Del Carnaval y la cama doble de Camacho al cabildo nacional
Los comités cívicos determinaron suspender las medidas de presión y convocarse para un cabildo el 25 de enero en el que definirán una nueva hoja de ruta para todo el país; el Gobierno dice anotarse otra victoria



División de opiniones tras el abrupto cese de medidas de presión decretado por el Comité Cívico de Santa Cruz en un ampliado nacional con otros comités. Para unos, el gobierno de Luis Arce se anota otra victoria tras la pugna por el Censo; para los otros, la bronca es tan grande que conviene un paso atrás para canalizarla. Lo tangible es que Luis Fernando Camacho seguirá en Chonchocoro y que lo de suspender el Carnaval es inconcebible. Por partes.
El que abrió el fuego cruzado fue el alcalde de Santa Cruz, Johnny Fernández, que en su día fue quien le prestó la sigla de Unión Cívica Solidaridad (UCS) a Camacho para armar sobre ella Creemos, pero que hoy se ha convertido en archienemigo del camachismo porque, evidentemente, comparte nicho votante popular con el MAS y no le sobre la plata a la alcaldía precisamente. Fernández, viejo zorro de la política camuflado como tiktokero abrió el melón ni bien algunas comparsas habían empezado a preguntar: ¿Cómo no va a haber Carnaval? Queda algo más de un mes y la pregunta es pertinente.
El runrún de las redes sobre el asunto se hizo más patente en todos los espacios públicos, sumándose al melón ya ha abierto sobre la continuidad de Camacho como gobernador y al hartazgo de medidas que a su vez son confusas entre sí. No queda claro cuál es la ganancia de no vender al resto del país si no está habiendo un verdadero efecto de desabastecimiento, y no hay muchas alternativas en este momento del año. Tampoco está claro qué se quiere decir cuando Rómulo Calvo habla de “resguardar las instituciones” para que no salga nada. Muchos han aprovechado para no dar factura, pero difícil que así se tambalee el Estado.
Así lo analizaron los representantes cívicos y otros activistas reunidos en Santa Cruz, donde determinaron levantar el cierre perimetral y convocar un cabildo nacional el miércoles 25 de enero, tres días después de las movilizaciones generales que ha convocado el presidente Luis Arce con los movimientos sociales con motivo del Día del Estado Plurinacional.
Calvo explicó que se pondrá en consideración de la población “preguntas concretas que buscarán dar el norte que necesitamos como país para conseguir la restauración del estado de derecho”. Sobre la mesa de negociación está la opción de coordinar estrategia por la elección judicial y una declaración sobre una vía Federal para Bolivia, y en menor medida, alguna acción destinada al revocatorio, aunque no parece que el calendario vaya a ayudar. Lo cierto es que la solemnidad del mensaje y la participación de los cívicos de otros departamentos pareció escenificar una reconciliación, alejando de momento el fantasma del secesionismo que puede calar hondo en Santa Cruz pero que genera anticuerpos en el resto del país.
Tirar la llave
La puntilla la dio el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, que colgó media docena de fotos de la nueva celda de Luis Fernando Camacho en Chonchocoro con dos camas dobles, televisión y refrigerador. Como fuere sonó a despedida, a hurgar en la herida de la derrota, y hasta hay quien lo tomó como el resultado de una negociación que finaliza con Santa Cruz abierta y Camacho en una cama más grande.
El Gobierno y su entorno celebran “victoria”. Sería la segunda al hilo después de cerrar el Censo para 2024. Una “victoria” que se lee en clave interna, pues nada le suma al país, pero que ha colocado a Arce en posición alfa y a Evo Morales sin argumentos. No solo no hay pacto “gobernabilidad por impunidad”, sino que Camacho está en prisión y Santa Cruz de vuelta a sus faenas apenas tres semanas después.
De momento, el MAS no tiene previsto forzar más la destitución de Luis Fernando Camacho en la Asamblea, estrategia que al parecer ha dado resultado: pocas cosas debilitan más la cohesión interna que un proceso electoral, peor anticipado.