Los sueños de San Roque
El orden, el desorden y la organización de los chunchos
Cuando la fiesta crece, crece también la cantidad de chunchos. Nunca vamos a volver a los tiempos pasados, no podemos; lo que fue, fue. El tema de la disciplina es un desafío que debemos resolver mirando para adelante




En el 2021 todavía estábamos en pandemia y se prohibió la fiesta de San Roque. “Claro, los boliches y los prostíbulos ya tienen permiso de funcionamiento, ¿pero nosotros nada?” se quejaban los promesantes de San Roque. Y como tal, se reunieron y salieron en procesión. Solo unos cuantos cientos al principio, pero varios miles al final. Ni la parroquia ni la Asociación de Chunchos se involucraron. Pero salieron y la fiesta se festejó, aunque haya sido con santo prestado.
Tradicionalmente la dirección de los chunchos está separada (pero articulada) de la parroquia de San Roque. La familia Arce estaba a cargo de los chunchos promesantes, hasta que en la década de 1980 dejaron la responsabilidad a un comité de dirigentes chunchos. Eventualmente el comité se transformó en la Asociación de Promesantes Chunchos “Patrón San Roque”. Son 20 dirigentes, chunchos antiguos, quienes organizan la participación de los chunchos en la Fiesta Grande de San Roque. En este sentido cuando la Asociación dijo que los chunchos no saldrían en procesión, en teoría no deberían haber salido.
El hecho de que hayan salido es muy ilustrativo de otras estructuras de organización informal más allá de la directiva. Desde hace muchos años los dirigentes se vienen quejando que son muy pocos para controlar la disciplina. Los chunchos son muchos y difíciles de controlar. Las constantes peleas y ocasionales chunchos borrachos se han convertido en una broma pesada sobre la fiesta de San Roque. ¿Es raro que los dirigentes chunchos quieran poner orden?
Un chuncho joven me explicó que tienen su propio grupo de WhatsApp, donde habrá unos 500 chunchos, y que ahí se organizaron para salir o no salir. Y como ellos hay otros. A un nivel muy esencial, esta es la mejor manera de organizarse que encontraron los chunchos, pero no son reconocidos por la Asociación. Por lo que tengo entendido sus dirigentes tuvieron que pasar a la clandestinidad porque los identificaron y los amenazaron con expulsarlos de por vida de la fiesta de San Roque por haber salido a la fiesta. Así que se callaron y tuvieron que hablar por terceros, con cuentas anónimas. Pero como siempre pasa cuando algo o alguien pasa a la clandestinidad, el problema no desaparece, solo se vuelve más difícil de identificar.
No es la única ocasión donde se observa este tipo de liderazgo popular y autónomo dentro de la Fiesta Grande de San Roque. Los chunchos chapacos, provenientes de las comunidades campesinas del Departamento que participan en la Fiesta Grande de San Roque, también se organizan (o podrían organizarse) por comunidad para venir a la fiesta. Pero su presencia apenas es reconocida, y menos su autoridad. Los chunchos de la Escolta tienen su propia organización que se encarga de la disciplina y la articulación del grupo; ellos si son reconocidos y se encuentran bajo la autoridad de la Asociación de Chunchos. Están también los pequeños grupos de amigos que permiten la participación clandestina de las chunchas mujeres, como discuto en otro lado. Sería fascinante hacer un mapeo completo de los grupos y formas de organización alternativas que se desarrollan en la fiesta de San Roque. Y eso sin contar con los chunchos sueltos que entran y salen de las filas a su propio ritmo.
Es un gran éxito que los chunchos hayan logrado la formalización de su dirigencia. Son el corazón y la representación oficial de los chunchos. Pero es evidente que la fiesta les sobrepasó. La solución no es volver atrás, sino dar un gran salto para adelante. Si la estructura actual es insuficiente, se puede ampliar. ¿Y qué mejor que tomar lo que ya existe y funciona? Los liderazgos naturales son fundamentales, y los grupos autogestionados (la Escolta, por ejemplo) tienen una manera propia de organizarse y controlar la disciplina interna. Un primer paso es reconocerlos e incluirlos dentro de la estructura formal de la Asociación de Promesantes Chunchos. Al darles poder también los someten a la autoridad de los dirigentes viejos. Esto es un arma de doble filo, tanto para los unos como para los otros, todos deben sacrificar parte de su poder para obtener mayor autoridad y capacidad organizativa. Esto implica aceptar que cada grupo tiene autoridad sobre sí mismo, incluso si a los demás no les gusta del todo. Un ejemplo claro de esto es la Escolta. Los dirigentes viejos no tienen autoridad directa sobre ellos, y si quieren hacer algo con ellos deben preguntar. Pero a cambio la Escolta se somete a la autoridad de la Asociación de Chunchos. No es un mal trato, si me lo preguntan a mí.
Se trata, al fin y al cabo, de un movimiento doble hacia el reconocimiento de las bases mientras al mismo tiempo se fortalece la autoridad de la dirigencia.