El MIR cumplió 50 años
¿Extinción o refundación? Lo que sea del MIR pasa por Tarija
Tarija se convirtió en el último reducto electoral del MIR y hasta hoy conserva líderes ilustres, aunque las escisiones y peleas han marcado su evolución. Jaime Paz habla de “el retorno”
Fuera por la brecha abierta por Óscar Alfaro y Nilo Soruco; fuera por el arraigo del otro izquierdista “peligroso” Motete Zamora y su FRI, Tarija se convirtió en el lugar fetiche del Movimiento de Izquierda Revolucionario desde finales de los 80, más o menos cuando Jaime Paz Zamora asumía la Presidencia cruzando ríos de sangre y declaraba el Picacho como su lugar de residencia.
El departamento tenía potencial, pues Jaime Paz participó en el hallazgo de los pozos de San Antonio y San Alberto por YPFB y sus huestes pelearon bien el asunto del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH). La Tarija pequeña y familiar se convirtió en una especie de rincón secreto para los “revolucionarios” de los 70 que, caída la Unión Soviética, tenían que reconvertirse a la socialdemocracia europea para encontrar apoyos entre los Felipe González y François Mitterrand y disimular así los vínculos con el castrismo que por entonces se empezaban a demonizar. Iniciaba así un camino sin retorno que lo llevó unos años después a las puertas de la extinción.
La pelea en los 90 era con el FRI y con el MNR, barrio a barrio, calle a calle. Al final era el ADN de Hugo Bánzer y Tocolí Canedo, y Milcíades Peñaloza, y Donoso, y Blacud, y tantos otros los que acababan pactando y definiendo nombres y parcelas de poder. Eran los tiempos en los que todo se cuoteaba y que hoy se recuerdan como la Tarija feliz de la Corporación de Desarrollo.
En los albores del siglo XXI, el MIR de Jaime Paz y de Leopoldo López, y de Fernando del Carpio, y de Hugo León, y de otros tantos, fichó a Óscar Montes, hoy Gobernador de Tarija, que ganó la Alcaldía en 2000 y no tardó en crear su propia agrupación bebiendo de las mismas fuentes, pero suyas. UNIR después ha gobernador la ciudad hasta el 2021 – con sus pertinentes escisiones y peleas internas -, cuando ha entregado el poder al MNR de Johnny Torres aunque estando en la misma coalición.
El MIR siguió ganando elecciones en Tarija hasta 2005, cuando Jaime Paz intentó convertirse en Prefecto electo y perdió. Entonces se produjo la gran diáspora de cuadros hacia todos lados y no solo a nivel departamental. Algunos aparecieron en el MAS, muchos. Otros como Samuel Doria Medina, que inició de ministro de Paz, ya había formado su partido. En Bolivia le das una patada a una piedra y aparece un emenerrista, en Tarija un mirista, aunque es probable que alguna vez hayan cohabitado.
El último “vencedor”, el que supuestamente guardaba el tarro de las esencias miristas, fue Rodrigo Paz, que en 2002 y 2005 se sacó su curul en Méndez; que en 2010 volvió a Tarija para hacerse presidente del Concejo Municipal y que en 2015 heredó la Alcaldía de la mano de Óscar Montes. La alianza duró un año, Montes enfureció y Paz trató de sacar pecho formando su Primero la Gente para acabar buscando una cómoda salida a La Paz como primer senador de Carlos Mesa en 2020, que perdió un 10% de votos respecto a 2019 quedando como supuesta primera fuerza de la oposición.
¿Y ahora qué?
Salvo algún Liebers, resulta complicado encontrar miristas de cepa cerca de Óscar Montes hoy en la Gobernación, como tampoco se reconocían al final en la misma gestión de Rodrigo Paz, que acabó abandonando al equipo, mientras que otros ilustres como el mismo Leopoldo López parece hacer la guerra por su cuenta “reconvertido” en tímido arquitecto.
Ayer el MIR cumplía 50 años, y en la fiesta aparecieron los de siempre, pero pocos mandamases. “Fue lindo volver a encontrarse y juntar a las familias” dice uno de los asistentes con corazón naranja, aunque en otras batallas.
El MIR fue un partido esencial que canalizó parte del activismo que derrocó a las dictaduras de los 70 y 80 y suele apropiarse de la recuperación de la democracia en el 82. Con el paso del tiempo fue perdiendo el perfil popular inicial, que no acabó de cuajar, y sus extraños pactos de poder lo dejaron en una base del 20 por ciento.
Ayer Rodrigo Paz, en un mensaje en sus redes, volvía a tratar de capitalizar su ascendencia mirista entroncándola con su papel hoy al lado de Carlos Mesa: “En estos 50 años del MIR un cariño enorme para todas las familias, mujeres y hombres que fueron parte de la construcción de la democracia, el MIRISMO es DEMOCRACIA y fue construida con sangre y sacrificio para que Bolivia hoy goce de una democracia, y la podemos perder si hoy no la protegemos, debemos defender la libertad, la igualdad y la justicia, tener un Patria para todos por igual, y continuar luchando para tener un mejor país”.
Después su padre hablaba de refundar el partido y los analistas se preguntaban lo mismo. ¿Es la hora de Rodrigo Paz?
El retorno recurrente de Jaime Paz Zamora
Aunque su última elección formal la vivió en 2005, Jaime Paz Zamora vive prometiendo la reconstrucción de una alternativa al Movimiento al Socialismo (MAS) desde ese mismo año. Ayer no fue la excepción, aunque no verbalizó el asunto de partido, sino que habló en términos genéricos sobre la necesidad. Su última aventura se dio en la campaña de 2019, donde se subió a la candidatura del Partido Demócrata Cristiano (PDC) pero acabó renunciando y desbancado por el coreano Chi Hyun Chung, que usó las siglas. Las intenciones de voto de Jaime Paz eran mínimas. En su momento, Paz Zamora verbalizó la estrategia de entronque histórico junto a MNR y ADN frente a las políticas liberales del MNR de Sánchez de Lozada, pero sin éxito.