Los sueños de San Roque
“Los historiadores nos deberían escuchar a nosotros los chunchos”
El acto de la representación es un tema delicado. Siempre, pero siempre, es mejor dejar que cada uno hable por sí mismo. Pero cuando hablas por todo un pueblo debes equilibrar el respeto por los demás



Estaba en la fiesta del Lazareto, tomando una chicha con don Félix y don Ivar. Don Félix Rivera es el presidente de los chunchos de San Roque en Tarija y don Ivar Benítez es uno de los últimos maestros de danza. Estaba contándoles algunas cosas de mi tesis de doctorado sobre los chunchos de Tarija, cuando don Félix me dijo que “Los historiadores nos deberían escuchar a nosotros los chunchos”. Yo lo tomé como un reclamo a mi trabajo y lo reñí de vuelta. “Don Félix” le dije, “desde hace años que les vengo rogando que me hagan espacio para que les cuente todo lo que sé, pero ustedes nada”.
Por eso me sorprendió mucho cuando años después (el 2021) me propusieron como asesor histórico de la Asociación. Ahí don Félix como argumento repitió que “Los historiadores nos deberían escuchar a nosotros los chunchos”, lo cual ahora me sonó completamente diferente, pues ahora me estaba proponiendo trabajar con los chunchos. Acordándome de esa conversación en el Lazareto, años atrás, me pregunté si no me estaban reclamando, sino dándome a entender de que era el único “historiador” que charlaba con ellos. ¡Y pensar que yo los reñí de vuelta!, pobres don Félix y don Ivar.
Cuando comencé yo les tenía miedo. Tuve un par de entrevistas con los finados Carmelo Núñez y el mayor Jijena, además de algunos chunchos jóvenes. Pero de manera general le hice el quite a la dirigencia y nunca les pedí su autorización para mis investigaciones. Mis trabajos se caracterizan por una buena dosis de contenido poco ortodoxo y sé que para muchos soy la oveja negra de Tarija. En mi opinión nunca hubiera tenido la oportunidad de que me aprueben mi trabajo. Por eso me sorprendió darme cuenta de que mientras más escribía, más me acercaba a ellos. ¿Cómo podía imaginarme que terminaría escribiendo la historia de San Roque y su guerra contra la plaza, y que esta historia iba a ser reconocida por los chunchos viejos como verdadera?
Recuerdo que cuando saqué mi primer libro (“Pequeños misterios de la Fiesta Grande” [2009]) les hice una entrevista tanto al mayor Jijena y al padre Garvin, que reproduje en el capítulo 6 y que relata los dilemas de la asociación de los chunchos frente a la parroquia de San Roque. Les mandé el manuscrito tanto al mayor Jijena y al padre Garvin, y ninguno dijo nada hasta que el libro ya estaba impreso y lo había presentado. Recién entonces me dijeron, ambos, que por favor no incluya esa parte. ¿¡Qué!? Muy tarde chicos, el burro ya se salió del corral.
El 2010 organicé el 1° Congreso de Investigadores de la Fiesta de San Roque en Tarija, y no asistieron ni el padre Lorenzo Calzavarini ni los dirigentes chunchos, a pesar de que los invité especialmente.
El 2014 cuando presenté mi ponencia sobre el origen andino de los chunchos promesantes estaban presentes el Dr. Mario Barragán y el Prof. Milton Ramos. El Dr. Barragan iba a presentar su ponencia sobre el origen churumata de los chunchos. Yo esperaba que fuera un espacio de discusión, donde cada uno presente sus datos y podamos compartir ideas, pero no pasó nada.
Empezamos a acercarnos el 2016 a través el comité de postulación de la fiesta grande ante la UNESCO y con los dos Encuentros Internacionales de Chunchos Promesantes en Tojo. Los dirigentes y los chicos de ACITTAR se trajeron a un chuncho del Cusco a visitar Tarija y casi se van hasta el Cusco para la fiesta de San Sebastián.
Recuerdo que en esa época salió el tema de las chunchas infiltradas. Yo había escrito algunas cosas y di una charla al respecto en la Universidad Pública del Alto. Nunca llegamos a hablar de eso directamente, pero los chunchos viejos encontraron la forma de hacerme llegar algunos mensajes. Es decir: yo sé que saben.
Yo también he intentado hacerles llegar mis mensajes. Tanto don Félix como los padrecitos de San Roque tienen una copia de mi tesis de doctorado. Pero nunca nos hemos podido sentar a charlar. Hace rato que les ando rogando que nos reunamos para que les haga una presentación de lo que sé, y todavía nada. Pero de que saben, saben.
Todavía estamos negociando mi independencia. Don Oscar Chávez ya me ha reñido de que no puedo someter mi investigación a censura externa. “Somos libre pensantes, Danielito”, me dijo. Pero eso no significa que no puedo escuchar lo que digan los chunchos, ¿verdad? Porque de eso se trata: de recuperar sus voces. Me imagino triste lo que dice don Félix: que los historiadores se pasen por encima de lo que dicen, como si no existieran. Nuestra apuesta es que eso no vuelva a pasar.