Los hidrocarburos siguen siendo claves
YPFB aguarda por una nueva certificación de reservas de gas
El Ministro reveló el fracaso de la política de incentivos para acelerar la inversión y sumar reservas, y se prevé un nuevo plan general que logre incrementar la producción de gas en el país
El vicepresidente de Administración de Contratos y Fiscalización de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Armin Dorgathen, informó de que la estatal tiene previsto culminar en el menor tiempo posible la certificación de reservas hidrocarburíferas del país, misma que se habría tenido que suspender por el efecto de la pandemia.
La certificación de reservas es un instrumento necesario y obligatorio, que permite conocer anualmente el estado de las reservas de gas y petróleo del país, y en base a esa información, tomar las decisiones pertinentes de futuro. A pesar de la obligatoriedad anual, apenas se han conocido cinco en los últimos 15 años de gestión de gobierno.
Hasta mediados de la pasada década, la certificación de reservas era un elemento clave para la planificación de los Gobiernos y las empresas, sin embargo, con la irrupción de las nuevas técnicas de recuperación a través de la fractura hidráulica, ha perdido peso según señalan los expertos.
Certificación a la baja
El ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, reconoció en sede parlamentaria que ha fracasado la Ley de Incentivos y el resto de esfuerzos por incrementar las reservas de gas a través de los métodos habituales y los contratos donde la responsabilidad del pozo fallido recae en la empresa operadora. Ese mecanismo es el que ha impedido que YPFB e incluso sus subsidiarias asuman de forma directa la exploración. La última vez que estos asuntos se han puesto de manifiesto ha sido la pasada semana, cuando YPFB ha asumido la participación de YPF en la exploración de Charagua.
Según la última certificación, las reservas probadas de gas natural que tiene Bolivia llegan a 8,95 trillones de pies cúbicos (TCF), aunque durante el Gobierno de Jeanine Áñez se llegó a hablar de menos de 7 trillones de pies cúbicos.
En general se estima que Bolivia consume entre 0,6 y 0,7 TCF anuales entre las obligaciones del consumo interno, que han ido al alza en los últimos años, y las obligaciones con el mercado brasilero y argentino, que han ido a la baja precisamente por la desconfianza generada sobre la provisión.
Tanto Brasil como Argentina han aprovechado las urgencias de Bolivia en colocar su gas para renegociar los contratos a la baja en los puntos en los que se exigía cierto volumen obligatorio de compra. Brasil pasó de 24 a 14 millones de metros cúbicos y Argentina a 10 en los meses de poca necesidad.
El fracaso de los pozos
La fórmula de cálculo de reservas de gas no tiene que ver solo con lo potencial, sino también con las posibilidades ciertas de recuperación y también de su colocación comercial. En ese sentido, Bolivia tiene problemas con sus mercados pues Brasil y Argentina planean ser autosuficientes en el corto plazo y no se ha logrado un acceso al Pacífico ni por Chile ni por Perú para tratar de ingresar al mundo del Gas Licuado a través de barcos metaneros. A más, los proyectos propios de industrialización del etano y propano se han atrasado y tampoco sirven como expectativa.
Respecto a las posibilidades de recuperación, depende del avance de los trabajos prospectivos. En la última certificación de reservas, Boyuy era un pozo en perforación con altas expectativas de éxito, y lo propio con el Jaguas X6 de Huacareta, que, aunque no había empezado operaciones sí tenía el punto identificado. En la actualidad, ambos proyectos han fracasado, lo que tendrá impacto en la próxima certificación.
Tarija pierde terreno en el negocio
En 2012, el 70 por ciento del gas que se producía en el país era de campos bolivianos. Eran los años en los que San Alberto y San Antonio honraban el contrato con Brasil y Margarita con el de Argentina. Las regalías fluían. Actualmente en Tarija se produce todavía la mitad del que se produce en todo el país, pero las perspectivas tras los fracasos de Boyuy y Jaguar, no son buenas.
Por el momento, salvo las pretensiones en Tariquía, no hay grandes planes sobre el territorio de Tarija.