Crónica política de la semana
Lauca Ñ: Del amparo del TCP a la voluntad de ser presidente (y no candidato)
El Congreso del MAS se saldó con una proclamación de Morales, según lo previsto, pero mucho más temprano para eludir la intervención judicial que finalmente llegó tarde. El TSE acabará definiendo
Iba a ser la semana política más importante del año y al final, acabó en un veremos. Demasiado sencillo hubiera sido para los canones bolivianos. El Congreso del Movimiento Al Socialismo (MAS) debía definir única y exclusivamente quién iba a ser el presidente del partido para el siguiente periodo, pero acabó ratificando a Evo Morales como “único” candidato a la presidencia, además de su poder total sobre el partido, y “autoexpulsando” a Luis Arce y David Choquehuanca, que es cuando menos una situación curiosa esta de ser autoexpulsado.
La crónica del suceso es conocida: Morales y los suyos, denominados radicales, habían armado una convocatoria a su medida, con muy pocos delegados por agrupación por las cuestiones logísticas, pues ya no hay respaldo encubierto del Estado, para cumplir con los requisitos del Tribunal Supremo Electoral que exigía Congreso de renovación de directivas en todos los partidos políticos hasta la semana que viene – la fecha ya se amplió tres veces -. La idea era que si había que ir al cuerpo a cuerpo, los cocaleros del lugar no tendrían mayor inconveniente en imponer su criterio, que era el de Evo.
Al final no hubo chance porque los de Lucho Arce, denominados renovadores, decidieron no asistir a Lauca Ñ. El goteo de cancelaciones fue in crescendo hasta llegar a las matrices del Pacto de Unidad declinando la participación, lo que remató el presidente con una solemne declaración de ilegitimidad del Congreso al que decidió no asistir porque no asistían las organizaciones sociales.
La reunión de Lauca Ñ se llevó a contrarreloj entre chascarrillos de Morales y coros de “Lucho traidor”. Las prisas tenían fundamento. A primera hora de la tarde del segundo día llegó la notificación de suspensión de parte del Tribunal Constitucional a quien habían acudido los dirigentes declarándose perjudicados oficialmente. Para entonces ya estaba todo el pescado vendido y la proclamación oleada y sacramentada, por lo que corresponde seguir pleiteando hasta quien sabe cuándo.
Primero tendrá que ser el Tribunal Supremo Electoral el que decida si el MAS ha cumplido el requisito o si el embargo judicial sirve para ampliar su plazo en particular, y como nadie cree que de verdad se pueda cancelar la sigla, la pugna se mantendrá viva. Para eso también está Oscar Hassenteufel ahí.
El 17 las organizaciones sociales han convocado un cabildo en El Alto para “recuperar” el MAS, y todo suena a una de esas peleas interminables que acaba en violencia real o frente a las ánforas, pero no parece que esa vaya a ser una opción tampoco aceptable por el evismo, que en realidad se ve en minoría, aunque al gobierno no le vaya tan bien.
Las claves
La pelea acabar no acaba, si todo es normal, se resolverá en una Primaria el año que viene, pero a estas alturas cabe esperar cualquier otra cosa salvo la normalidad. Por ello, conviene anotarse los detalles:
Por ejemplo, Andrónico Rodríguez estuvo en Lauca Ñ. El presidente del Senado y lugarteniente de Morales en las Federaciones cocaleras es algo así como “la esperanza blanca” del partido. Criado por Evo en la política, aunque más viajado y más leído, lo que lo ha colocado a una izquierda más sólida conceptualmente, interactúa con toda cordialidad tanto con Luis Arce como con David Choquehuanca y él se cuida de no decir una palabra más alta que la otra. Con toda seguridad es el candidato del futuro, lo que no está tan claro es si será el candidato de 2025, en cualquier caso, estuvo allí con todo lo que significa.
Otro asunto: Álvaro García Linera, otrora poderoso vicepresidente de Evo Morales, ha acabado vapuleado de este trance del que ha querido participar por fuera exponiendo su teoría del “doble liderazgo” y recomendando una reconciliación de las dos partes. Morales le ha dicho “falso analista que se aprovechó de la lucha indígena”. Fin de la cita.
Uno de los ejemplos de la virulencia del choque se evidencia, por ejemplo, en el cruce entre el exministro de Gobierno Carlos Romero y el viceministro de Autonomías Álvaro Ruíz, convertido en blanco de las iras del evismo. Romero especuló sobre operaciones encubiertas de inteligencia para boicotear el Congreso y Ruíz le recordó que no olió lo que se vino en 2019, donde acabó rezando de la mano con Vladimir Calderón, al fin y al cabo, el comandante que posibilitó la caída de Morales gracias a un motín policial que Romero no vio venir. Ruíz no lleva bien que le den lecciones.
Ser candidato o ser presidente
La batalla por controlar el partido es encarnizada, en parte porque se entiende que quien gane nombrará la estructura que llevará adelante esas primarias que exige la Ley de Partidos. Sin embargo, los protagonistas parecen haber olvidado que de lo que se trata es de ser presidente y no solo un candidato.
Ninguna encuesta da un mínimo de posibilidades a Morales, pues tiene una imagen negativa para una gran parte de votantes de la clase media que son imprescindibles para lograr las grandes mayorías. En la elección de 2019, aun obviando las acusaciones de fraude y el férreo control sobre la estructura de funcionarios, Morales no pasó el 50%, y las fuertes acusaciones contra la otra parte del partido pueden desmovilizar todavía a mucha más gente… Aunque tampoco nada garantiza que a Luis Arce le va a ir mejor.