Es una de las manifestaciones más puras del saber popular
San Roque, el origen de la fe en el Santo Patrono
San Roque es la fiesta más popular de Tarija, el santo llamado “Patrono San Roque” es el más reverenciado desde la colonia. Esta tradición se mantiene y se mantendrá a través de los años, de generación a generación, pese a la pandemia por Covid-19



La Fiesta de San Roque, hoy conocida como Fiesta Grande de Tarija, es una de las manifestaciones más puras del saber popular por su tradición, fervor religioso y un excepcional colorido.
La fiesta empieza oficialmente el 16 de agosto de cada año. Sin embargo, la población en general y la comunidad religiosa de la ciudad recién viven la fiesta el primer domingo del mes de septiembre. Ésta sigue con la octava el segundo domingo de septiembre y termina con una multitudinaria procesión, el día martes de Encierro.
San Roque es la fiesta más popular de Tarija, el santo llamado “Patrono San Roque” es el más reverenciado desde la colonia, para quién tiene el pueblo y el campesinado, una mística devoción. Esta tradición se mantiene a través de los años, de generación a generación, y se ha abierto paso estos dos últimos años pese a la pandemia de Covid-19.
La celebración está engalanada con la participación de los “chunchos”, emblemática presencia de más de mil quinientos promesantes y peregrinos que, ataviados con su típica y colorida indumentaria y al son de su rítmica danza, acompañados por músicos populares representados por “cañeros”, “quenilleros”, “tamborilleros” y la guía de “alféreces”, cumplen su promesa a “San Roque” y le acompañan los días programados hasta el “encierro” de la “Fiesta Grande de Tarija”.
El emotivo encierro
Se trata del momento más impactante: Los promesantes y peregrinos “chunchos” y miles de devotos a “San Roque” se despiden de su Santo Patrono con llanto y lágrimas y con expresiones de encendido y profundo sentimiento, le renovarán, con cantos y alabanzas su compromiso de cumplir la promesa el próximo año.
Una vez que “San Roque” retorna a la Iglesia del mismo nombre, se procede al “encierro” de la Fiesta. El Santo es ubicado al pie de las escalinatas y mira al pueblo. Los “chunchos” desarrollan, junto a la comunidad religiosa de Tarija, el más emocionante acto de la fiesta: cantan la alabanza a “San Roque” al son del “redoblante” y del “quenillero”.
Por otro lado, miles de personas emocionadas, se ubican frente a la Iglesia y saludan a “San Roque” con pañuelos blancos. El fervor religioso del promesante “chuncho” y la creatividad artística popular han logrado que el 8 de septiembre de 1998 durante la gestión del Gobierno Constitucional de Hugo Bánzer Suárez, la Fiesta de “San Roque” haya sido declarada “Patrimonio Histórico Religioso y Cultural” de la ciudad de Tarija.
Hoy, por su simbolismo y carisma, la Fiesta atrae a más de 50.000 personas y despierta la nostalgia de miles de tarijeños dispersos en el mundo entero.
La llegada de la pandemia
Aunque una vez más se han suspendido todas las actividades oficiales de la fiesta de San Roque ayer una procesión de chunchos al ritmo de la flecha se abrió paso por las calles céntricas de la ciudad. Sus organizadores prefirieron guardar silencio al respecto.
Y es que cada año y aunque haya pandemia la fe del tarijeño va más allá de las reglas sobre todo cuando se trata de su Santo Patrono.
De San Bernardo a San Roque
Pero ¿Cuál es el origen de tan fuerte devoción? Según el historiador Edwin Rivera Miranda, don Francisco de Toledo, que ordenó la fundación de Tarija, dispuso que llevaría el nombre de San Bernardo, por ser éste Santo, hidalgo abogado que encarna la pureza de las fantasías religiosas.
Más los pobladores, al decir de los oidores de la Audiencia de Charcas, no podían estar dentro de esas finalidades debiendo tener su “Santo” que los protegiese de los ataques de los salvajes. Así cuentan que designaron a tal finalidad a don Francisco de Chávez la elección del “Patrono” que debía ser el reflejo de sus afectos y alegrías y médico de sus dolencias.
Don Francisco Chávez era el más agudo pensador del Cabildo y el más ingenioso rimador de la frase. De esta manera, vino San Roque a ser el Santo del Cabildo, a cuyo nombre se elevaban al Señor, las preses para que extermine las pestes y los males de los pobladores, en esos tiempos la lepra.
Se dispuso los festejos en la forma más resonante. Los indígenas del partido de Canasmoro trajeron sus “Cañas”, que entonan la música lúgubre del dolor y que toca las fibras del recuerdo. Los de la Vitoria y Erquis, trajeron la “Caja” y el “Erque”, que evocan días de claro vivir, cuando los “Orejones” abatían a los chiriguanos, y los “Chunchos” y los “Diablos” venían a engalanar los festejos.
Año a año la fiesta del Cabildo, crecía en fe, el comercio tomó como filón la “Feria”; y la Iglesia tonificaba su propaganda; incrustando en el “chapaco” la adoración a Dios. Días paganos, semanas de intercambio en la vida rural. Después…el comercio tonificaba sus arcas. La sociedad, se estrechaba, se comunicaba. Había bailes y toros como en la vieja España.
“Transcurrieron los años, y las pretensiones de la civilización trató de borrar los ensueños de nuestros antepasados…Después, esas fiestas paganas, esas ferias de la conquista, esos días de bacanal, de explotación comercial y de profanación religiosas, fueron desapareciendo. El siglo las empujó”, dice Rivera.