Los Quijotes, es un tema que maneja muy bien
El arte de Huarachi, uno de los acuarelistas más famosos del sur
Este pintor se hizo famoso por su trabajo en acuarela, pero sobre todo por sus obras sobre el afamado Quijote de la Mancha. Nació en Potosí y el segundo de ocho hermanos



Benito Huarachi es uno de los artistas más reconocidos del sur del país, nacido y criado en Potosí, pero gran parte importante de su vida hecha en Tarija. Este pintor se hizo famoso por su trabajo en acuarela, pero sobre todo por sus obras sobre el afamado Quijote de la Mancha.
Huarachi García nació en Potosí el 3 de abril de 1959. Hijo de Martín Huarachi y Victoria García, es el segundo de ocho hermanos, realizó sus primeros estudios en la Escuela “Juana Azurduy de Padilla” de Quechisla y los secundarios en el Colegio Industrial “José Manuel Ayllón” de Telamayu.
Una vez que se traslada con sus padres a la ciudad de Tarija, ingresa a la Escuela Municipal de Artes, donde egresa con distinciones. Se casó con doña Clara Paniagua, con quien tuvo cuatro hijos: Richard, Elvia, Benjamín y Clara Liz. Cuenta que, desde muy temprana edad, había visto una y otra vez a su padre dibujar en cuanta cartulina o papel tenía a mano; dibujos que los hacía a lápiz o tinta china, y que una vez terminados, don Martín los enmarcaba de la mejor forma posible y los pegaba en las paredes de la casa.
Éste fue el primer impacto artístico de Benito Huarachi, luego en la escuela y el colegio, hizo lo propio, ilustraba sus cuadernos con esmero y arte. Durante sus estudios en la Escuela de Arte, se embarcó en la copia de “El Rapto de los hijos de Leucipo” de Rubens, luego haría otras réplicas hasta encontrar su propia identidad, escogió la acuarela y trabajó bastante en ella hasta perfeccionar la técnica.
No es sencillo referirse a sus exposiciones individuales y colectivas, pues son numerosas y se presentaron tanto en la ciudad como en las capitales del país. De hecho, muchas de sus obras se encuentran editadas en revistas y tarjetas postales. Cuando se cita a Huarachi como uno de los artistas plásticos más destacados del sur del país, es justo mencionar que ostenta este título por ser parte del terceto de acuarelas, ocupando un sitial importante junto a los artistas Rubén Vaca y Willy Loza. Además, comparte méritos con artistas contemporáneos como René Subelza Delgado, Carlos Alberto Zenteno, Cimar Aguirre; cada uno de ellos con su estilo e identidad propia.
En las pinturas de Benito Huarachi, la combinación de los colores, se da el gradiente mágico, que, a manera de destellos de ideas y recuerdos, su obra se desplaza en tonos, como la cadencia de la danza, busca la coreografía y el color, combinando con el claroscuro, impacta la imaginación y los sentidos. Algunas de sus obras, son fruto de sus desvelados sueños.
Los Quijotes, es un tema que maneja muy bien, se adentra en el caballero de la triste figura y lo ubica en su época o lo transporta a la patria donde pertenece, la imaginación, irrealidad que conjuga con la belleza; probablemente, desde que saliera la primera parte de las Aventuras del ingeniero Hidalgo en 1605 y, diez años después la segunda parte, este singular personaje ha sido dibujado, pintado, tallado, cincelado, cantado, etc, y, como imán de la buena suerte, dio la gloria a muchos de sus mentores.
En tal medida, Benito Huarachi se destacó por sus relevantes representaciones del Quijote y Sancho panza, su fiel escudero. Pero, la proyección del pintor viene de muy atrás, cada una de sus exposiciones es una reafirmación de su fortaleza interior y de su capacidad creadora.
Los quijotes de Huarachi
En su amplia carrera de pintor, se vincula con los escritores, tiene en su haber un sinnúmero de tapas de libros e ilustraciones de textos y revistas. El año 2010, fue distinguido públicamente con la “Medalla de Oro del Bicentenario”, su pintura alusiva al antiguo Cabildo de Tarija fue ponderada y puesta como icono en las gigantografías, boletines, trípticos y spots publicitarios del bicentenario. Pero no sólo los quijotes inspiraron a Huarachi, sino también la temática regional se vierte en sus telas, allí donde concurre el pasado con visión de presente, y lo contemporáneo hacia la leyenda.
“Rescato la Tarija antigua, el paisaje rural, aunque tengo obras con tendencia modernista en una colección de quijotes”, reconoce.
Diariamente a las 06.00 de la mañana Benito busca captar la luz en los paisajes que plasma es por ello que no pierde ocasión de esperar una buena salida del sol o un ocaso que le brinde la oportunidad de realizar su mejor obra ya que siempre busca superarse.
Aires de fiesta de Huarachi
Uno de los momentos más desalentadores en su profesión artística fue en el año 1987, pues Benito dejó de pintar desanimado ante la poca respuesta y valoración artística en Bolivia, pero volvió a retomar los pinceles inspirado en las palabras del acuarelista boliviano y su más admirado amigo, Ricardo Pérez Alcalá, que aseguró en un documental que le hicieron en México que cuando una persona crea belleza al final los adversarios no podrán resistirlo. “Este don no lo tiene cualquier, somos pocos los artistas que realmente consideran indispensable su oficio”, finaliza.
Uno de los últimos quijotes de Huarachi