La carne de res gana terreno
Tarija se acerca al medio millón de cabezas de ganado bovino en 2021
Aunque el pollo es el producto más consumido en Bolivia, la res está ganando espacios en todos los mercados, el incremento de la producción nacional es sostenida e incluso se ha analizado la exportación




Lento pero seguro. La producción de ganado bovino en el departamento sigue creciendo tanto en su vertiente para carne como para leche, si bien los ganaderos advierten que el proceso no está siendo sencillo y que el incremento de determinados insumos, así como los riesgos de sequías amenazan al sector.
En términos numéricos, 2020 se cerró provisionalmente con un total 459.450 cabezas de ganado bovino en el departamento de Tarija, un total que es algo menos que el 5 por ciento de la producción nacional, que alcanza las 10.163.107 unidades, siendo Santa Cruz con 4,4 millones y Beni con 3 millones los departamentos que más producen, seguidos de lejos por Chuquisaca con 678.000 y La Paz con 580.000. Tarija se sitúa por encima de Cochabamba, que contempla 440.000 unidades.
La composición del ganado tarijeño muestra un incremento en todos sus sectores y un ligero envejecimiento, ya que muchas reses se están destinando a la producción de leche para las nuevas plantas, aunque no siempre han sido bien aceptadas.
Del total de 459.450 cabezas de ganado contemplados en los datos del INE facilitados por el Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria, 177.105 eran machos y 282.345 hembras destinadas también a la producción.
Las condiciones de la carne y su calidad se distribuyen por la edad de las reses. Es así que en 2020 se contaron 83.026 reses menores de un año, 67.099 de entre uno y dos años, 65.815 de entre dos y tres años y 231.771 de más de tres años. Los ganaderos señalan que el mayor incremento se ha dado entre los uno y dos años de edad, ya que durante la pandemia de 2020 hubo ciertas restricciones en el consumo ante la incertidumbre económica, lo que llevó a las familias a reducir gastos.
En cuanto al ganado mayor de 3 años se ha incrementado casi en un 45 por ciento respecto a 2017, cuando se contabilizaron 155.527 unidades en esa edad por las 231.771 actuales. A la vez ha disminuido el de menores de dos años, que en aquel año sumaba 184.368 ejemplares y en la actualidad es de 150.124.
El mercado, el consumo
Después de la carne de pollo, la de res es la más demandada en el mercado nacional desde hace años y se estima que se consume alrededor de 18 kilos por persona al año.
En 2020 el consumo per cápita de huevos en Bolivia fue de 190 unidades, cinco más que en 2019. En tanto, la demanda de carne de pollo fue de 44 kilogramos pese a las repercusiones en la avicultura de la pandemia del Covid-19, según una evaluación del sector productivo avícola del país.
“Durante la pandemia de Covid-19, que cambió la forma de vida de todos los bolivianos, la demanda de alimentos sufrió cambios drásticos principalmente durante el periodo de cuarentena rígida, puesto que el consumo de huevo se incrementó debido a que muchas personas agregaron esta proteína a las preparaciones de sus diferentes tipos de comida por su bajo costo. Sin embargo, tras la cuarentena rígida, el consumo disminuyó”, señaló Ricardo Alandia, presidente de la Asociación Nacional de Avicultores (ANA) y de la Asociación de Avicultores de Santa Cruz (ADA).
El incremento de la producción nacional está frenando importaciones, si bien durante el gobierno de Jeanine Áñez se buscaron fórmulas para lograr la exportación de carne hacia otros mercados internacionales, lo que pudo poner en riesgo los precios en el mercado nacional.
La carne de llama entra en carrera
Entre la mejora general de la nutrición en Bolivia, también se está dando una ligera revalorización de la carne de llama, tradicionalmente arrinconada en lugares andinos y rurales, pero cuyas propiedades han convertido en un nuevo producto gourmet: Baja en grasas y colesterol, sus presentaciones en charque y chorizo están teniendo una gran aceptación en el mercado de las grandes ciudades. Se estima que se consume apenas un kilo por persona al año, pero se espera crecer progresivamente en los próximos cinco años.