Bolivia podrá enviar hasta 120 MW a Tartagal
Arce y Fernández abren línea eléctrica y política en Yacuiba
La energía eléctrica exportada tiene como origen el gas de los pozos tarijeños quemado en la Termoeléctrica del Sur y por el que se cobrarán regalías de mercado interno y no de exportación
Alberto Fernández le ha tomado gusto a las fronteras bolivianas. Su visita anterior fue en Villazón en 2020, aunque se quedó en La Quiaca. La de ayer fue en la frontera chaqueña, concretamente en Yacuiba – Yaguacua para inaugurar la línea de Transmisión “Juana Azurduy de Padilla”, que fue ejecutada por la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) y las empresas ENDE Andina, Ende Transmisión y ETASA, en representación del Estado boliviano, en Argentina.
Para este proyecto se construyeron 120 kilómetros de líneas de transmisión y las subestaciones Yaguacua, en el lado boliviano, y Tartagal, en el lado argentino, que tienen capacidad para inyectar hasta 120 megavatios (MW); además, de puestos de transformación de 150 MVA de potencia (3×50 + 1×50 MVA) en 230/132 kV, instalados en la subestación Yaguacua para reducir el nivel de tensión de 230 kV a 132 kV.
El 13 de marzo, Bolivia comenzó a exportar energía eléctrica a la Argentina a través de la Línea de Transmisión “Juana Azurduy de Padilla” en 132 kilovoltios (kV).
Se trata de un contrato interrumpible, de 74 dólares por megavatio/hora
Arce señaló que esta obra “coadyuvará a mejorar la calidad de vida de nuestros hermanos argentinos”, en la frontera con Bolivia, y “también de los bolivianos porque genera fuentes de empleo en territorio nacional”.
Luego de destacar que Fernández es el segundo presidente de Argentina que visita territorio tarijeño, después desaparecido Néstor Kirchner, en 2007, Arce señaló que su llegada es un “hito relevante” porque “renueva la amistad y el cariño que se tienen el pueblo boliviano y el pueblo argentino”.
En esa medida, resaltó la “historia profunda común” de Bolivia y Argentina que no solo están vinculadas por territorio, sino por el legado de líderes y lideresas como la generala Juana Azurduy de Padilla, quien participó en la Revolución de Chuquisaca en 1809 y fue parte, junto con su escuadrón “Los leales”, del Ejército del Norte, liderado en ese momento por Manuel Belgrano, quien, frente al valor en el campo de batalla, le entregó su sable como símbolo de reconocimiento y admiración.
Arce – Fernández, más que un gesto político
El acto de 2020 en La Quiaca y el de ayer en Yacuiba son dos actos que políticamente no han tenido nada que ver, pero que han servido para abrir una especie de círculo de tensión entre los actores involucrados.
La de ayer fue una visita institucional para hablar de integración regional con un proyecto más estratégico que ambicioso, que además es bidireccional, y que no gusta demasiado en Tarija porque básicamente la energía a exportar es termoeléctrica y el gas que se quema para ello se pagará a precio de mercado interno, aunque sea para exportar electricidad, que no tiene regalías.
La de hace dos años y medio fue una visita política en la que no llegó a cruzar el puente: Fernández en persona llegó hasta La Quiaca para acompañar a Evo Morales en su retorno a Bolivia el 9 de noviembre tras casi un año de periplo en el exilio precedido de su renuncia.
Por entonces Fernández era aún flamante presidente, con margen de credibilidad ganada gracias a la “nefasta” huella dejada por su antecesor Mauricio Macri, mientras trataba de tranquilizar la economía con un enfoque mucho más conservador y liberal, por muy peronista que se declarara. Ayer era un presidente desahuciado que no buscará la reelección luego de llevar el peso a la miseria. Ni siquiera hay un candidato del Frente de Todos para reemplazarle.
En Bolivia la tensión es alta: Hace dos años y medio Fernández acompañó a Morales a cruzar a Villazón donde lo esperaba una multitud. El plan original preveía que Luis Arce, recién posesionado el día anterior, lo recibiera con los brazos abiertos, pero finalmente, como era obvio, se quedó en La Paz pensando en el gabinete cuya posesión tuvo que aplazar precisamente para no competir con Morales en los titulares de los informativos. Quizá aquello derivó en la primera pelea entre ambos. Lo cierto es que la paz formal duró unos seis meses hasta que Morales empezó a reclamar más protagonismo y atención. Todo ha ido a peor. Desde septiembre, cuando Morales citó vínculos del hijo de Arce con la corrupción, su relación se ha roto y el debate de hoy en día es cómo dirimirán esas ambiciones sí, como se prevé, ambos pretendan ser candidatos del MAS.
Más allá de las circunstancias, Fernández ha forzado su participación en el acto aprovechando esta semana de cumbres y encuentros regionales que hablan de fraternidad e integración entre pueblos Sudamericanos con la revitalización de la Unasur de fondo. Arce lo ha recibido con entusiasmo, aunque en su entorno teman que su destino pueda ser semejante al del presidente argentino. De momento la línea de alta tensión está funcionando. La política también, aunque no le quede demasiado tiempo.
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Una línea sin regalías para Tarija
La puesta en funcionamiento de la línea de transmisión eléctrica ha acabado por enterrar el pedido de cobro de regalías de exportación por parte de Tarija que emergió desde organizaciones profesionales pero que apenas ha sido adoptada por los políticos.
El origen de la energía eléctrica a exportar lo tiene en la Termoeléctrica del Sur, que se abastece de gas nacional y por ende, paga regalías sobre ese precio – 11,1 dólares el millón de BTU – y no sobre el precio de exportación. Así, ENDE mejora sus márgenes de beneficio, pero, además, se crea un precedente que niega a las regiones los beneficios de su industrialización.
Cabe señalar que, además, mucha electricidad se pierde en forma de calor a lo largo de su transmisión, por lo que parece más razonable acercar los emprendimientos al lugar donde se crea la energía en lugar de trasportarlo kilómetros.