Es la entrada al mundo de las culturas antiguas
Pinos, un destino turístico dormido en la chura Tarija
Pinos, norte y sud, como su nombre lo indica es un lugar en el que las coníferas se destacan entre la variedad de árboles que crecen en la zona debido a la gran cantidad de agua que corre por allí



Pinos es una comunidad de Tarija ubicada a 65 kilómetros de la ciudad, se encuentra al pie de la serranía, donde concluye la reserva de Sama que es la entrada al mundo de las culturas antiguas; pues ahí está el Camino del Inca.
Se trata de una ruta construida hace siglos por los pueblos originarios de una gran parte de Sudamérica y que en Tarija abarca diferentes comunidades. En ese sentido Pinos se constituye en el inicio del recorrido para ir por el Camino del Inca hacia Calderillas y otras comunidades, lugares que conservan vestigios de las culturas antiguas.
Pinos, norte y sud, como su nombre lo indica es un lugar en el que las coníferas se destacan entre la variedad de árboles que crecen en la zona debido a la gran cantidad de agua que corre por allí. Pese a la época seca, el color verde se destaca entre los marrones de la serranía que forma parte de la Reserva Biológica Cordillera de Sama.
Las casas dispersas están separadas unas de otras por sembradíos y bosquecillos de pinos. En el centro de la comunidad un tinglado anuncia la presencia de la escuela. La existencia de la comunidad se remonta a más o menos un siglo, de acuerdo a don Indalesio Torrez, quien nació en 1950 y cuyos padres también nacieron y vivieron toda su vida en Pinos Sud.
“En aquellos años no había escuela y los que querían aprender a leer tenían que pagar para que les enseñen o ir a la escuela en Pampa Redonda”, recuerda don Indalesio quien además es profesor. Él recuerda muy claramente que fue un 26 de junio de 1959 cuando por fin se dotó de un ítem del Tesoro General de la Nación para un maestro que sirviera a la comunidad. Así se fundó la escuela con 18 alumnos.
En cuanto a la infraestructura, habían pasado siete años de la Reforma Agraria y el patrón Jorge Vito Blacud ya no habitaba su casa por lo que allí se instaló la escuela que funcionó en ese lugar hasta 1979, cuando se construyó una nueva infraestructura más al centro de la comunidad. Para ese entonces eran 120 niños los que asistían y ya contaban con cuatro profesores.
En la década del 80 eran 90 las familias que habitaban en la comunidad y hoy hubo un incremento mínimo, pues aumentaron a poco más de 120. La migración es uno de los principales problemas de Pinos. “Se va la gente joven porque aquí no hay forma de producir más, se van a la Argentina y no vuelven porque se establecen allí”, dice don Indalesio.
Problemas
La falta de riego y proyectos para solucionar este problema es una de las principales quejas de los comunarios. “Aquí hay agua, lo que falta es hacer canales, represas para poder regar más cultivos, por eso la gente se va”, señala. La migración alcanza un 60%, pese a lo cual los precios de los terrenos se han incrementado en los últimos años.
“Los que se van a la Argentina y no van a volver son los que venden sus terrenos a gente que viene de fuera y no queda para los de aquí porque no podemos pagar esos precios”, explica don Indalesio.
En la antigua casa del patrón y posteriormente escuela, se ha conservado una pieza que se utiliza como albergue para los comunarios de Calderillas que necesitan descansar y dormir antes de iniciar el retorno a su comunidad. Los turistas vienen y hacen trekking por el Camino del Inca que los comunarios de Calderillas han utilizado desde siempre para traer víveres y otros enseres necesarios de Tarija. “Pinos también podría ser un destino turístico, reflexiona Indalesio, ya que tiene el acceso al Camino del Inca, tiene los chorros de agua y paisajes hermosos”.
Sin embargo, no se ha visto interés de fomentar la actividad turística en esta comunidad.