A raíz de las clases virtuales
Cuadro de estrés se agrava en niños y maestros de Tarija
En el caso de los niños, éstos incluso llegan a convulsionar por padecer estrés infantil, se sacan los cabellos de la cabeza sin darse cuenta, se pellizcan, se muerden las uñas y rehúyen al cambio que sufrió su rutina en la escuela



¿Cuándo se va a callar? Son las palabras de Alejandro frente a un computador. Es un niño de cinco años que cursa la segunda sección de manera virtual en Tarija, su madre señala que es imposible mantenerlo más de 20 minutos en su clase, pues de manera automática empieza a morderse las uñas y mover los pies, “quiero ir al kínder, no así, no me gusta” son sus palabras antes de abandonar la sala y dejar a su madre y maestra sin saber que hacer.
Historias parecidas son las que se viven en muchos hogares del departamento, niñas y niños desmotivados, sin entender por qué la virtualidad los ha alejado de sus paredes coloridas, de sus compañeros y del esperado recreo. Padres de familia han optado por pasar las clases junto a ellos, pero parece no ser suficiente.
Celina Galván, psicóloga en el Hospital Obrero de Tarija, indica que en los últimos meses de este 2021 los casos de estrés, irritabilidad, nerviosismo y depresión aumentaron y la mayoría llega a su gabinete con un común denominador, corresponden a niños pequeños y maestros, ambos grupos ansiosos por las clases en modalidad virtual.
“En el caso de los niños, estos incluso han llegado a convulsionar por padecer estrés” y llegan al gabinete psicológico con sus padres, quienes informan que algunos se sacan los cabellos de la cabeza sin darse cuenta, se pellizcan, se muerden las uñas e incluso se tornan desobedientes específicamente con lo ligado a las tareas y clases.
Según explica la experta, la primera sesión psicológica siempre será junto a los padres, pues junto ellos se podrá determinar la causa que origina el estrés infantil, que en segunda instancia es originado por una disfunción familiar y constantes peleas de las que los niños son testigos. Ante estas situaciones, el menor de edad mostrará otras reacciones, será irritable, desobediente, desconfiado e incluso sumiso
En el caso de los maestros, éstos presentan enfermedades psicosomáticas, que son trastornos donde los síntomas físicos se ven agravados por factores mentales. Galván señala que, pese a que en lo físico y tras exámenes de laboratorio no padecen ninguna enfermedad, están sanos; ellos siguen sintiendo dolor que se manifiesta en úlceras, dolor de estómago, colon irritable, dolor muscular, taquicardia, insomnio e incluso no pueden respirar bien.
La salud mental tomó cierta relevancia en medio de la pandemia de la Covid-19, pues la vida se detuvo para ahondar nuevos cambios que dejaron entrever este tipo de padecimientos que, hasta hoy no reciben la mirada de autoridades para la implementación de políticas públicas que urgen.
En el caso de la Caja Nacional de Salud de Tarija que hasta el 2020 reunía 80 mil afiliados, a la actualidad existe un consultorio de psicología en el Policlínico Lourdes y un segundo en el Hospital Obrero, es decir, dos profesionales que deben darse abasto para atender la multitud de casos que son captados por los médicos de turno.
La situación se repite en el Hospital San Juan de Dios y demás centros de salud, por lo que el Colegio de Psicólogos de Tarija exige a las autoridades entrantes priorizar la salud mental e ítems.
El presidente de esta organización, Nils Puerta, señaló que para cada centro de salud de Tarija y unidad educativa debería existir un gabinete psicológico de atención, pues de esta forma se lograría prevenir casos de violencia y suicidios en menores de edad, quienes son los más afectados.
Piden a autoridades atender la salud mental
Inversión en vidas, priorizar programas educativos de prevención de violencia, tratamientos integrales e ítems, es el pedido del presidente del Colegio de Psicólogos de Tarija, Nils Puerta, a las autoridades de turno ante los altos índices de violencia, depresión y suicidios. Durante el confinamiento este grupo de profesionales dio atención gratuita a la población, según sostiene Puerta, sus teléfonos nunca pararon de sonar y gracias a ello se logró contener a personas que se encontraban en estado vulnerable y situaciones de peligro.