La conectividad no es solo aprender a usar herramientas ni los programas
NANUM y el reto de dar al Chaco acceso a internet
Un estudio del IICA revela que un 71% de esta población urbana cuenta con opciones de conectividad, ante menos de un 37% en la ruralidad, datos que ponen en evidencia la brecha digital



¿Para qué usarías el internet? Es la pregunta que le hacen a los cientos de niños, jóvenes y mujeres que viven en el Gran Chaco Americano y que buscan mayor conocimiento de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). No solo para mantenerse conectados y mejorar su comunicación, si no para potenciar su productividad y ser agentes de cambio. A eso apunta el Proyecto NANUM Village, una iniciativa que se aplica en Bolivia, Argentina y Paraguay, países que comparten el Gran Chaco Americano.
Gertrudis Plata Olivera vive en El Chañar, en el municipio de Villa Montes, y se dedica al reciclado de plástico y el “hule chicle”, el mismo que, junto a sus compañeras, luego transforma.
Considera que el acceso al internet le dará más oportunidad de vender sus productos y de contactarse con las personas que tienen los insumos que recicla.
“Nosotros hacemos las canastas, las casitas de perros, muchas cosas que podemos ofrecer o que también podemos aprender”, menciona Gertrudis, quien forma parte de un grupo de mujeres que busca ampliar sus conocimientos sobre el uso de aplicaciones y plataformas que les ayuden a una mejor integración.
A eso apunta NANUM, que propone soluciones que ayudarán a reducir el aislamiento, fortalecerán las capacidades de las mujeres y sus organizaciones procurando el aumento de sus ingresos.
La brecha de la conectividad
El estudio, “Conectividad Rural en América Latina y el Caribe-Un puente al desarrollo sostenible en tiempos de pandemia” elaborado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) ofrece un panorama sobre la situación de la conectividad rural en la región. Revela que un 71% de esta población urbana cuenta con opciones de conectividad, ante menos de un 37% en la ruralidad. “Una brecha de 34 puntos porcentuales que mina un inmenso potencial social, económico y productivo”, asegura la publicación.
“Entre un hombre blanco de clase media y una mujer indígena rural hay una brecha digital y una brecha de todo, entendiendo que el internet y la conectividad permiten acceder a otros derechos partiendo del enfoque de derechos humanos y entendiendo que es un derecho en sí mismo el poder participar en un mundo digital”, señala antropóloga Naty Zlachesky, quien recalcó que la conectividad no es solo aprender a usar herramientas ni los programas, es la inmersión a una nueva cultura y espacio, un acompañamiento, bajo el entendido que todo lo que se aprenda tome en cuenta el punto de partida, el sentido y significado que tiene para las personas involucradas.
NANUM Mujeres Conectadas está avanzando en la culminación de un diagnóstico completo y complejo que ayudará a abarcar todos los aspectos de alfabetización digital dentro de un proceso de retroalimentación entre el conocimiento nuevo de las TIC hacia las comunidades y el saber desde la comunidad para que éste pueda ser incorporado y compartido a través de las herramientas y metodologías.
Un ejemplo que buscan ampliar en 40 comunidades
En el Gran Chaco el uso de la tecnología ya tiene un antecedente, cuyo impacto es relevante a nivel trinacional. Se trata del Sistema de Alerta Pilcomayo que fue fortalecido en el marco de Gran Chaco PROADAPT. Ahí el uso de las TIC es elemental para el monitoreo colaborativo entre Bolivia, Argentina y Paraguay, generando datos diferenciales desde la experiencia en el territorio.
“La posibilidad de hacer un uso estratégico de las TIC favorece al derecho de la conectividad permitiendo hacer uso en red colectiva, acceder al mercado desde lo productivo y habitar un mundo digital que tiene sus códigos y reglas”, afirma Florencia Iacopetti, coordinadora general de NANUM Mujeres Conectadas.
La iniciativa se emplazará en 40 comunidades de la región del Gran Chaco Americano con foco en acciones que potencien la conectividad, la innovación y la formación bajo un tejido de alianzas estratégicas con organizaciones e instituciones que sumen esfuerzos y logren un impacto más importante en las mujeres y jóvenes involucrados.