El departamento de Tarija supera los 37.200 casos de Covid
Endeudados en pandemia: Un préstamo para salvar una vida
Una familia rota por deudas, René venía de ello y prometió no acudir a una entidad financiera en busca de dinero. Mas a sus 58 años y al tener un caso severo de Covid-19, no le quedó otra opción



Desesperación, rabia y resignación, todo se siente al mismo tiempo y tiene un común denominador. René es un hombre de 58 años y estar vivo en su caso es una verdadera suerte pero, la deuda que le quedó por recuperar su salud no la imaginó, ni la hubiese querido nunca.
Su rechazo a los famosos préstamos inició hace muchos años atrás, cuando él apenas iba a primaria. Su infancia en un poblado de Entre Ríos estuvo teñida de pobreza, pero esta aún era más miserable cuando su padre llegaba alcoholizado a casa y repartía golpes a quien estuviese enfrente. Aún recuerda que la excusa que siempre usó para justificar sus acciones fue la misma "las deudas lo tenían embromado".
Don René Santos no dejaba que sus hijos coman de más, no había recreos para la escuela y tampoco destellos de memoria que hayan estrenado algo nuevo. El dinero de su trabajo, solo lo administraba él, pues era quien trabaja “para mantenerlos”. Cuanto le dejaba la agricultura, hasta hoy es un secreto, sin embargo, algo de dinero era destinado a su casa, la mitad de seguro para satisfacer sus vicios y quien sabe cuánto para las deudas de las que siempre hablaba.
Los tres niños, incluido René crecieron creyendo que los múltiples préstamos que tenía su padre terminaron destruyendo su familia, se negaron a creer otra verdad. Él fue el hijo menor y el más cercano a su madre. De esa mujer retiene aún en su cabeza un sin fin de recuerdos, pero el que marcó su vida, cuando entre sollozos ella le decía que debía ahorrar, salir de allí, buscar en la ciudad algo, de lo contrario, no tendría futuro.
René no dejó que aquellas palabras cayeran al suelo, desde sus 16 años y frente a todo mal pronóstico migró a Argentina para dedicarse, como miles de sus paisanos, a la agricultura. "Los bolitas son duros" era la frase que siempre le decían sus amigos, pues con él todas las cuentas eran claras, y aunque pensaban que era tacaño por no darse un gusto de vez en cuando, solo quienes conocían su vida, entendían la carga de conciencia que le producía gastar un peso demás.
Algo que quiso suprimir pero no pudo, fue regresar cada año a ver a su madre a Entre Ríos, dentro de su bolso naranja traía muchas bolsas negras pequeñas y bien amarradas, en el interior de cada una de ellas venían sus ahorros anuales mezclados con coca, así evitó los robos en la frontera.
En secreto le daba el dinero a su madre: "es para su casita, guarde bien" le decía mientras la abrazaba, lástima que el sueño de sacarla de allí no se hizo realidad, pues ella llegó a fallecer con cáncer.
Trabajó incansablemente por 32 años en la patria que no era suya, finalmente había reunido el dinero suficiente para comprar un pedazo de tierra y construir su casa, pero lo más gratificante para él, no pediría al banco un financiamiento y una deuda no acabaría con la tranquilidad de su familia o al menos eso pensó.
Cuando decidió volver, su esposa e hijos, desistieron de empezar una vida en Bolivia, es así que él regresó solo, tal cual se había ido con sus 16 años. Con sus ahorros vivía tranquilamente cerca de El Portillo hasta que en abril de 2021 su salud empezó a deteriorarse.
“Yo vivo solo, y al inicio sentía que era un resfrío, no comuniqué a mis hijos, tampoco me daba ganas de ir al doctor, hasta que un día me desmayé porque ya no entraba aire a mis pulmones”. René no alcanzó hablar con nadie, pues ni bien llegó al hospital tuvo que ser inducido al coma porque el Covid-19 había lastimado más del 50% de sus pulmones.
Sus hijos llegaron de manera ilegal al país, y entre recetas de más de cuatro mil bolivianos diarios, los ahorros de toda una vida se fueron. Vendieron varias pertenencias de su padre, al punto de que las escrituras de su casa llegaron al banco para ser hipotecadas y recibir dinero para un tratamiento que duró aproximadamente tres meses.
Por unanimidad decidieron no contarle nada a René, pues conocen su posición ante los préstamos y en su estado de salud no era conveniente añadirle más preocupaciones. Pese a su cautela, él terminó enterándose que ningún dinero fue suficiente para salvarle la vida y allí por los nervios, nuevamente estuvo cerca de la muerte.
Actualmente, con una casa que pagó al contado y ahora se encuentra hipotecada analiza nuevamente su historia, pues no sabe si lamentar la pandemia o la economía, que le llevó a ser deudor a sus 58 años y a aprehender que por más razones que el dinero, las familias se desintegran.
Deudores con diferimiento continúan los trámites
En la actualidad los deudores que fueron beneficiados con el diferimiento de sus cuotas, aún vienen tramitando sus solicitudes de refinanciamiento y/o reprogramación a objeto de beneficiarse del período de prórroga y gracia, en ese marco, una vez pactadas las nuevas condiciones de sus créditos, podrán reiniciar el pago de sus obligaciones durante los últimos meses de la presente gestión o inclusive a inicios del 2022.
En los últimos días, sectores como el transporte público y dirigentes gremiales anunciaron que solicitarán una ampliación de plazos de períodos de gracia y prórroga para reiniciar con el pago de sus créditos que fueron diferidos en la gestión 2020.