teniente coronel don Domingo Arévalo…”.4
En un oficio de Güemes a Belgrano, fechado en el ‘Cuartel Volante’ en Jujuy el 2 de mayo de 1817 le hace presente los esfuerzos que ha empeñado para surtir a una corta tropa ante la extrema escasez de recursos:
“Haciendo los últimos esfuerzos, he podido montar 300 hombres, que armados y municionados, marcharon ayer mismo sobre ellos. Los seguirán hasta donde más no puedan los caballos, pues el mal estado de éstos hace que mis medidas no tengan toda la eficacia que debían…
El hambre y todo género de miserias les rodea…
En la persecución que han sufrido en la marcha han perdido gente, equipajes, cargas de pañol, de jabón y otras especies de igual naturaleza… para redoblar la hostilidad, y a pesar de todo mi gente va casi a pie, más porque los enemigos no conozcan nuestra debilidad, que por otra cosa. Vengan 300 caballos, y por su defecto igual número de mulas y se habrá remediado este mal”.5
En un parte de Güemes a Belgrano, fechado en Jujuy 29 de mayo de 1817, manifiesta el grado de impotencia ante la imposibilidad de movilizar una tropa con los suficientes bastimentos para hacer frente al enemigo. Toda labor emprendida por el gobernador era a costa de extraordinarios sacrificios. “Cada día estoy más convencido del estado de debilidad e impotencia en que se halla y cada día es mayor mi sentimiento al no poder esforzar la persecución, por la falta que tantas veces he representado, la misma que a fuerza de fatigas…”. 6
En oficio de Güemes enviado a Antonio Fernández Cornejo, fechado en Tucumán el 29
de junio de 1817, reflexiona acerca de otra idea central, y es la responsabilidad ciudadana de contribuir a la emancipación plena. Esa contribución incluye lo material, para surtir con los elementos que el ejército necesitaba y poder derrotar a las tropas realistas. Observa también que se debe dejar de lado los intereses particulares:
“Los esfuerzos del ciudadano hoy deben aumentarse al tamaño que crecen las urgencias del Estado, y retirar de la vista los negocios particulares para no preocupar la atención que sólo ha de fijarse en el sólo objeto de la común felicidad; para conseguirla hagamos sacrificios superiores a nuestras fuerzas. La patria necesita de nuestros brazos e intereses para salvarse, acabar con los tiranos, y recobrar la majestuosa dignidad…”. 7
En otro oficio de Güemes a Belgrano fechado el 27 de setiembre de 1817, manifiesta la impotencia para proporcionar los recursos suficientes que era necesario en la continuidad de la campaña sobre el ejército realista. Es claro que en el transcurrir de los años, sin un triunfo claro y definitivo, los recursos se agotaban aceleradamente y había necesidad de generar más ingresos que rápidamente se agotaban en el equipamiento de los soldados, “No puedo por más tiempo disimular las urgentísimas necesidades que afligen a esta provincia. He calculado sobre el estado actual de su fortuna, y por todos sus aspectos no me representa más que un semblante de miseria, de lágrimas y de agonía…”. 8
Una carta de Güemes a Belgrano fechada el 13 de febrero de 1818 en Salta, refleja la escasa disposición del vecindario a continuar cooperando en la provisión de recursos a las tropas al mando del gobernador Güemes. Una guerra que se extendía en el tiempo, la contribución que se solicitaba era de forma continua, ocasionando la reticencia vecinal; en la carta subyace el fastidio que le ha provocado la mezquindad y la falta de patriotismo de sus conciudadanos:
“Confieso como Ud. que el patriotismo se ha convertido en egoísmo y lo peor es que este mal va grazando todos los pueblos. Aquí abunda en tanto grado, que ya es negocio de desesperar… …Creí que asustando un poco a estos caballeros, se ablandarían y me socorrerían, pero me engañé. Hice correr la voz de que los llevaría conmigo a la vanguardia… Se juntó todo el vecindario en casa del alcalde de 1er. Voto y entre todo, apenas han dado cuatro porquerías con que se han auxiliado 30 gauchos y esto dando a uno, una camisa, a otro un poncho de picote y a otro un pedazo de jerga vieja. ¡Qué tal! Caballos, unos cuantos, acaso los peores que han podido hallar, de suerte que con dificultad llegarían a Jujuy. A vista de esto ¿cómo no he de alabar la conducta y virtud de los gauchos? Ellos trabajan personalmente y no exceptúan ni aun el solo caballo que tienen, cuando los que reportan ventajas de la revolución, no piensan en otra cosa que en engrosar sus caudales…
… Mi objeto es acudir con tiempo a la necesidad, cuyo caso seguramente ha de llegar, y, en el entretanto, se cuidan los caballos y se reponen en aquellos lugares que están muy buenos”. 9
En un oficio de Güemes al Juez de Comercio de Salta, fechado en 23 de agosto de 1819 lo compele a reunir por vía de empréstito al comercio local los dineros necesarios para las tropas, en consideración que la Nación no efectuaba los aportes imprescindibles en la provisión de elementos para la marcha de las tropas del ejército. Con el tiempo, estos pedidos de dinero se harán crecientes y con plazo de tiempo perentorio. “En su consecuencia debo decir a Ud. que es de absoluta y de la más imperiosa necesidad…e hija de este comercio y de toda clase de negociantes el empréstito de tres mil pesos con cargo de reintegro de los fondos de la Nación, debiendo ellos ser entregados en esta caja en el perentorio término de tres días contados desde esta fecha”. 10
Se considerará en base a esta recopilación documental, que Salta ofrendó a la naciente república todos los recursos posibles hasta agotar las fortunas de los ciudadanos más probos y patriotas. Güemes y su familia no fueron la excepción en esa donación de recursos materiales para el ejército de la patria. De esta suerte, las ideas de generosidad y solidaridad para las tropas patrias, están presente en la ideología güemesiana, así también en una pléyade de hombres probos que acompañaron al gobernador, ofreciendo dinero y hacienda como es el caso de Gurruchaga, Moldes, Gorriti, etc., o los brazos diestros y el corazón ardiente en el caso de los gauchos.
1 María Irene Romero, es profesora de Historia en la Universidad Católica de Salta, miembro del Instituto San Felipe y Santiago de Estudios Históricos de Salta, Socia activa del Instituto Güemesiano de Salta; miembro de la Mesa Panamericana de Mujeres- Salta.
2 Este documento se ha reducido de su versión original por motivos de impresión. La versión completa está en la página: http://www.tarijabicentenario.com/
3 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 3, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 67.
4 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 6, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 43.
5 Güemes, Luis, Güemes Documentado, t. 5, Buenos Aires, Plus Ultra, 1980, p. 26-27.
6 Ídem., p.14-15.
7 Güemes, Luis, Ob. Cit. t, 6, p. 257-258.
8 Güemes, Luis, Ob. Cit. t, 5, p. 71-73.
9 Güemes, Luis, Ob. Cit. t. 6, p. 333-335.
10 Güemes Luis, Ob. Cit. t. 8, p. 473-474.