Crónica política de la semana
Del evismo fake tarijeño al offside de Alan Barca
El MAS de Evo pierde fuerza institucional en Tarija y no logra movilizar a sus bases, por lo que se duda de su existencia. Mientras, el enésimo debate del 45% vuelve a entrar en ebullición para retratar a los asambleístas
Semana veraniega y corta, lo que no ha evitado que en Tarija se generen algunos movimientos de fondo que sin duda condicionarán la política departamental en el muy corto plazo, tanto en el Movimiento Al Socialismo (MAS), como entre la oposición, que empieza a mirar ya los sillones de cara al futuro.
Más allá de los chistes cargados de estigma que han motivado en todo el país las peroratas de los dirigentes del Movimiento Al Socialismo tarijeño, del corte evista, prometiendo bloqueos desde el lunes hasta el viernes, incluso exhibiendo poses agresivas y lanzando amenazas a la Policía como en el caso del asambleísta José Yucra, sin que ello sin embargo se haya materializado en nada, lo cierto es que está dejando en entredicho un movimiento en un departamento en el que nunca hubo comunión ideológica entre las representaciones de las bases, pero al menos, sí unidad sindical… que ahora está con Arce por motivos obvios.
La disputa entre evistas y arcistas en Tarija es silenciosa, salvo en el caso de la Federación de Campesinos donde sí ha habido más ruido entre una dirigencia que reconoce a Luis Arce y que lidera Andrés Meriles, el comunario de San Jacinto que se dio a conocer promoviendo revocatorios a las autoridades electas de 2015 y que solía ir del brazo de Luis Alfaro – y la de Tomás Velásquez, que quería defender a Evo Morales y ha acabado dispersándose ante lo que han calificado de presión judicial en boca de Rivelino Zenteno, de Cercado, pero que también tiene que ver con la gestión de otros proyectos propios que pueden acabar en problemas.
En Cercado, la más ruidosa de las subcentrales, las dos cabezas electas en Congresos paralelos han pactado una especie de tregua: Pilar Lizárraga siempre ha defendido la legitimidad orgánica de Morales y Sandra Baldivieso ha virado de la mano del dirigente departamental, Carlos Acosta, que pasó del arcismo al evismo cuando vio recortada su influencia en la gestión de las descentralizadas.
El arcismo tarijeño se rearma
En Tarija la mayoría de las dirigencias orgánicas alegan una predisposición pragmática para justificarse y el arcismo era consciente de que se nutría de esas voluntades, hasta que Julia Ramos y Celinda Sosa, que no son íntimas, pero se reconocen líderes, han entrado en juego. Ramos, maltratada por el gobierno de Evo como cabeza de turco del turbio caso del Fondo Indígena, ha aceptado volver al frente de las Bartolinas, dando un mensaje fuerte a las bases, lo propio que Celinda Sosa, que finalmente se ha decantado por apoyar a Arce y le ha valido la posesión como Canciller.
Las primeras consecuencias de estos movimientos se han materializado en la dirigencia de la Asociación de Municipios de Tarija, que recayó en Asunción Ramos, alcalde de San Lorenzo.
Por otro lado, Celinda Sosa también hizo una escenificación del poder orgánico con su irrupción en la Universidad Juan Misael Saracho, recibida con honores por el Rector Eduardo Cortez, con quien firmó diferentes convenios. Cortez, que creció a caballo de la militancia política y la representación académica y fue uno de los últimos viceministros de Evo Morales ganó el Rectorado y era reconocido como uno de los pocos “masistas con poder” en Tarija que podía de alguna forma mostrar gestión y pelear políticamente con la Gobernación, que, decían, podía ser su ambición política siguiente. De momento ha quedado claro donde coloca sus fuerzas e influencias.
El siguiente paso está seguramente en el Chaco, donde los dirigentes de extracto popular, como la ejecutiva regional de Villa Montes Karen Sánchez y el ejecutivo José Luis Ábrego, alineados con sus matrices, responden a Arce, mientras los alcaldes y particularmente Carlos Brú siguen del lado de Evo aún sin capacidad de convocatoria y movilización.
Plazos
En una semana de promesas, el MAS cercano a Evo no ha instalado ningún bloqueo en Tarija
El permanente truco del 45% y sus regalías
Alan Barca, de Caraparí, asumió la presidencia de la Asamblea Legislativa Departamental de Tarija rompiendo la alianza Unidos del gobernador Óscar Montes junto a otros representantes de las provincias y sumando el apoyo del MAS. El discurso pasaba porque se aumentaría la fiscalización y se buscarían mayores beneficios para las provincias.
Ocho meses después, la Asamblea cerró con un déficit de 1,9 millones de bolivianos, casi un 10% del total de su presupuesto sin que nadie sepa para qué, y con la presidencia haciendo juegos de trilero para esconder la enésima propuesta de Ley de redistribución del 45% de las regalías propuesta desde las provincias productoras que no reciben recursos y a las que Barca les prometió influencia.
El asunto vuelve a ponerse sobre la mesa de forma recurrente y con diferentes argumentaciones. Lo hizo Walter Ferrufino (MAS) cuando gobernaba O’Connor pidiendo auxilio nacional en la intermediación contra los chaqueños siendo desahuciado sin muchos miramientos y lo hacen ahora los socios del gobernador también en Entre Ríos, Bermejo y Padcaya, centrando el tiro ahora en la Asamblea.
La punta de lanza es el Comité Cívico Departamental, controlado por la misma componenda, y que ha iniciado una huelga de hambre en la víspera de carnaval con el propósito claro de presionar a Barca en un momento en el que la atención se centra en los asuntos nacionales.
Barca quiere que Montes se pronuncie y el gobernador no le ha dado la respuesta oficial, pero sí ha pedido que la Ley se trate.
Tanto Barca como Montes saben que la distribución de regalías está blindada en la Ley 3038 de ámbito nacional y que la departamental no puede derogarla, o eso se argumentó en el pasado reciente, pero de momento sirve para que las autoridades salgan del letargo. Detrás de la distribución de regalías subyace una visión de departamento que bien vale la pena discutir, aunque el presidente de la Asamblea esté claramente en fuera de juego.