Crónica política de la semana
Del nuevo pulso de Montes, ahora por Salud, al retorno de Julia Ramos
El gobernador ha decidido enfrentar una nueva crisis social prescindiendo de los ítems de salud. Arce atraviesa su peor momento de credibilidad por la acumulación de escándalos
No está claro si el gobernador Óscar Montes buscará la reelección o no en 2026, pero desde luego no tiene problemas en abrir todas las batallas necesarias para ordenar la gestión, algunas de lo más complejo. El cierre del Servicio Departamental de Caminos (Sedeca) no acabó del todo bien y posiblemente las formas no fueron las mejores para que sucediera lo contrario. Deshacerse de más de 600 ítems de salud que la gobernación paga en los diferentes municipios desde la Prefectura y que se hicieron Ley en 2013 con el interinato de Lino Condori es toda una declaración de intenciones.
El argumento de Montes es lapidario: la Gobernación no tiene plata y los municipios sí, y los servicios se prestan precisamente en esos municipios que sí tienen la competencia para prestarlo y la gobernación no. “Que lo paguen los municipios o concierten con el gobierno nacional” es la conclusión que ha puesto en pie de guerra a los alcaldes empezando por el que formalmente es aún su socio político en Cercado, el alcalde Johnny Torres.
La salud fue una apuesta política del entonces prefecto Mario Cossío cuando aún no había ni nueva Constitución ni Estatuto Autonómico que regulara la inminente guerra, pero sí la plata para librarla: Cossío y su mano derecha en este asunto, la doctora Sara Cuevas, crearon el Seguro Universal de Salud Autónomo de Tarija (Susat) y crearon ítems hasta los confines del departamento: la salud sigue siendo un asunto vital para los bolivianos, por la enfermedad y por la plata y estar presente no era negociable. El Susat fue de hecho la principal bandera de Cossío y su gestión.
Lino Condori también recurrió a la salud para aderezar su gestión, aunque en este caso por exceso de plata. Tanta había que no sabía en que gastar y así es que se consolidaron por Ley una serie de ítems unidos a un complejo sistema de asignación que permitiera reforzar políticamente la gestión interina.
Adrián Oliva pasó de puntillas sobre el asunto incluso al final, cuando la pandemia exigía movilización general, la debilidad aritmética de su agrupación en la Asamblea y la enemistad declarada con el gobierno nacional le invitó a no hacer nada aunque el gasto socavaba sus cuentas sin rédito político alguno.
Montes, en su línea, ha pisado otro charco pensando más en el balance económico que en el cuadro político, algo que sin duda no está en el manual del populismo moderno, pero veremos como se da. Lo que es innegociable es que habrá pelea y que, una vez más, la asume en primera persona: no la secretaria de Desarrollo Humano, ni el secretario de Economía ni el de Gestión Institucional, que parecía llamado para estos asuntos.
Arce en la picota
Después de una cadena de semanas extenuantes para un gobierno viviendo al filo y entre escándalos, la que tenía de supuesto descanso se ha convertido en una suerte de pesadilla al poner todos los problemas en el plano presente: la quiebra del Fassil, la Ley del Oro con las reservas al límite, la corrupción en el Ministerio de Medio Ambiente, el “suicidio” del interventor, el narcovuelo, etc., han logrado en un corto periodo de tiempo poner al gobierno de Luis Arce bajo sospecha para goce y disfrute de Evo Morales, que ha arreciado las críticas en la parte que duele: la de la corrupción.
El desarrollo de esa estrategia es incierto. Para los gurús internacionales de la prospección política Arce está perdiendo el capital político porque no está logrando controlar a sus bases en tiempos de escasez y eso le va a dejar sin opciones para buscar una reelección, ahora, que Evo se despeje la pista para ser el candidato único del MAS no quiere decir que con eso vaya a contrarrestar su percepción negativa ni que vaya a movilizar el voto anterior a su renuncia en 2019, Además, todos los pasivos del gobierno de Arce quedarán en rémora para el candidato del partido.
Oposición sin diálogo
Pese al momento de debilidad del MAS y su aparente ruptura, las oposiciones no se ponen de acuerdo ni hay una coordinación para tratar de lograr un acuerdo para un proyecto común que cada vez se ve más difícil. Desde fuera de la Asamblea, el bloque más liberal, enardecido con el auge de Javier Milei en Argentina, carga contra los opositores clásicos – Carlos Mesa y Samuel Doria Medina – por su perfil socialdemócrata que apuesta por la intervención del Estado en la economía. Desde fura mira la bancada cruceña de Creemos, o lo que queda de ella, cómoda en su papel de populismo camba con libre interpretación sobre lo social, aun tendiendo al conservadurismo.
Julia Ramos se declina por Luis Arce
Una de las apariciones de la semana fue la de Julia Ramos, toda una institución en el MAS Tarija, fundadora del IPSP, exministra y líder de las Bartolinas Sisas hasta que cayó en desgracia con la causa del Fondo Indígena a finales de 2015. Todos los aliados, empezando por Evo Morales, le dieron la espalda pese a que no estuvo involucrada en la concepción del programa y apenas gestionó algunos proyectos en Tarija.
Tras largos años salió de la cárcel antes de la pandemia y guardó un silencio leal al proceso. Esta semana ha recordado quién es y ha apostado por Luis Arce y David Choquehuanca para la continuidad del proceso. Su mensaje sin duda remueve conciencias entre la vieja militancia.